“Chaqueta Ike”
A mediados de 1944, el OQMG o Oficina
General de Intendencia finalizaba las numerosas revisiones de los componentes
del uniforme de combate, adoptando como prenda básica la M-43 chaqueta de
campo. Surgida de una remodelación de la versión M-41, la chaqueta M-43 ofrecía
protección ante el viento, y estaba confeccionada en popelina de algodón gris
oliva en el exterior y con capas internas que podían añadirse o eliminarse
dependiendo de las condiciones de combate locales. En ambientes fríos, las
solapas podían levantarse formando protectores de cuello. Un revestimiento del
propio tejido de la chaqueta y una capucha de piel podían añadirse.
Solucionado la chaqueta exterior,
surgió la necesidad de diseñar una chaqueta más o menos elegante para los
oficiales. Durante el otoño de 1943, el Cuerpo Aéreo del Ejército envió un prototipo
de chaqueta al Jefe de Intendencia en el Teatro Europeo de Operaciones para
revisión y posible adopción por el comandante general del ETO, el general
Dwight D. Eisenhower.
El propio Eisenhower ya había pedido
una nueva chaqueta para los oficiales de corte por la cintura, similar la chaqueta
de batalla británica pero según el mismo “pero con un estilo más distinguido”.
Eisenhower era un firme defensor de la versatilidad de la chaqueta británica.
La chaqueta de Eisenhower fue diseñada
por William Marler, un sastre de Nueva York.
La “Ike Jacket” también conocida
como M-44 fue diseñada para ser llevada por debajo de la chaqueta M-43 que
actuaba como capa aislante. En climas de extremo frio, un suéter, una camisa de
franela y una camiseta interior de algodón podían ir por debajo de la chaqueta
Eisenhower, pues su flexibilidad lo permitía.
En noviembre de 1944, la M-44 fue
oficialmente clasificada como prenda estándar. La principal característica de
la chaqueta Ike era su holgura, la parte de la espalda tenia pliegues y junto
con sus amplias mangas proporcionaba. Este diseño permitía acomodar las
distintas prendas de abrigo por debajo de la propia chaqueta sin perder ni comprometer
la libertad de movimientos.
Inmediatamente después de la introducción
de la chaqueta Eisenhower dentro del “arsenal textil” del ejercito, dos
finalidades bien distintas le fueron encomendadas. En primer lugar como
chaqueta de combate debajo de la más burda M-44 y también como chaqueta para
desfiles y paseo de los miembros del Ejercito.
La chaqueta de batalla M-44 y su “hermana”,
mas esbelta y entallada, chaqueta Ike, tenían en común ser confeccionadas en de
lana de 18 onzas formando un tejido en sarga caqui oliva. Una vez la chaqueta
estuviese completamente abotonada, las solapas podían levantarse y formar el
denominado “cuello de tormenta” que protegía todo el cuello en ambientes fríos. Los botones
de los puños estaban escalonados dando la posibilidad de ajustar el puño de la
chaqueta a la muñeca a voluntad del usuario.
Para impedir que el equipo se
enganchara con los botones delanteros, una tira de tejido en forma de pestaña los
ocultaba, de esta manera tan ingeniosa, se consiguió que la chaqueta fuese muy
practica al caminar dentro de vegetación muy espesa o incluso si tuviese que desplazarse
gateando. Por la misma razón, los dos bolsillos del pecho también tenían los
botones ocultos y protegidos por pestañas de tela.
Las charreteras de los hombros
completaban la chaqueta junto con hebillas ajustables a los costados que ceñían
la prenda a la cintura, produciendo y
acentuando la “masculinidad” del usuario, ya que producía el efecto óptico de
ser estrecho de cintura y ancho de hombros. Los pliegues de la espalda, uno en
cada hombro, llegaban hasta la cintura, proporcionando una imagen estilizada,
sin embargo al mismo tiempo ofrecían gran libertad de movimiento, incluso
cuando era necesario disparar el arma reglamentaria, sea pistola o fusil.
Según el libro Uniforms del
historiador militar Paul Fussell, “Eisenhower tenía la reputación entre sus
tropas de ser un hombre eminentemente decente, amigable y comprensivo”, opinión
que el propio Ike llevó más lejos cuando, según Fussell, tuvo la osadía de llevar
sus manos de manera informal dentro de los bolsillos “infringiendo las sagradas
ordenanzas del Ejercito”. Esta anécdota explica porque Eisenhower rechazó
adornar su chaqueta tan personal con distintivos dorados, ya que consideraba su
chaqueta como el uniforme de combate de un guerrero integro.
El mismo Eisenhower vistiendo "su chaqueta"
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