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viernes, 17 de noviembre de 2023

Defensas antiaéreas alemanas. 1ª parte

 

Defensas antiaéreas alemanas.

Al mismo tiempo que la USAAC y la RAF avanzaban en sus doctrinas sobre bombardeo estratégico y avances tecnológicos durante la década de 1930, las fuerzas armadas alemanas no se quedaron atrás. Durante el mismo período, y a pesar del Tratado de Versalles, altos oficiales dentro del Reichswehr dirigieron su atención sobre el papel del bombardero estratégico en una guerra futura. Mientras que el desarrollo de Alemania de un bombardero estratégico cuatrimotor (en la forma del Dornier Do 19) terminó en 1936, su enfoque en los problemas de las defensas terrestres contra cualquier ataque futuro de un avión de este tipo había comenzado mucho antes.

En 1929, la literatura militar profesional en Alemania examinó el tema de la defensa aérea con un renovado y concienzudo interés. Entre octubre de 1929 y marzo de 1930, la revista militar Militar-Wochenblatt, de tirada semanal y líder en opinión, publicó una serie de artículos centrados en la defensa aérea y el desarrollo de cañones antiaéreos. Un artículo específico titulado "Defensa aérea de la industria alemana" estaba enfocado en los temores alemanes de ataques aéreos en la próxima guerra. Describía cómo masivas "flotas aéreas" podrían tener el potencial de "bombardear a Alemania hasta ponerla de rodillas", y ofreció una serie de proféticas medidas defensivas que podrían tomarse para prevenir esta situación. En primer lugar y, ante todo, el desarrollo de eficaces cañones antiaéreos pesados. Otros métodos que podrían utilizarse incluían el empleo de generadores de humo para ocultar sitios industriales clave, reflectores que deslumbraran a los pilotos de los bombarderos atacantes, el establecimiento de un sistema eficaz de alerta temprana, la construcción de refugios antiaéreos y cursos de formación de primeros auxilios de emergencia y extinción de incendios para los trabajadores de las fábricas. La Luftwaffe aplicaría posteriormente cada una de estas medidas durante la Segunda Guerra Mundial.


En febrero de 1930, el Reichswehr estableció la Flakartillerie bajo el mando del Oberstleutnant Günther Rüdel, quien fue responsable de la reorganización secreta y el rearmamento de las fuerzas antiaéreas. Una de sus primeras prioridades fue la adquisición de un cañón pesado de 88 mm para reemplazar el cada vez más ineficaz cañón antiaéreo FlaK L/60 75mm en servicio en esos momentos. Era muy consciente del hecho de que los nuevos aviones requerían menos tiempo para desarrollarse, así como la producción de cañones FlaK, y sus equipos asociados. En el desarrollo del sistema de defensa aérea de Alemania, Rüdel identificó tres "factores especiales" cruciales para su éxito futuro. La primera prioridad era disponer de un cañón capaz de atacar aviones navegando entre 10.000 y 11.900 metros de altitud y a casi 600 Km/h. En segundo lugar, los artilleros tenían que ser capaces de atacar eficazmente a los aviones que volaban en formaciones dentro o por encima de solidas cubiertas de nubes. En tercer lugar, identificó el uso cada vez mayor de blindaje dentro de la aeronave, lo que resultaría en que los futuros bombarderos pudieran absorber cada vez más daño antiaéreo.


Günther Rüdel

Sus previsiones fueron de alguna manera notables. El bombardero más escurridizo de la RAF, el Mosquito de Havilland, alcanzó una velocidad máxima de 611 Km/h con un techo de servicio de 10.515 metros. En contraste, los pilares de la fuerza aliada de bombarderos pesados – el Lancaster, B-17 y B-24 – se limitaron a una velocidad máxima de aproximadamente 465 Km/h. Con la carga completa de explosivos, el Lancaster tenía un techo de sólo 7.460 metros, el B-17 9.145 metros (rara vez volaba por encima de esta altura) y el B-24 7.315 metros.

