lunes, 23 de abril de 2018

La caída de Singapur III

La batalla final.

Proviene de La caída de Singapur II




Las tropas japonesas siguieron manteniendo la presión el 12 de febrero. La 5ª División, apoyada por tanques, continuó al ataque por la carretera que va desde Bukit Timah hacia la ciudad de Singapur. Este sector estaba ocupado por una maltrecha brigada de la 18ª División británica, denominada fuerza Massy. A la izquierda de la 5ª división, la División de Guardias Imperiales ocupó los tres embalses en el centro de la isla y comenzó a presionar el perímetro alrededor de Singapur desde el norte y noreste. La 18ª División continuó su avance a lo largo de la carretera de Holanda y a lo largo de la costa sur de la isla contra las defensas de la 22ª Brigada australiana, la 44ª Brigada India y en la costa contra la 1ª Brigada Malaya, que entró en combate por primera vez. Contra esta presión, Percival decidió retirarse al perímetro final creado alrededor de la ciudad misma. Esta retirada se inició alrededor del mediodía del día 12 y completada por la noche.

Por la mañana del 13, los británicos sostenían un perímetro que se extendía 28 millas alrededor de Singapur. La fuerza de combate de las distintas brigadas británicas se había visto reducida considerablemente; así por ejemplo, la 22ª Brigada australiana solo disponía de 800 hombres capacitados y la 44ª Brigada India,  1.200 hombres. En esos momentos, la moral británica estaba por los suelos. Ya de forma clara, se era consciente de que no existía ninguna posibilidad de defensa de la ciudad y las llamadas a la resistencia por última vez no estaban teniendo ningún efecto. Aunque hubo circunstancias de  tropas británicas manteniendo su posición, como el caso de la 22ª Brigada australiana a lo largo de la carretera de Holanda, la manifestación más evidente de la quebrada moral fue una propensión continua a retirarse. El día 12, el gobernador dio órdenes de volar por los aires la estación de radio de Singapur y de quemar todos los documentos comprometedores. Sin ninguna confianza en sus líderes, parte de las tropas de retaguardia comenzaron a desertar e incluso a darse episodios de saqueo, mientras algunos soldados subían a pequeños botes para escapar o intentaban embarcar en barcos que estaban zarpando de área portuaria.



Tropas japonesas desfilando por las calles de Singapur.

Capitulación.

La escala del programa de demolición británico fue en aumento tal y como la caída de la isla parecía ser inminente. Fueron incendiadas las reservas de caucho y destruidas las fundiciones de estaño, sin embargo, las demoliciones realmente se vieron entorpecidas por los trabajadores y propietarios de algunas plantas de producción. Algunas instalaciones fueron exentas de destrucción para no llegar a niveles de desmoralización insoportables, por lo que a nivel general la  pérdida de equipo militar útil e instalaciones industriales fue incompleta. En la tarde del 13 de febrero, Percival celebró una conferencia con su principal personal de estado mayor y con los comandantes de unidad. Todos los presentes coincidieron en que un contraataque no tenía esperanza de éxito, y tanto Heath como Bennett abogaron por la rendición.

Percival se resistió ante esta situación, pero más tarde tuvo que admitir ante Wavell que cualquier tipo de resistencia probablemente iba a durar tan sólo un día o dos. En la noche del 13 al14 febrero, se ordenó a los últimos buques y embarcaciones de navegación marítima abandonar el puerto y dirigirse a  Java y Sumatra con 3.000 evacuados a bordo. El ímpetu de los ataques japoneses se redujo el día 13, a excepción del sector de la 1ª Brigada Malaya. La presión japonesa en la parte occidental del perímetro aumentó el 14 de febrero. Al final del día, la 18ª División japonesa se hallaba a 2,5 km. de los arrabales meridionales de la ciudad. En el centro, la 5 º División, apoyado por tanques, progresó desde la carretera de  Bukit Timah alcanzando las zonas residenciales a las afueras de la ciudad. En el este, la penetración nipona fue de menor amplitud pero al final del día ya era total. Para dificultar más la situación, Percival fue informado durante la mañana del 14, por el Director General de Protección Civil que el colapso en el abastecimiento de agua de la ciudad era inminente. Otra reunión con las autoridades municipales más tarde indicó que la situación del abastecimiento de agua había mejorado ligeramente. Con flema británica Percival indicó a Wavell ante los vaivenes de esta situación que el agua no había cambiado su intención de luchar contra él.

A pesar del aliento de Wavell para continuar el combate, la situación de Percival se estaba volviendo cada vez más peligrosa. Existía aproximadamente 1 millón personas hacinadas en la ciudad, y con las restantes tropas de la guarnición separadas en las afueras de la ciudad, los japoneses siguieron bombardeo la ciudad desde tierra y aire. Este hecho provocó graves bajas entre la indefensa población civil y también entre los abarrotados hospitales y otras instalaciones utilizadas temporalmente como establecimientos sanitarios para el tratamiento de heridos. Al día siguiente, Percival se vio obligado a aceptar lo inevitable. En una reunión con su estado mayor a las 09:30 h., se informó que la situación del agua potable era extrema, esperando un colapso total del suministro en menos de 24 horas.



El teniente general Arthur Percival y sus oficiales momentos antes de rendir sus tropas en Singapur a los japoneses.

Los niveles de alimentos eran adecuados, así como las municiones para armas ligeras, pero la escasez de combustible y munición pesada ya era evidente. Percival esbozo la situación como una elección entre un contraataque para recuperar el control de los reservorios de agua o una rendición inmediata. Con la posibilidad de un contraataque era claramente imposible, solo la capitulación. Cuando en un telegrama recibido por la mañana Wavell otorgó permiso a Percival a entregar la ciudad si sentía que ya no era posible seguir luchando, Percival planeó poner fin a la resistencia. Por consiguiente, a las 17:15 h. del febrero, Percival y su jefe de estado mayor siguieron las instrucciones japonesas y se dirigieron a la fábrica Ford en Bukit Timah para reunirse con sus homólogos japoneses. Yamashita exigió una rendición incondicional ante el reacio Percival, bajo la amenaza de nuevos ataques, Percival aceptó estas condiciones tras una discusión de 55 minutos. La rendición se firmó a las 18:10 h. siendo efectiva a partir de las 20:30 h. de esa noche. Terminó de esta forma la campaña de 70 días duración por Malasia y Singapur, con una de las mayores derrotas militares en la historia británica.

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