Tras la conquista de Túnez y la capitulación de todas aquellas tropas del Eje que no tuvieron la suerte d eser evacuadas, el siguiente paso a tomar por parte de los Aliados era la invasión de territorio ocupado por el enemigo.
Dirigentes aliados en la campaña de Sicilia. General Dwight
D. Eisenhower reunido en África del norte con (en primer plano, de izquierda a
derecha): Mariscal Jefe del Aire Sir Arthur Tedder, General Sir Harold
Alexander, Almirante Sir Andrew Cunningham y (fila superior): Sr. Harold MacMillan,
General de Divisón Walter Bedell Smith, y oficiales británicos no
identificados.
Planes
del Eje.
No existía ningún
consenso entre Berlín y Roma sobre donde los aliados atacarían de nuevo. La
percepción estratégica de Hitler era que los Balcanes suponían la supervivencia
militar de Alemania, debido a la importancia del petróleo rumano y el
suministro de decisivas materias primas desde otros lugares de la región. Los
altos mandos italianos y germanos apuntaban de forma variable sobre Cerdeña,
Sicilia, Creta y Grecia como los próximos objetivos aliados. Este planteamiento
llevó a una desarbolada dispersión de las ya debilitadas fuerzas del Eje. Para
aumentar esta incertidumbre, los aliados llevaron a cabo una campaña de engaño,
con la operación Mincemeat como su más brillante estratagema. El cuerpo de un
hombre muerto vestido con uniforme de oficial británico. Un maletín encadenado
al cadáver contenía falsos documentos dirigidos al general Sir Harold Alexander
describiendo una hipotética “Operación Husky” contra Grecia por las fuerzas
egipcias del general Sir Henry Maitland Wilson y la “Operación Brimstone”
llevada a cabo por tropas de Alexander contra Cerdeña y también los informes de
una operación de engaño para convencer a los alemanes que Sicilia era el
objetivo. El cuerpo fue depositado en la costa española por un submarino la
noche del 30 de abril de 1943, con la presunción de ser registrado en tierra
por oficiales germanos. Ciertamente así ocurrió y copias del contenido del
maletín llegaron a Berlín. Hitler que ya estaba inclinado a pensar en los Balcanes
como objetivo, con los documentos de Mincemeat vio reforzada sus ideas preconcebidas.
Entre marzo y julio de 1943, la Wehrmacht reforzó el área de los Balcanes desde
8 a 18 divisiones y en Grecia concretamente de 1 a 8 divisiones; Sicilia
recibió apenas dos divisiones. Esta circunstancia no puede ser atribuible al la
estratagema de Mincemeat, pero es más que posible que las inclinaciones previas
de Hitler fuesen acabadas de ser apoyadas por Mincemeat.
Artillería italiana de gran calibre.
La evaluación de la
situación por parte de Berlín no era seguida por Roma. El Comando Supremo
opinaba que Cerdeña era el más que posible objetivo de la inminente operación
aliada, debido a su obvio potencial como base avanzada para el siguiente salto
hacia el norte de Italia y el sur de Francia. En cambio los comandantes
alemanes como italianos estaban más preocupados acerca de cualquier amenaza
sobre Sicilia. Kesselring y Guzzoni presentían que Sicilia podía ser un
objetivo con altas probabilidades. Reforzar Sicilia con dos divisiones alemanas
fue una iniciativa local. La creación de la División Sizilien fue promovida por
Baade y la transferencia de la Division Panzer “Hermann Göring” fue gracias a
Kesserling con la aquiescencia de Berlín. El emplazamiento de dichas divisiones
fue el origen de controversias. Guzzoni deseaba disponer de las dos divisiones
en el sureste de Sicilia ya que era el lugar más probable del desembarco
aliado. Kesserling estaba preocupado que los aliados tomasen uno de los puertos
al oeste de la isla, tanto Palermo como Trapani, y ordenó al 15º Division
Panzergranaderos desplegarse en la zona occidental.
El verdadero dilema
estratégico del Eje en el Mediterráneo en el verano de 1943 era la intención o
no por parte de Italia de seguir en la alianza Roma-Berlín y su disposición a
continuar en la guerra. El ministro de Asuntos Exteriores alemán estaba
prestando gran atención sobre los rumores
de desafección entre el rey Víctor Manuel y Mussolini aparte de la
evidencia clara de crisis dentro del gobierno transalpino. En la primavera de
1943, toxicas reticencias impregnaban las relaciones ítalo-germanas. A mediados
de mayo, el cuartel general alemán finalizó los eventuales planes de nombre
clave Alarich y Konstantin bajo las instrucciones de Hitler. La operación
Alarico, nombre recibido apropiadamente por el saqueo de Roma por parte del rey
godo en el año 410, fue confiado a Erwin Rommel. El plan consistía en infiltrar
cuatro divisiones alemanas en Italia, seguidas por una docena más para tomar el
control de Italia. La Operación Konstantin consistía en desarmar las fuerzas
italianas presentes en los Balcanes en el caso que Italia cambiase de bando.
