La Segunda Guerra Mundial vio por
primera vez a los paracaidistas convertirse
en una parte importante de la guerra. Entre los comandantes de paracaidistas
más notables se encontraba Friedrich August Freiherr von der Heydte. Católico
alemán, fue conocido por algunos colegas como el Paracaidista del Rosario.
Nacido en 1907 en Múnich, Heydte
ingresó en el ejército alemán durante el período inmediatamente posterior a la
Primera Guerra Mundial. Un jinete apasionado, se alistó y, tras un breve
período en la infantería, pasó a ser oficial cadete en un regimiento de
caballería. Fue una vida severa llena de trabajo duro y disciplina.
El Tratado de Versalles limitó el
tamaño del ejército alemán. Para superar la restricción, los oficiales alemanes
recibieron entrenamiento pero no se movilizaron permanentemente sino que
abandonaban el Reischwehr para crear una gran reserva de hombres listos para
ser llamados a filas cuando fuera necesario. Como parte de este proceso, Heydte
dejó el ejército en el otoño de 1926. Después de dejar el ejército,
Heydte fue a la universidad para cursar la carrera de derecho. En su tiempo
libre, se comprometió a estudiar religión. Su familia no era rica, por lo que
se financió a sí mismo trabajando como profesor particular.
En 1927, Heydte se trasladó a
Viena a estudiar a la Academia Consular de Austria. La Oficina de Relaciones
Exteriores de Alemania otorgaba becas a los estudiantes que estudiaban en esa
entidad, lo que supuso conseguir un respiro económico. Estuvo en Viena hasta
1934. Regresó a Alemania y se metió en problemas con las autoridades después de
que él y un amigo golpearan a un nazi por insultar a la iglesia católica. Para
evitar ser arrestado por la Gestapo, Heydte se reincorporó a su regimiento de
caballería.
El regreso de Heydte al ejército
se produjo en un mal momento. Su regimiento de caballería se convirtió en un
regimiento antitanque al año siguiente, privándole de las alegrías de la
equitación, su gran pasión. Después de un curso en el estado mayor general,
Heydte regresó a su unidad al estallar la Segunda Guerra Mundial. Sirvió en la
campaña occidental de 1940, ganando una Clase de Cruz de Hierro de 1ª Clase. En
agosto, se aceptó su solicitud para pasar desde un aburrido puesto de
suministros a un regimiento de paracaídas.
Después de completar su
entrenamiento, Heydte tomó el mando del 1º Batallón del 3º Regimiento de
Paracaidistas. En mayo de 1941, dirigió a sus hombres en la primera invasión
aerotransportada importante y en exclusividad de la historia: la invasión de
Creta. El batallón de Heydte se dispersó durante el salto inicial, al igual que
muchas unidades alemanas. Su comandante los reagrupó y los dirigió en una lucha
feroz por el control del pueblo de Galatas. A continuación dirigió el flanco
derecho del asalto a La Canea. Al liderar las primeras tropas alemanas en la
ciudad, aceptó su rendición un día antes de que el resto de tropas britanicas
abandonaran la isla.
Fallschirmjäger en Creta
Después de Creta, el batallón fue enviado al
este, al frente ruso. Allí, los paracaidistas fueron una de las muchas unidades
que llenaban las brechas en las líneas alemanas tras los feroces combates con
las tropas soviéticas. Al darse cuenta de lo perjudicial que serian los efectos
del clima para sus hombres, Heydte "organizó" una entrega de abrigos
invernales para sus hombres.
Al luchar cerca del río Neva, los
paracaidistas de Heydte tomaron parte en la brutal lucha mano a mano contra los
desesperados soviéticos. Su clarividencia fue fundamental al detener un masivo
ataque nocturno de los soviéticos utilizando bengalas y pesado fuego de
ametralladoras. Herido por una esquirla de metralla, Heydte recibió una llamada
de atención sobre el peligro de estar en el frente cuando otro pedazo de
metralla mató al oficial médico que le estaba tratando.
