La recuperacion sovietica de 1942. II
Proviene de La recuperacion sovietica de 1942. I
General Yeremenko en una reunión del Stavka
Ante la insistencia de Voronov,
general experto en artillería, el componente de apoyo artillero en las
divisiones de fusileros también fue reducido a un regimiento de artillería, el
restante fue retirado para su uso en formaciones de "artillería
estratégica", a nivel de cuerpo o de ejército. La mayoría de los cambios
organizativos a niveles superiores en el Ejército Rojo fueron obligados en
cierta manera por la crónica escasez de comandantes experimentados o
capacitados de alta graduación. La escasez era debida en parte a las purgas de
Stalin, pero las pérdidas en el frente y la rápida expansión del Ejército Rojo
con la formación de decenas de nuevas divisiones y brigadas lógicamente también
fueron factores contribuyentes d estos cambios. Como resultado, los Frentes se vieron
ante la necesidad de crear formaciones más fácilmente manejables por inexpertos
comandantes de rango medio. Esto exigencia se logró mediante la disolución
constante de los Cuerpos de Ejército y así a finales de 1941 solo quedaban seis
de estas formaciones frente a las 62 de un primer momento. Los Ejércitos,
reasignados como "Ejércitos de Fusileros", fueron reducidos en tamaño
a cinco o seis divisiones con alguna brigada acorazada agregada y el apoyo de
la artillería de reserva estratégica.
Por debajo del nivel del
ejército, la falta de comandantes experimentados o capacitados y el largo plazo
de tiempo necesario para crear nuevas divisiones de infantería llevaron a la
necesidad de crear pequeñas unidades de combate autónomas. La solución, que
persistió durante el año 1943, fue la brigada de fusileros. Inicialmente fue
una formación creada ad-hoc, basada en un regimiento de fusileros con la
adición de unidades de artillería agregadas. 250 brigadas de fusileros fueron
creadas el primer año de la guerra y ya en el verano de 1942 su estructura
había sido formalizada a cuatro batallones del fusileros, un batallón de
artillería con doce cañones regimentales de 76mm, un batallón antitanque con
doce cañones de 45mm, un batallón con ocho morteros pesados de 120 mm y una
compañía independiente de subfusiles. Con un poco más de 5.000 efectivos, estas
brigadas se habían convertido de facto en equilibradas "medias
divisiones", con un estado mayor provisto de unidades de transmisiones,
reconocimiento, ingenieros y transporte orgánico.
En un esfuerzo para compensar la
destrucción casi total de la fuerza acorazada soviético en los primeros meses
de la guerra, el Ejército Rojo aumentó de forma considerable las fuerzas de
caballería durante este período. Basada en una estructura casi minimalista de
división de caballería de tan sólo 2.600 hombres estas fuerzas, utilizadas en
combate como infantería ligera móvil, ofrecieron a los comandantes soviéticos
un grado de movilidad operacional que simplemente no estaba disponible al
desaparecer casi por completo las formaciones mecanizadas. El resultado del
conjunto de estos cambios estructurales introducidos durante la segunda mitad
de 1941 dio un Ejército Rojo donde tanto grandes unidades como el Ejército como
sus unidades subordinadas podrían ser más eficientes bajo el mando de un pequeño
número de comandantes obligados a trabajar con el personal de los estados
mayores de inexpertos cuarteles generales.
Durante el primer período de la
guerra, el Ejército soviético estaba en una curva de aprendizaje y por
desgracia las lecciones fueron asimiladas pagando un precio elevado. Sin
embargo, de forma constante, por medio de la experiencia, adoptando y adaptando
las distintas circunstancias acaecidas en el día a día de cada batalla, la
efectividad de las unidades de combate soviéticas comenzó a ir in crescendo. A
su favor, Stalin incluso estuvo dispuesto a aprender de sus propios errores.
Después de "colocar" a una serie de agentes de NKVD, políticamente
leales, en posiciones de mando de combate y demostrar ser una práctica
realmente desastrosa, se produjo una evolución hacia un sistema más
meritocrático de promoción que premiaba la perceptiva estratégica y la eficacia
táctica, por lo que la frecuencia de cambios a nivel de mando de unidades
superiores comenzó a ser cada vez menos frecuente, llevando en consecuencia un
aumento de las probabilidades de victoria.
Mariscal Zhukov
Las capacidades de mando de
comandantes como Zhukov y Vatutin, Voronov, Vasilevsky, fue reconocido desde el
principio. Otros generales como Rokossovsky, Tolbukhin y Konev y Malinovsky,
considerados a priori competentes para mandos moderadamente altos antes del
estallido de las hostilidades, debían demostrar dicha teórica capacidad
excepcional para el comando al más alto nivel. Otros, como Cherniakhovsky,
Katukov, Grechko y Pliev, a través de su capacidad demostrada en el campo de
batalla, surgieron de la relativa oscuridad de antes de la guerra para
convertirse en destacados altos mandos. Hubo muchos otros, como el general de
división M T Romanov cuya 172ª División de Fusileros llevó a cabo una defensa
hábil y decidida en Mogilev en julio de 1941, cuyo potencial pudo ser
visualizado antes de que fueron muertos o capturados en los primeros meses de
la guerra. El propio Stalin finalmente y de forma gradual llegó a reconocer que
sus generales a menudo sabían mejor que él lo que se necesita para ganar una
campaña, y pasó cada vez más a confiar en el juicio de su estado mayor que en
el suyo propio.
Resultado final; victoria en Berlin
En resumen, la URSS comenzó las
hostilidades con un ejército descomunal en número de efectivos y equipo pero mal dirigido en términos
operacionales y estratégicos. Las purgas del año 1937 del alto mando lastraron
de forma contundente las capacidades de combate de las fuerzas armadas soviéticas.
Solo con la asimilación de las experiencias de combate, eso sí pagando un
precio elevadísimo en ingentes pérdidas de material y por supuesto humanas con
centenares de muertos, heridos y prisioneros, pudieron revertir la situación. La
introducción y/o mejor empleo del nuevo armamento, la reestructuración de las
unidades y la decisión de dejar tomar las decisiones militares a las mentes más
capacitadas junto con la inmensa reserva de hombres y la considerable capacidad
industrial del país llevó a la Unión Soviética a la victoria final. De todas formas,
debe tenerse en cuenta que incluso después de la recuperación soviética y la
toma de la iniciativa tras Stalingrado y Kursk, el Ejército Rojo si bien no perdió
nunca el empuje de la victoria siguió empleando tácticas de combate muy
discutibles, al enviar al ataque miles y miles de soldados, sufriendo un ratio
de bajas que en cualquier otro país serian inaceptables salvo en la URSS, donde la abrumadora superioridad numérica y el
sistema de gobierno autoritario si lo permitió.
Muy interesante el artículo
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