El incidente del
"Altmark".
El Altmark era un petrolero de la
flota alemana y la nave nodriza utilizada en el apoyo logístico al acorazado de
bolsillo Admiral Graf Spee en su
incursión corsaria sobre los mercantes aliados en el Atlántico Sur en 1939, en
las primeras semanas de guerra. Antes de la batalla del Río de la Plata, el
capitán del Graf Spee transbordó 299 prisioneros de guerra británicos al propio
Altmark. Tras la batalla con los cruceros ingleses, el Graf Spee se refugió en
Montevideo, donde liberó el resto de prisioneros. A través de ellos, el
gobierno británico supo que el destino de las anteriores tripulaciones hechas
prisioneras y por esta razón comenzó a buscar el Altmark. La búsqueda inicial
fracasó ya que el Altmark permaneció en
el Atlántico Sur durante dos meses después de la destrucción del Graf Spee, y
tan sólo comienza su viaje de regreso a puerto amigo el 22 de enero.
Sin contratiempos, el Altmark
cruza el Atlántico Norte y pasa entre las Islas Feroe e Islandia sin ser
descubierto. Sin embargo, el 15 de febrero los británicos fueron informados que
el Altmark acababa de dejar atrás Bergen, en la costa oeste de Noruega. Según
la ley internacional, los marineros británicos a bordo del Altmark deberían haber sido liberados e internados
bajo custodia noruega cuando el buque alemán se detuvo en Bergen. En cambio,
dichos marineros estaban escondidos bajo de la cubierta, en compartimentos de
almacenamiento y incluso en el interior de un tanque de aceite vacío, mientras
los noruegos inspeccionaron por dos veces pero de forma limitada la nave.
Afortunadamente, los británicos
tenían un pequeño escuadrón de buques de guerra patrullando las costas
noruegas, bajo el mando del capitán P. L. Vian a bordo del destructor
Cossack. Se le ordenó, como primera
prioridad realizar la interceptación del
Altmark. El día 16 de febrero de 1940, justo después de las 13:00 h., el
Altmark fue avistado por dos aviones Hudson del Mando Costero RAF. Una hora más
tarde, el capitán Vian, a la cabeza de una pequeña flotilla de destructores
interceptó la nave alemana. El Altmark se encontraba en compañía de dos
destructores noruegos, pero a pesar de esta circunstancia, Vian ordenó a los
destructores Ivanhoe y Intrepid abordar
el Altmark. Este primer intento fracasó, y el Altmark pudo escaparse y refugiarse
con éxito en el fiordo de Jössing, un fiordo de milla y media de longitud.
A las 16:10 h. el capitán Vian
siguió al Altmark dentro del fiordo. Allí se encontró con el torpedero noruego
Kjell y exigió a las autoridades noruegas que ordenasen a los alemanes la
entrega de los prisioneros. La respuesta por parte de los noruegos fue que el Altmark había registrado dos veces
en Bergen y se había encontrado un barco desarmado. Por lo tanto, se le
permitía usar las aguas territoriales noruegas, sin ningún impedimento. Vian se
retiró fuera de las aguas territoriales y realizó una consulta al Ministerio de
Marina. En este momento, Winston Churchill, como primer Lord del Almirantazgo
intervino. Churchill le comentó a Vian
que si los noruegos en una primera instancia no aceptaban obligar al Altmark
volver a dirigirse a Bergen bajo una escolta anglo-noruega, tendría manos
libres para llevar a cabo el asalto del barco alemán, esa misma noche,
concretamente a partir de la 22:00 h. Los noruegos rechazaron la petición
británica, y de esta forma, el capitán Vian fue diseñando el plan de ataque.
El Altmark intentó escaparse de
la trampa que se iba cerrando pero en su huida encalló. Vian puso el Cossack al
lado del Altmark que fue abordado de una
manera tal que hubiera enorgullecido al propio Nelson. Después de una breve
pelea, en la que murieron ocho marineros alemanes, algunos de ellos ahogados,
la tripulación germana se rindió o bien huyó a tierra firme. Los británicos
entonces ya dueños del Altmark, buscaron y encontraron escondidos a los 299
prisioneros británicos debajo de las
cubiertas, así como seis ametralladoras, dos pesadas y cuatro ligeras. Algún
componente de la tripulación del destructor británico en el momento del asalto gritó "The Navy’s Here!” ("La Armada
está aquí!") y dicho grito pronto se hizo famoso en toda Gran Bretaña.
Inevitablemente la acción
británica provocó una protesta diplomática de Noruega debido a la violación de
la neutralidad de sus aguas territoriales noruegas, si bien también Alemania
había violado la neutralidad de Noruega. La actitud británica en general era
que ante la imposibilidad de actuar se había establecido un precedente
peligroso, lo que sugiere que los alemanes podían utilizar aguas neutrales para
fines bélicos. En Alemania el incidente ocasionó un gran clamor en la prensa y
en la radio. Hitler estaba furioso y puso fin a su vacilación en todo aquello
respecto a la invasión de Noruega que se produjo tan solo unas semanas más
tarde.
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