Las
tropas japonesas siguieron manteniendo la presión el 12 de febrero. La 5ª
División, apoyada por tanques, continuó al ataque por la carretera que va desde
Bukit Timah hacia la ciudad de Singapur. Este sector estaba ocupado por una
maltrecha brigada de la 18ª División británica, denominada fuerza Massy. A la
izquierda de la 5ª división, la División de Guardias Imperiales ocupó los tres
embalses en el centro de la isla y comenzó a presionar el perímetro alrededor
de Singapur desde el norte y noreste. La 18ª División continuó su avance a lo
largo de la carretera de Holanda y a lo largo de la costa sur de la isla contra
las defensas de la 22ª Brigada australiana, la 44ª Brigada India y en la costa
contra la 1ª Brigada Malaya, que entró en combate por primera vez. Contra esta
presión, Percival decidió retirarse al perímetro final creado alrededor de la
ciudad misma. Esta retirada se inició alrededor del mediodía del día 12 y
completada por la noche.
Por
la mañana del 13, los británicos sostenían un perímetro que se extendía 28
millas alrededor de Singapur. La fuerza de combate de las distintas brigadas
británicas se había visto reducida considerablemente; así por ejemplo, la 22ª
Brigada australiana solo disponía de 800 hombres capacitados y la 44ª Brigada
India, 1.200 hombres. En esos momentos,
la moral británica estaba por los suelos. Ya de forma clara, se era consciente
de que no existía ninguna posibilidad de defensa de la ciudad y las llamadas a
la resistencia por última vez no estaban teniendo ningún efecto. Aunque hubo circunstancias
de tropas británicas manteniendo su
posición, como el caso de la 22ª Brigada australiana a lo largo de la carretera
de Holanda, la manifestación más evidente de la quebrada moral fue una
propensión continua a retirarse. El día 12, el gobernador dio órdenes de volar
por los aires la estación de radio de Singapur y de quemar todos los documentos
comprometedores. Sin ninguna confianza en sus líderes, parte de las tropas de
retaguardia comenzaron a desertar e incluso a darse episodios de saqueo,
mientras algunos soldados subían a pequeños botes para escapar o intentaban
embarcar en barcos que estaban zarpando de área portuaria.
Tropas japonesas desfilando por las calles de Singapur.
Capitulación.
La
escala del programa de demolición británico fue en aumento tal y como la caída
de la isla parecía ser inminente. Fueron incendiadas las reservas de caucho y
destruidas las fundiciones de estaño, sin embargo, las demoliciones realmente
se vieron entorpecidas por los trabajadores y propietarios de algunas plantas
de producción. Algunas instalaciones fueron exentas de destrucción para no
llegar a niveles de desmoralización insoportables, por lo que a nivel general
la pérdida de equipo militar útil e
instalaciones industriales fue incompleta. En la tarde del 13 de febrero,
Percival celebró una conferencia con su principal personal de estado mayor y
con los comandantes de unidad. Todos los presentes coincidieron en que un
contraataque no tenía esperanza de éxito, y tanto Heath como Bennett abogaron
por la rendición.
Percival
se resistió ante esta situación, pero más tarde tuvo que admitir ante Wavell
que cualquier tipo de resistencia probablemente iba a durar tan sólo un día o
dos. En la noche del 13 al14 febrero, se ordenó a los últimos buques y
embarcaciones de navegación marítima abandonar el puerto y dirigirse a Java y Sumatra con 3.000 evacuados a bordo.
El ímpetu de los ataques japoneses se redujo el día 13, a excepción del sector
de la 1ª Brigada Malaya. La presión japonesa en la parte occidental del
perímetro aumentó el 14 de febrero. Al final del día, la 18ª División japonesa
se hallaba a 2,5 km. de los arrabales meridionales de la ciudad. En el centro,
la 5 º División, apoyado por tanques, progresó desde la carretera de Bukit Timah alcanzando las zonas residenciales
a las afueras de la ciudad. En el este, la penetración nipona fue de menor
amplitud pero al final del día ya era total. Para dificultar más la situación,
Percival fue informado durante la mañana del 14, por el Director General de
Protección Civil que el colapso en el abastecimiento de agua de la ciudad era
inminente. Otra reunión con las autoridades municipales más tarde indicó que la
situación del abastecimiento de agua había mejorado ligeramente. Con flema
británica Percival indicó a Wavell ante los vaivenes de esta situación que el
agua no había cambiado su intención de luchar contra él.
A
pesar del aliento de Wavell para continuar el combate, la situación de Percival
se estaba volviendo cada vez más peligrosa. Existía aproximadamente 1 millón
personas hacinadas en la ciudad, y con las restantes tropas de la guarnición
separadas en las afueras de la ciudad, los japoneses siguieron bombardeo la
ciudad desde tierra y aire. Este hecho provocó graves bajas entre la indefensa
población civil y también entre los abarrotados hospitales y otras instalaciones
utilizadas temporalmente como establecimientos sanitarios para el tratamiento
de heridos. Al día siguiente, Percival se vio obligado a aceptar lo inevitable.
En una reunión con su estado mayor a las 09:30 h., se informó que la situación
del agua potable era extrema, esperando un colapso total del suministro en
menos de 24 horas.
El teniente general Arthur
Percival y sus oficiales momentos antes de rendir sus tropas en Singapur a los
japoneses.
Los
niveles de alimentos eran adecuados, así como las municiones para armas
ligeras, pero la escasez de combustible y munición pesada ya era evidente.
Percival esbozo la situación como una elección entre un contraataque para
recuperar el control de los reservorios de agua o una rendición inmediata. Con
la posibilidad de un contraataque era claramente imposible, solo la
capitulación. Cuando en un telegrama recibido por la mañana Wavell otorgó
permiso a Percival a entregar la ciudad si sentía que ya no era posible seguir
luchando, Percival planeó poner fin a la resistencia. Por consiguiente, a las
17:15 h. del febrero, Percival y su jefe de estado mayor siguieron las
instrucciones japonesas y se dirigieron a la fábrica Ford en Bukit Timah para
reunirse con sus homólogos japoneses. Yamashita exigió una rendición
incondicional ante el reacio Percival, bajo la amenaza de nuevos ataques,
Percival aceptó estas condiciones tras una discusión de 55 minutos. La
rendición se firmó a las 18:10 h. siendo efectiva a partir de las 20:30 h. de
esa noche. Terminó de esta forma la campaña de 70 días duración por Malasia y
Singapur, con una de las mayores derrotas militares en la historia británica.
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