Bases por Destructores
Marineros americanos y británicos inspeccionando cargas de profundidad. Al fondo tres destructores de la clase Wickes entregados en el acuerdo de bases por destructores
El Tratado de Bases por
Destructores fue un acuerdo firmado el 2 de septiembre de 1940, entre Estados
Unidos y el Reino Unido por el que se realizó una transferencia de 50
destructores de la armada de los Estados Unidos a cambio de los derechos de
propiedad sobre diversas posesiones británicas repartidas por todo el mundo.
Los destructores, todos pertenecientes a las clases Caldwell, Wickes y Clemson,
si bien no estaban totalmente obsoletos sí que podrían definirse como
anticuados.
La Segunda Guerra Mundial comenzó
en septiembre de 1939 y si bien en el frente occidental se desarrolló la
denominada drôle de Guerre o guerra falsa, con las hostilidades terrestres
entre Francia y Reino Unido y la Alemania de Hitler reducidas a la mínima
expresión, se observó desde un primer momento que la principal actividad
enemiga contra los intereses de Gran Bretaña se libraría en el mar, y más concretamente
mediante la guerra submarina. Tras la Batalla de Francia en mayo-junio de 1940
y la posterior derrota total del país galo, Gran Bretaña y con ella su
insularidad se halló completamente sola ante Alemania.
Desde principios de junio, tras
la evacuación de Dunquerque, Francia, dentro de la operación Dynamo, la Royal
Navy se encontró en una situación clara de necesidad inmediata de naves y más ante el deber de proporcionar escolta a
los convoyes que estaban o estarían abasteciendo todos los suministros
necesarios para el país. Los submarinos alemanes comenzaban a ejercer mayor
presión creciente sobre dicho suministro de recursos esenciales en el esfuerzo
de guerra británico.
A pesar de la existencia de un
cierto sentimiento de simpatía ante la difícil situación del Reino Unido, el
plebiscito público sobre el aislacionismo americano impidió que el país se
involucrase en “another European war” - otra guerra europea. Reflejando esa realidad, el Congreso firmó el
decreto de neutralidad tres años antes del comienzo del conflicto. Por último,
el presidente Franklin Delano Roosevelt se hallaba mediatizado por la cercanía
de las próximas elecciones presidenciales en otoño de 1940, cuando sus
detractores le acusaban día tras día de tener una actitud a favor de la posible
entrada de América en la guerra.
Con tropas alemanas progresando
rápidamente en Francia, muchos políticos en el gobierno de los Estados Unidos,
se convencieron de la derrota inminente de Francia y del Reino Unido. Estados
Unidos, a través del embajador británico Philip Kerr, realizó una propuesta de
arrendamiento al Reino Unido por los aeródromos existentes en posesiones de
ultramar britanicas como Trinidad, Bermudas y Terranova. El Primer Ministro
Winston Churchill inicialmente rechazó
la oferta el 27 de mayo, sobre todo porque el Reino Unido no recibía
ninguna contraprestación por un posible intercambio. El 1 de junio, mientras la
derrota de Francia era casi segura, el Presidente Roosevelt pasa por alto la
ley de neutralidad de su país al proponer
la autorización y el envío al Reino
Unido " de varios millones de armas y municiones que se encontraban en
"superávit", sin embargo Roosevelt rechazó las peticiones de
Churchill hacia los destructores.
En agosto, mientras el Reino
Unido se encuentra sólo frente a Alemania, el embajador de los Estados Unidos
en Londres, Joseph Patrick Kennedy, informó que una derrota británica es
"inevitable". Tratando de convencer a Roosevelt la cesión de los destructores, Churchill advirtió al
presidente norteamericano que si el Reino Unido era derrotado, sus islas
coloniales situadas cerca de las costas de Estados Unidos podrían convertirse
en una amenaza directa si cayeran en manos de los alemanes.
Un mes más tarde, el 2 de
septiembre de 1940, mientras se intensifica la batalla de Inglaterra, el
Secretario de Estado estadounidense Cordell Hull firma un acuerdo para la
transferencia de los 50 destructores a la Royal Navy con fecha en vigor para al día siguiente. A cambio, a los
Estados Unidos se les otorgó la facultad del establecimiento de bases navales o
aéreas en diversas posesiones británicas por medio de contratos de
arrendamiento establecidos por un período de 99 años y con condiciones de pago
gratuitas.
Bases.
Las bases utilizadas por los
Estados Unidos estaban localizadas en:
- Costa este de Bahamas.
- Costa sur de Jamaica
- Costa occidental de la isla de santa Lucía.
- Costa oeste de Trinidad
- Antigua
- Guayana británica
Cabe reseñar el caso concreto de
los derechos establecidos sobre las bases aéreas y navales en Bermudas y
Terranova. Estas dos localizaciones no estaban dentro de acuerdo de destructores
por bases, sin embargo, los dos territorios eran vitales para el transporte de mercancías
través del Atlántico ya que estas bases permitían la partida segura de los
convoyes. si bien un ataque enemigo resultaba muy poco probable, esta
posibilidad no podía descartarse y Gran Bretaña por tanto debía destinar
guarniciones en sendas localizaciones. El acuerdo permitió al Reino Unido
traspasar parte de esa responsabilidad a los Estados Unidos liberando de esta
forma tropas que serian desplegados en otros lugares donde su presencia era más
necesaria.
Destructores
El USS 184 Abbot posteriormente HMS Charlestown.
Un destructor de "cuatro chimeneas".
Los 50 destructores entregados en el acuerdo
se les cambió el nombre una vez fueron comisionados dentro de la Royal Navy.
Como todos recibieron nombres de ciudades tanto del Reino Unido como de los
Estados Unidos, se renombró la clase como Clase Town. También fue conocida como
los destructores de 1200 toneladas, así
como de cubierta nivelada o los cuatro gaiteros debido a ser destructores de
cuatro chimeneas.
MAyoritariamente estas 50 naves fueron destinadas a la protección de convoyes ante los
ataques submarinos. Siete de ello no fueron directamente a engrosar la lista de
navíos de la Royal Navy sino que tuvieron como destino la armada canadiense.
Posteriormente, con la entra de la URSS en la guerra, alguno de ellos fue
transferido a la armada soviética, concretamente nueve unidades. Respecto a su
destino, la mayoría sobrevivieron a la guerra pero por supuesto siendo su
misión primordial la escolta antisubmarina algunos, seis de ellos exactamente,
fueron hundidos por torpedos lanzados por sus adversarios. Sin embargo, el
destructor más famoso de la clase tuvo un destino singular. Participó en una de
las acciones de comando con mayor notoriedad de la Segunda Guerra Mundial; la
incursión sobre el puerto de Saint Nazaire y la posterior destrucción del dique
seco gracias al sacrificio del propio destructor, concretamente el HMS
Campbeltown, anteriormente denominado USS Buchanan.
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