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lunes, 10 de junio de 2019

Waffen-SS en los Balcanes. 2ª Parte

Proviene de Waffen-SS en los Balcanes. 1ª Parte.



Emblema de la 1ª División SS Leibstandarte Adolf Hitler


Captura de los pasos de Klidi y Klissura

La entrada en Grecia pasaba inexorablemente por el llamado Paso de Klidi, defendido por tropas de la Commonwealth. El 10 de abril la 1º División SS Leibstandarte inicio el asalto. Las carreteras que atravesaban el paso estaban fuertemente minadas por lo que se descartaba un ataque blindado. El 1º Batallón de la Leibstandarte bajo el mando del SS-Obersturmführer Gerd Pleiss se hallaba preparado para la acción como batallón de montaña, y así, comenzaron a escalar las rocosas pendientes del paso con el fuego de apoyo de los cañones de 88 mm del regimiento. Al mismo tiempo que los infantes atacaban entre las rocas, apoyados por fuego de artillería, cañones de asalto comenzaron a avanzar por la carretera, precedidos de un grupo de ingenieros que frenéticamente y bajo el fuego enemigo iban despejando el camino de minas. Los defensores fueron superados de momento por el ataque alemán y el paso cayó rápidamente, consiguiendo captura a 100 prisioneros aliados.

A principios de la mañana siguiente, la parte más distante del paso fue alcanzada. Los británicos lanzaron un contraataque apoyado por carros en un intento de contener el avance alemán e incluso hacerles retroceder. De nuevo, los cañones de 88 mm del SS-Obersturmführer Dr. Naumann fueron emplazados y rápidamente abrieron fuego sobre los tanques enemigos obligándoles a retirarse.

El siguiente objetivo de la División Leibstandarte era Koritza, el cuartel general del III Cuerpo de Ejército griego. Antes de alcanzar esta posición, existía un hueso duro de roer, el fuertemente defendido Paso de Klissura, resguardado en ambos lados por picos que alcanzaban los 1400 metros de altitud. Las tropas griegas se hallaban bien atrincheradas y apoyadas por su propia artillería de montaña. La ruta de la Leibstandarte hacia el paso a menudo estaba bloqueada y tenazmente defendida por elementos de la 21ª División de Infantería griega. Si bien las defensas griegas no fueron rival para las tropas de las Waffen-SS e inevitablemente fueron sobrepasadas, el tiempo utilizado en despejar el camino retrasó considerablemente el progreso alemán.

Por la tarde del 11 de abril, tal y como anochecía, las unidades avanzadas de la Leibstandarte alcanzaron las estribaciones del paso. El avance inicial fue rápido y los primeros riscos cayeron en manos alemanas en 30 minutos. Les siguieron los vehículos que circulaban por la serpenteante carretera sin encontrar serios obstáculos hasta que se vieron obligados a detenerse ante un poco profundo barranco porque el puente que lo cruzaba había sido volado con anterioridad. Cuando la columna se detuvo, comenzó a caer sobre las tropas alemanas un intenso fuego de ametralladoras y de granadas procedente de las defensoras fuerzas griegas situadas más arriba, entre las rocas seguido inmediatamente por intenso fuego de mortero. Los alemanes se hallaron clavados en sus posiciones al no poder ni avanzar ni retroceder. Los vehículos tampoco podían girar debido a la estrechez de la carretera.



Tropas de la Leibstandarte Adolf Hitler encontrando dificultades en Grecia

La caída de la noche dio un respiro a las tropas de las Waffen-SS. Ingenieros de las SS demolieron grandes rocas de la montaña para que cayeran en el barranco sobre los restos del puente derruido.  Sobre estos cimientos, poco a poco el barranco fue rellenado con escombros depositados en una larga cadena humana. A pesar de no ser la solución ideal, se pudo rellenar una estrecha sección del barranco lo suficiente para permitir el paso de los vehículos.

El plan alemán consistía en que dos grupos de infantes de las SS escalaran los muros del paso bajo la cobertura de la oscuridad de la noche, se infiltraran detrás de las posiciones defensivas de los griegos y estuvieran preparados para atacar con las primeras luces del día. Mientras un tercer grupo liderado por el SS-Sturmbannführer Kurt Meyer con alrededor de 30 hombres acompañado por unos pocas autoametralladoras, algún cañón antitanque (88 mm) avanzara acto seguido por la carretera.

Tal y como Meyer se acercó a la cresta del paso detuvo su pequeña fuerza y desplegó su artillería. Con un verdadero muro de roca en un lado y el vacio en el otro, era muy difícil separar los afustes de los cañones y anclarlos con suficiente fuerza para poder ser utilizados con normalidad. Cada vez que se disparaba, existía el riego de que el cañón pudiera desanclarse y rodar montaña abajo. No obstante, los cañones abrieron fuego y esta fue la señal para que la infantería infiltrada durante la noche se uniera al ataque desde la retaguardia de las posiciones enemigas.



Mapa de la batalla del Paso de Klissura

La misión de las tropas griegas era mantener el paso para así proteger la retirada del III Cuerpo desde la frontera con Albania, donde habían combatido a los italianos. Esta acción era esencial para que al escapar pudieran unirse con otras fuerzas griegas, britanicas y de la Commonwealth en la defensa de la parte sur del país. Las tropas de defensa del Paso de Klissura estaban por lo tanto muy determinadas a no dejarse desalojar de sus posiciones, justo la misión contraria de las tropas de la División SS-Leibstandarte Adolf Hitler.

Nada más iniciar el avance el grupo de Meyer, un proyectil de artillería exploto en frente abriendo un gran cráter. El fuego de ametralladora rebotaba en las rocas obligando a Meyer y a sus hombres a tirarse al suelo buscando cobertura. Meyer gritó a sus hombres que avanzara pero con las balas silbando a través del aire sobre todos, creyeron que Meyer tal vez se había vuelto loco. Sabedor que el punto muerto de la situación debía romperse, Meyer de forma serena cogió una granada, mirando a sus hombres y asegurado que ellos le observaban, quitó la anilla y lanzo la granada detrás del hombre más retrasado. Se rompió la tensión y los soldados de las SS corrieron hacia adelante alejándose de la explosión de la granada buscando nuevos refugios, sonriendo a pesar de las muecas burlonas y casi dementes de su comandante.



SS-Sturmbannführer Kurt Meyer


Meyer y sus hombres atacaron hacia la cima donde el fuego concentrado de los 88 mm junto con el de las ametralladoras y las granadas de las tropas de las SS finalmente acabaron con el último espíritu de combate de los griegos, quienes en esos momentos emergían de sus posiciones con las manos en alto y en actitud de rendirse. El Paso de Klissura estaba en manos germanas al igual que alrededor de 1000 prisioneros, incluyendo un comandante regimental y tres de batallón.


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