El problema clave al que se enfrentaban las defensas antiaéreas en el periodo de entreguerras era la necesidad de apuntar con precisión a los bombarderos enemigos. Los avances en la tecnología de la aviación habían dado lugar al desarrollo de aeronaves capaces de prestar mayores velocidades y techos de servicio cada vez más altos, lo que hacía que la detección de objetivos sin ayuda óptica quedara obsoleta. Por lo tanto, se requería un dispositivo automatizado capaz de proporcionar rápidamente una precisa solución de fuego. En 1925, la firma alemana Zeiss recibió un contrato para un nuevo telemetro óptico. Un año más tarde, Zeiss también comenzó a trabajar en un nuevo sistema de dirección de fuego. El primer director de fuego operativo (Kommandogerät P 27) entró en servicio en 1930, y al estallar la Segunda Guerra Mundial ya se había puesto en servicio Kommandogerät P 40 a la Flakartillerie, una versión mejorada del diseño anterior. Como combinación de un telemetro óptico y computadora balística, el P 40 requería cinco artilleros para manejarlo: dos para rastrear el acimut y la elevación, un tercero para el rango inclinado, un cuarto para el ángulo de aproximación horizontal y un quinto para operar los diversos interruptores. Durante el día y con buen tiempo, los procedimientos de detección óptica del objetivo utilizando un director de fuego como el P 40 siguió siendo el método más eficaz de rastreo de objetivos a gran altitud.


Kommandogerät P 40

Como se señaló anteriormente, el mayor rendimiento de los futuros diseños de bombarderos también significó que la Flakartillerie necesitaba urgentemente adquirir un arma pesada con la suficiente velocidad de salida para impactar aviones en altitudes cada vez más altas que el cañón antiaéreo FlaK L/60 de 75 mm entonces en servicio. En previsión de esta circunstancia, los alemanes desarrollaron en secreto su propio cañón de 88 mm. Derivado de su cañón FlaK 16 de 8,8 cm de la Primera Guerra Mundial, el nuevo FlaK 18 de 88 mm, de diseño nuevo y construido por Krupp, resultó ser un gran éxito. A este primer modelo fue seguido por los modelos mejorados FlaK 36, 37 y 41.

En agosto de 1937 Rüdel publicó un informe titulado "Programa de desarrollo para la artillería FlaK, 1937". Diseñado para preparar las defensas aéreas para el conflicto que se avecinaba, el documento puso un importante énfasis en aumentar la velocidad de salida de todos los cañones FlaK alemanes. Esto condujo directamente al desarrollo de las nuevas armas de 105 mm y gigantescos cañones de 128 mm. El desarrollo de los cañones FlaK 38 y 39 de 105 mm comenzó en 1933, con las primeras unidades llegando a la Flakartillerie en la primavera de 1938. Las armas se asemejaban a versiones a escala del 88mm FlaK 18, siendo tanto más pesadas como más voluminosas. Su velocidad de boca de 881 m/s y el techo efectivo de 9.450 metros era ligeramente mayor que la velocidad de boca del FlaK 18 que era de 820 m/s y un techo efectivo de 8.000 metros. En general, aunque el rendimiento del FlaK 38 y 39 no fue tan bueno como se esperaba, todavía eran armas formidables que eran más que capaces de derribar B-17 de alto techo de servicio.


Cañon Flak 18 de 88mm

Continua en Defensas antiaéreas alemanas. 2ª parte

Fotografias

https://ww2gravestone.com/people/rudel-gunther/

https://www.lasegundaguerra.com/viewtopic.php?t=11207

https://historiaguerrasyarmas.blogspot.com/2015/08/canon-antiaereo-flak-18-de-88-cm.html

Texto

Osprey duel 098 German Flak Defences vs Allied Heavy Bombers

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