Después del periodo de recuperación
de las heridas, Heydte con su unidad fueron destinados a África del Norte. Tomó
parte de la fallida finta en Alam Halfa, luego cayó enfermo con disentería. Su
convalecencia fue interrumpida, cuando Montgomery atacó en El Alamein. Heydte
se apresuró a reunirse con su unidad y de nuevo los problemas con la disentería
golpearon, pero más severamente por lo que fue trasladado a Alemania para
recuperarse completamente. Por este hecho Heydte no pudo ver la derrota de las
fuerzas del Eje en Túnez, acabando así la guerra del desierto.
La siguiente parada en el
torbellino de la guerra para Heydte fue Italia. Los aliados habían invadido el
sur del país y estaban haciendo retroceder a las fuerzas alemanas e italianas. Al
darse cuenta de que los italianos estaban a punto de rendirse, los alemanes
desarrollaron la Operación Alarico, con finalidad de tomar el control de Italia
y de sus fuerzas armadas. Cuando llegó la orden de Alarico, la unidad de von
Heydte arrestó a los oficiales italianos locales, según lo ordenado para a continuación
avanzar hacia Roma y conseguir que las autoridades militares italianas también
se rindieran.
Sabiendo que su próximo objetivo
era la isla de Elba, von der Heydte salió en misión de reconocimiento aéreo a
la isla. Su avión se estrelló, y fue nuevamente hospitalizado. Después de la recuperación,
Heydte se encargó de entrenar en el norte de Francia, un regimiento de
paracaídas recién formado. El 5 de junio, no asistió al juego de guerra al que
asistieron muchos otros comandantes de alto rango, gracias a esta
circunstancia, estaba con su regimiento cuando los Aliados desembarcaron en el
Día D. Después de observar personalmente lo que estaba sucediendo, Heydte
decidió intentar detener a los Aliados en Carentan, en el camino de Cherburgo a
Caen. Su unidad sufrió numerosas bajas antes de ser obligada a retirarse por
los estadounidenses.
Normandía, junio 1944
El 23 de junio, Heydte participó
en el último contraataque del 7º Ejército alemán llevado a cabo con exito. Semanas más tarde,
Heydte lideró a sus hombres en su huida de la bolsa de Falaise. Para entonces,
su unidad estaba hecha jirones. Sólo 40 hombres quedaban 40 hombres ilesos. Todos
fueron enviados a Alemania para recuperarse y reorganizarse. Heydte recibió un
puesto de instrucción y entrenamiento.
En diciembre, Heydte volvió al
servicio activo por última vez en la denominada Operacion Stosser. Su misión era reunir un grupo de batalla, aproximadamente 1.200 fallschirmjägers, que
sería lanzado por detrás de las líneas aliadas para asegurar carreteras y
puntos clave como parte del último gran contraataque alemán en el frente
occidental; la denominada Batalla de las Ardenas. Los alemanes fueron contenidos en
un primer momento y luego rechazados. El lanzamiento que fue mal ejecutado
había dispersado su unidad y Heydte tuvo que combatir sobre todo para contactar
con las otras fuerzas alemanas. Cortados a decenas de kilómetros detrás de las
líneas aliadas y sin apoyo alguno, dividió su unidad en pequeños grupos,
enviándolos en solitario en un intento de regresar a sus filas. Finalmente, la
víspera de Navidad de 1944, se rindió a los aliados.
Friedrich August Freiherr von der Heydte en las Ardenas
Después de la guerra, Heydte se
convirtió en profesor de universidad especializado en derecho constitucional e internacional y paralelamente siguió dentro de Ejercito Federal de Alemania, el Bundeswehr. Incluso llegó a militar en política dentro del CSU. Murió
en 1994 en Aham, Landshut tras una larga enfermedad.
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