El 21 de junio de
1943, los italianos presentaron a sus aliados germanos una larga lista de armas
necesarias para continuar la guerra. Al mismo tiempo, el ejército italiano se
encontraba firme ante el límite estricto del número de divisiones germanas
permitidas en Italia por miedo a que fuesen usadas para imponer un nuevo
gobierno títere de Alemania. Berlín observaba la extravagante demanda de armas
y la más que probable negativa alemana como un pretexto por parte italiana para
abandonar la guerra. La desconfianza entre ambas partes estaba más que
justificada, el gobierno italiano estaba tramando como salir de la guerra y el
gobierno alemán como tomar el control de Italia.
Planes aliados.
Plan inicial y final de la invasión
A la estela de la
conferencia de Casablanca, los aliados crearon el cuartel general de la Fuerza
141 en los afueras de Argel para planificar la Operación Husky. Su primera
“Tactical Appreciation” fue realizada el 15 de marzo, pero recibió muy poca
atención por parte de los altos comandantes tácticos aliados, que seguían
enfrascados en la conclusión de la campaña tunecina. Las dos consideraciones
tácticas predominantes en la planificación eran los aeródromos y los puertos.
Tedder y el resto de altos mandos aéreos insistieron que la operación necesitaba
la captura de los aeródromos tan pronto como fuese posible. Las bases de Malta
estaban por encima de su capacidad y Sicilia se hallaba en el filo del rango de
algunos cazas como los Spitfires. La toma de las bases sicilianas ayudaría a
conseguir la superioridad aérea sobre la isla. Los jefes navales acuciaban a
los planificadores hacia la focalización de la necesidad de tomar los puertos
para el suministro de las unidades del ejército una vez hubiesen desembarcados.
El mejor puerto de Sicilia era Mesina, con una capacidad diaria de 4.000-5.000
toneladas pero este objetivo se desestimó inmediatamente al estar fuertemente
fortificado y encontrarse también fuera del alcance de los cazas basados en
Malta. El siguiente puerto siciliano era Palermo, en la costa norte, mientras
Catania y Siracusa, en el este tenían una capacidad de 1.000 toneladas de
descarga al día.
Los planes originales
de Husky intentaron agrupar las bases aéreas y los puertos como objetivos en un
esquema de desembarcos secuenciales. La British Eastern Task Force llevaría a
cabo cuatro desembarcos separados el Día-D con la misión de capturar aeródromos
y pequeños puertos, seguido de un desembarco principal el día D+3 contra
Catania. La American Western Task Force comenzaría sus desembarcos el D+2 con
vistas a capturar los aeródromos de Sciacca y Castelvetrano, seguido el D+5 de
desembarcos en la costa de Palermo con la misión de tomar su puerto. Este plan
enseguida encontró oposición al ser excesivamente complejo y llevar a la
dispersión de las fuerzas aliadas. Eisenhower sugirió una concentración de
desembarcos en el sureste de la isla pero la idea fue rechazada por la
necesidad de tomar el puerto de Palermo en el noroeste. A finales de marzo de
1943, Montgomery entro de lleno en la planificación siendo muy crítico con la
debilidad de los desembarcos británicos en el sureste. Una opción ante esta
circunstancia era utilizar una división americana en la captura de Gela en el
flanco oeste de las cabezas de playa británicas.
A finales de abril,
los comandantes navales comenzaron a preocuparse poco a poco por la amenaza del
las fuerzas aéreas enemigas contra la flota de invasión después de la
evaluación alarmante de los informes de inteligencia dando más apoyo a la idea
de Tedder de capturar los aeródromos. El teniente general Oliver Leese, al mando
de un cuerpo británico, sugirió abandonar el concepto de desembarco múltiple a
favor de unificar el ataque en la esquina sureste de Sicilia. Con las bases
aéreas apiñadas en las proximidades de los puertos de Siracusa. Augusta y
Catania, este aérea se convirtió cada vez más en el foco central de atracción
de las operaciones aliadas. Sin embargo, la conferencia de nuevo se quedo en punto
muerto, obligando a Eisenhower a convocar una nueva reunión para el 2 de mayo. En
ese momento, Montgomery personalmente y de forma vehementemente propuso ese
plan unificado, que fue apoyado tanto por Eisenhower como por Alexander, para
acabar con el debate. Ni Patton ni Bradley estaban plenamente contentos una vez
el plan no daba al 7ª Ejercito US ningún objetivo principal sino actuar como
guardia de flanqueo del 8º Ejército británico. Por otra banda, nadie estaba
inclinado a realizar una protesta clara, reconocido por palabras de Bradley
donde el proceso de planificación fue tomando cuerpo “en una niebla de
indecisión, confusión y planes conflictivos”. Pero por lo menos, al final
prevaleció un grado de unanimidad.
Plan final de invasión de la isla
Para el 19 de mayo, Husky
estaba planeado de forma principal hacia iniciales desembarcos y la rápida
captura de los aeródromos cercanos a la zona de desembarco. La siguiente fase
ya tierra adentro estaba concentrada en el sector británico con el objetivo de
Augusto y Catania así como el complejo da aeródromos de Gerbini. La fase final
de la campaña, “la reducción de la isla” no estaba plenamente definida en
términos de objetivos y este aspecto seria el origen de dificultades
posteriores.
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