La importancia estratégica y
logística de Irak en la Segunda Guerra Mundial
Irak fue durante la Segunda
Guerra Mundial una región de gran importancia estratégica para los aliados, más
concretamente en 1941 y sobre todo para Gran Bretaña, por varias razones. En
primer lugar, junto con Irán, el territorio mesopotámico era en esos momentos la región que suministraba
combustible a todas las unidades británicas exceptuando el proveniente de América. Sin
embargo a principios de 1941, el continuo apoyo de los Estados Unidos al
esfuerzo bélico de Reino Unido no se había convertido en una activa
involucración total dentro de la guerra. Si Irak pasaba a manos enemigas y por
cualquier razón los Estados Unidos no pudieran suministrar combustible a Gran
Bretaña, esta última se vería obligada a pedir una ignominiosa e inimaginable paz
con Alemania.
Mapa mostrando los distintos oleoductos del Oriente Próximo
Desde Irak dos importantes
oleoductos transportaban combustibles desde Kirkuk hasta el Mediterráneo
recorriendo alrededor de 1200 millas. Un único oleoducto partía de Kirkuk hasta
Hadita en el Éufrates donde se bifurcaba con un ramal que atravesando Siria
llegaba hasta Trípoli y otro que dirección suroeste atravesando Transjordania
llegaba hasta Haifa. Se instalaron estaciones de bombeo a intervalos regulares
para permitir el flujo continuo de petróleo por cada oleoducto. Entre Kirkuk y Hadita
las estaciones fueron numeradas como K1,
K2… y así sucesivamente; desde Hadita las estaciones de bombeo de los dos
ramales del oleoducto principal tuvieron una nomenclatura similar, tomando la
inicial del destino como referencia, así fueron numeradas como T1, T2 y T3 las
de la bifurcación norte y H1 H2 y H3 las del oleoducto con destino Haifa. Las
estaciones de bombeo fueron ocupadas lógicamente por personal de mantenimiento
creando verdaderos oasis en el desierto, conteniendo un pequeño puesto fortificado,
acomodación para el equipo técnico así como un generador de electricidad. Tras
la caída de Francia en junio de 1940, los británicos cortaron el oleoducto que
atravesaba Siria y llegaba a Trípoli y planearon la destrucción del los
oleoductos si Alemania llegara a tomar el control de Turquía y siria. La
principal vía de salida del petróleo iraní era la gran refinería de Abadan, a
treinta millas al sureste de Basora en el Shatt al-Arab, el río navegable que
se forma tras la conjunción de los ríos Tigris y Éufrates.
En segundo lugar, la posesión del
petróleo iraquí denegaba esta primordial materia prima a Alemania. Hay que
tener que la relativa pequeña producción de crudo de Oriente Medio en 1940 en proporción
al predominio de la síntesis de combustible por parte de los Estados Unidos, en
manos de los alemanes sería suficiente para suplir perfectamente sus
necesidades. En 1941, la única fuente de petróleo para Alemania era Rumanía y
el proveniente del comercio con la URSS, pero ya estaba comenzándose a ver que
las necesidades germanas de combustible a corto y medio plazo iban a ser mucho más
altas. Ciertamente, la obligación de asegurar los campos petrolíferos del Cáucaso
seria un factor significativo a la hora invadir en un futuro próximo la Unión Soviética
y denegar el acceso al petróleo a Alemania fue un factor crítico en el plan de
contingencia británico durante 1940 y 1941.
Depositos de combustible en Haifa
En tercer término, la perdida de
Irak en esos precisos momentos podría haber proporcionado un significante
rebrote psicológico del nacionalismo árabe en Oriente Medio. Irak era desde
finales de los años 30 el santuario de una nueva y activa clase de militancia
del nacionalismo árabe que abogaba tanto por desbaratar los planes de
instauración de un hogar judío en Palestina como la creación de un nuevo y unificado
estado árabe proveniente de la descomposición del Imperio Otomano en 1918. Si Gran
Bretaña sufriese una derrota en Irak, este sentimiento nacionalista podría extenderse tanto física como políticamente a
Palestina y Egipto, pudiendo ocasionar una oleada de episodios de inestabilidad
en la zona y por consiguiente reaccionar ante amenazas, tanto internas como
externas con mucha mayor dificultad. Palestina ya había sufrido episodios de revueltas
árabes entre 1936 y 1939, mientras en Egipto existía un número suficiente de
nacionalistas dispuestos a preparar revueltas contra los británicos. La perdida
de Irak al mismo tiempo que Rommel atacando Egipto desde el oeste, podría
suponer el impulso necesario para expulsar a los británicos de Egipto al mismo
tiempo con todas las implicaciones negativas que supondría para los aliados la pérdida
del canal de Suez.
La cuarta razón estratégica del
control de Irak por parte de los británicos implicaba que su perdida podría
amenazar Egipto desde el flanco noreste a través de Turquía, Siria y Palestina.
Siguiendo al colapso de Francia en junio de 1940, Siria permanecía bajo control
del gobierno de Vichy de tendencia clara hacia los alemanes, y la neutralidad
de Turquía, no permanecería intacta si Irak estuviese en manos del Eje y Siria como se ha comentado bajo el régimen
de Vichy, ante un ataque determinado de Hitler con intención de tomar el canal
de Suez desde Oriente Próximo. A finales de 1940 Gran Bretaña estaba temerosa
en gran medida de esta posibilidad.
Por último y no por ello menos
importante, la pérdida de Irak cortaría la vital línea de comunicación entre el
Mediterráneo e India y la crucial ruta de suministro a Palestina desde el este
si Egipto al final caía en manos de Rommel.
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