Los Rangers de Darby en 1942.
Insignia de hombro del 1º Bón Ranger (Rangers de Darby)
Inicios
Los primeros asaltos de cierta
entidad contra la Fortaleza Europa no se produjeron en las costas de la Europa
occidental, sino en el Mediterráneo. Nada mas entrar Norteamérica en guerra,
los líderes estadounidenses comenzaron a presionar en dirección de llevar a
cabo un asalto directo a través del Canal de la Mancha. Sin embargo, hasta 1942
y gran parte de 1943, cedieron a las no infundadas preocupaciones británicas
sobre la preparación de las fuerzas aliadas en logar éxito ante una misión de
tanta magnitud y aceptaron esfuerzos menos ambiciosos contra la denominada
"blanda panza" de la Europa dominada por el Eje, es decir, el
Mediterráneo. Sin embargo, dicho suave vientre demostró ser una cáscara dura,
ya que los ejércitos aliados, después de expulsar a los alemanes e italianos
del norte de África y Sicilia, avanzaron lentamente contra una tenaz defensa
alemana desplegada en el terreno beneficiosos de las escarpadas montañas de la
península italiana. En este teatro de playas arenosas y montañas pedregosas
bordeadas por las plácidas aguas del Mediterráneo, las fuerzas norteamericanas
descubrieron de igual forma la necesidad el uso por primera vez de fuerzas
especiales como un entorno favorable para dicho despliegue.
Antes que los Rangers del
Ejército pudieran realizar las diversas operaciones especiales en el curso de la
guerra, es obvio reseñar sus orígenes. Estos provienen de una formación provisional
creada ex profeso por el mismo Jefe de Estado Mayor para remediar la falta de
experiencia de combate del Ejército presente durante los primeros meses de 1942. Cuando
Marshall visitó Gran Bretaña en abril, para instar a una invasión a través del
Canal, se reunió con el almirante Lord Louis Mountbatten, el carismático jefe
de operaciones combinadas británicas para luego visitar el centro de
entrenamiento de comandos en Escocia. En el programa de incursión de comandos
de Mountbatten, Marshall percibió un medio útil para proporcionar a los
soldados estadounidenses al menos algo de experiencia en combate. En esta
direccion, el Coronel Lucian K. Truscott se reunió con militares británicos
para determinar la mejor manera de cumplir este objetivo. Posteriormente,
Truscott recomendó la formación de una unidad de comando estadounidense que
llevaría la designación de Ranger. Bajo el concepto de Truscott, la mayoría de
la fuerza nominal de esta unidad estaría formada por soldados agregados
temporalmente a esta nueva fuerza para posteriormente regresar a las unidades de
origen con la experiencia adquirida
después de varios meses de operaciones de campo. Marshall aprobó la
propuesta y, el 19 de junio de 1942, Truscott activó oficialmente el 1º
Batallón Ranger en Irlanda del Norte.
Como comandante de batallón,
Truscott seleccionó al capitán William O. Darby para dicho puesto. En ese
momento, Darby desempeñaba funciones de asistente del general de división
Russell P. Hartle, el comandante de las fuerzas estadounidenses en Irlanda del
Norte. Cuando Hartle recomendó a Darby para el mando de la nueva unidad,
Truscott se mostró receptivo, al encontrar al joven oficial como "destacado en apariencia, poseedor de una
personalidad atractiva, ... aplicado, inteligente y lleno de entusiasmo". Su juicio resultó acertado. Darby, con 31
años, graduado de West Point en 1933, pronto demostró una habilidad innata para
ganarse la confianza de sus superiores y la profunda devoción de sus hombres.
Coronel Lucian K. Truscott (izda.) y Capitán William O. Darby (dcha.)
Utilizando el modelo de los
comandos británicos, Darby organizó enérgicamente su nueva unidad. Las
circulares, demandando voluntarios, pronto aparecieron en los tablones de
anuncios de la 34ª División de Infantería, la 1ª División Blindada y otras
unidades estadounidenses que se entrenaban en Irlanda del Norte. Darby y un
oficial del estado mayor de Hartle examinaron personalmente y seleccionaron a
los oficiales, quienes, a su vez, entrevistaron a los voluntarios reclutados,
buscando especialmente individuos en buena condición física. Los reclutas, de
edades comprendidas entre los diecisiete y los treinta y cinco años, provenían
de cualquier parte de los Estados Unidos; Incluían desde un antiguo domador de
leones hasta un indio sioux de pura sangre. Aunque varias unidades intentaron
deshacerse de los inadaptados y los alborotadores enviándolos a esta nueva
unidad, la mayoría de los reclutas se unieron por un anhelo de aventura y el
deseo de ser parte de una fuerza de élite.
El periodo de duro entrenamiento
de los comandos duraba aproximadamente tres meses. Inmediatamente tras llegar a
Fort William, en el norte de Escocia, los reclutas llevaban a cabo una
agotadora marcha forzada hacia su campamento a la sombra del castillo de
Achnacarry, una caminata que presagiaba un mes de entrenamiento riguroso. Los
futuros rangers soportaban variados ejercicios como el levantamiento de
troncos, carreras de obstáculos y marchas de velocidad sobre terreno montañoso
y ríos helados bajo la atenta mirada de los instructores de comandos
británicos. Además, recibían entrenamiento e instrucción en armas en combate
cuerpo a cuerpo, peleas callejeras, patrullas, operaciones nocturnas y el
manejo de pequeños botes. El entrenamiento hacía hincapié en el realismo,
incluyendo como es logico el uso de munición real. En una ocasión, un ranger en
estado de alerta recogió una granada que un comando había arrojado a un bote de
rangers novatos y la arrojó sobre el lago antes de que explotara. A principios
de agosto, el batallón se trasladó a Argyle, Escocia.
Reclutas ranger en periodo de instrucción.
Mientras avanzaba el
entrenamiento de la unidad, cincuenta rangers participaron en el ataque a
Dieppe el 19 de agosto de 1942. Aunque los aliados aparentemente esperaban que
el ataque aliviara la presión alemana sobre los soviéticos, el objetivo real
era probar las defensas del puerto y obligar a la Luftwaffe a presentar
batalla. Para despejar el camino para el asalto principal en la ciudad por la
2ª División canadiense, dos batallones de comando británicos, acompañados por
una pequeña fuerza de rangers estadounidenses, se apoderarían de un par de
baterías costeras que flanqueaban la ciudad y el puerto. Si bien uno de los
batallones desembarcó con éxito, destruyendo su batería asignada al oeste de
Dieppe para posteriormente retirarse, la flotilla que transportaba el segundo
batallón fue dispersada por lanchas torpederas enemigas lo que supuso que solo
una fracción de la fuerza alcanzara la costa. Mediante preciso fuego de
francotiradores, se impidió que la batería disparara a la principal flota
aliada de desembarco, pero muchos de los rangers y comandos estadounidenses y
británicos fueron capturados posteriormente. Mientras tanto, el asalto
principal se convertía en un completo desastre, sufriendo 3.400 bajas entre los
5,000 soldados comprometidos. Por lo menos el alto mando aliado afirmó haber
aprendido lecciones que resultaron invaluables para el éxito de los desembarcos
en Normandía dos años después.
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