Tal y como la flota de invasión llegó a la costa de
Tarakan, justo al anochecer del 10 de enero de 1942, los japoneses observaron
altas columnas de humo procedentes de los incendios de los pozos petrolíferos.
Los holandeses habian incendiado los yacimientos de petróleo en un intento de
impedir que cayeran intactos en manos enemigas.
Navíos japoneses frente a los yacimientos de petroleo en llamas
La invasión siguió adelante esa noche, según la forma
prevista, con las tropas de asalto utilizando el resplandor del fuego para
guiarse a través del humo y la oscuridad. La primera de las dos oleadas de
tropas del Ejército japonés, comandadas por el coronel Kyohei Yamamoto,
llegaron a la isla alrededor de la medianoche, aunque no en su lugar previamente
asignado, seguidas poco después por la fuerza de desembarco de la Armada.
Tarakan es una isla grande, con una extesion de alrededor de 468 Km. cuadrados, gran parte de ella ocupada por terreno selvatico o marismas. El terreno pantanoso, combinado con
el humo y el fuego, y sin dejar de mencionar la oscuridad, lograron un conjunto
de factores perfectos para la confusión de los asaltantes. Los japoneses
encontraron bolsas de resistencia por parte de las tropas del KNIL,
principalmente compuestas por soldados nativos indonesios que lograron montar algún
que otro contraataque. Sin embargo, con su superioridad numérica y la superior
potencia de fuego las tropas de Yamamoto
fueron capaces de ocupar y mantener en su poder los alrededores de los
principales yacimientos petrolíferos al mediodía el 11 de enero. Mientras
tanto, el desembarco de los infantes de la 2ª Fuerza Especial de Desembarco
Naval también encontró resistencia al atravesar la selva y por ello no ocuparon
el aeródromo de Tarakana hasta la mañana
siguiente. Durante su avance hacia el campo de aviación, fueron atacados por un pequeño número de bombarderos del
ML-KNIL procedentes de Samarinda.
Al darse cuenta que su posición era insostenible, y
sabiendo que su misión esencialmente había sido sacrificarse retrasando el
avance de los japoneses, el teniente coronel de Waal transmitió una oferta de rendición.
Yamamoto aceptó y avisó al General Sakaguchi. Sin embargo, debido a la
confusión general que entonces prevalecía y la falta de comunicación adecuada,
no todas las fuerzas del KNIL fueron conscientes de dicha decisión y de sus
consecuencias.
Simon de Waal, ya como General de División.
La segunda oleada, en el flanco izquierdo, protagonizada por el 146º de infantería del Ejército desembarcó en Tarakan a las 15:00 h. de la tarde del 11 de diciembre. Su objetivo era capturar la batería de artillería costera, que seguía en activo pues su dotación no era sabedora de la rendición realizada por Waal. Mientras la infantería japonesa atravesaba la profunda selva para llegar a los cañones que dominaban la entrada al puerto de la ciudad de Tarakan y entregar el mensaje de rendición.
En algún momento el 12 de enero, un aviso, conservado
en los registros del ejército de los EEUU, fue transmitido a las naves de la
flota de invasión informaba "aunque el enemigo se ha ofrecido a rendirse,
se teme que la batería costera situada en el extremo sur de la isla no es consciente
de ello y sería peligroso proceder a dirigirse hacia el muelle de Tarakan, por
lo tanto mantengan la posición".
Sin prestar atención a la advertencia, dos dragaminas
entraron dentro de las aguas del puerto de Tarakan, cayendo dentro del alcance
de los cañones costeros que abrieron fuego y hundieron las naves. Se produjo
gran regocijo entre los artilleros de la baterías, pero esta acción avergonzó
profundamente a de Waal, que ya se había rendido. Acordó con los mandos
japoneses obtener la rendición de la batería para evitar más derramamiento de
sangre, pero cuando los artilleros se rindieron, los japoneses los ataron y las
arrojaron a la bahía. Se estima que 219 hombres murieron ahogados.
El General Shizuo Sakaguchi desembarcó en Tarakan en el
mediodía del 12 de enero para supervisar las operaciones y aceptar la rendición
formal de de Waal. Permaneció durante 48 horas antes de embarcarse con la
mayoría de su destacamento hacia el siguiente objetivo, Balikpapan.
También se reunió con la persona que había sido el
responsable local de la compañía Borneo Petroleum. Ambas partes llegaron a aún
acuerdo para contratarlo y supervisar
las reparaciones de las instalaciones petrolíferas gravemente dañadas en los
actos de sabotaje previos al desembarco nipón ordenados las autoridades
coloniales holandesas. Para Sakaguchi, fue una transacción prudente y
beneficiosa, porque el equipo de trabajo de Borneo Petroleum conocía los pormenores
d la industria petrolera y podía desempeñar su trabajo más rápidamente que los
propios ingenieros japoneses.
Barracones del KNIL en Tarakan
La negociación que tuvo proporcionó al general japonés
una idea. Si podía convencer a los holandeses la posibilidad de rendir
Balikpapan intacto, los japoneses dispondrían de forma inmediata la línea de producción
de petróleo sin tener que emplear un largo periodo de tiempo reconstruyendo las
instalaciones dañadas. Era una opción complicada d realizar que retrasaba el
horario previsto para las operaciones militares pero según el parecer de Sakaguchi
valía la pena intentarla.
LO que no entiendo es como los holandeses no se prepararon mejor para la defensa de sus islas.
ResponderEliminarDesde luego no se cubrieron de gloria precisamente.