lunes, 17 de junio de 2019

Planes estratégicos previos a la invasión de Sicilia


Tras la conquista de Túnez y la capitulación de todas aquellas tropas del Eje que no tuvieron la suerte d eser evacuadas, el siguiente paso a tomar por parte de los Aliados era la invasión de territorio ocupado por el enemigo.



Dirigentes aliados en la campaña de Sicilia. General Dwight D. Eisenhower reunido en África del norte con (en primer plano, de izquierda a derecha): Mariscal Jefe del Aire Sir Arthur Tedder, General Sir Harold Alexander, Almirante Sir Andrew Cunningham y (fila superior): Sr. Harold MacMillan, General de Divisón Walter Bedell Smith, y oficiales británicos no identificados.

Planes del Eje.

No existía ningún consenso entre Berlín y Roma sobre donde los aliados atacarían de nuevo. La percepción estratégica de Hitler era que los Balcanes suponían la supervivencia militar de Alemania, debido a la importancia del petróleo rumano y el suministro de decisivas materias primas desde otros lugares de la región. Los altos mandos italianos y germanos apuntaban de forma variable sobre Cerdeña, Sicilia, Creta y Grecia como los próximos objetivos aliados. Este planteamiento llevó a una desarbolada dispersión de las ya debilitadas fuerzas del Eje. Para aumentar esta incertidumbre, los aliados llevaron a cabo una campaña de engaño, con la operación Mincemeat como su más brillante estratagema. El cuerpo de un hombre muerto vestido con uniforme de oficial británico. Un maletín encadenado al cadáver contenía falsos documentos dirigidos al general Sir Harold Alexander describiendo una hipotética “Operación Husky” contra Grecia por las fuerzas egipcias del general Sir Henry Maitland Wilson y la “Operación Brimstone” llevada a cabo por tropas de Alexander contra Cerdeña y también los informes de una operación de engaño para convencer a los alemanes que Sicilia era el objetivo. El cuerpo fue depositado en la costa española por un submarino la noche del 30 de abril de 1943, con la presunción de ser registrado en tierra por oficiales germanos. Ciertamente así ocurrió y copias del contenido del maletín llegaron a Berlín. Hitler que ya estaba inclinado a pensar en los Balcanes como objetivo, con los documentos de Mincemeat vio reforzada sus ideas preconcebidas. Entre marzo y julio de 1943, la Wehrmacht reforzó el área de los Balcanes desde 8 a 18 divisiones y en Grecia concretamente de 1 a 8 divisiones; Sicilia recibió apenas dos divisiones. Esta circunstancia no puede ser atribuible al la estratagema de Mincemeat, pero es más que posible que las inclinaciones previas de Hitler fuesen acabadas de ser apoyadas por Mincemeat.




Artillería italiana de gran calibre.

La evaluación de la situación por parte de Berlín no era seguida por Roma. El Comando Supremo opinaba que Cerdeña era el más que posible objetivo de la inminente operación aliada, debido a su obvio potencial como base avanzada para el siguiente salto hacia el norte de Italia y el sur de Francia. En cambio los comandantes alemanes como italianos estaban más preocupados acerca de cualquier amenaza sobre Sicilia. Kesselring y Guzzoni presentían que Sicilia podía ser un objetivo con altas probabilidades. Reforzar Sicilia con dos divisiones alemanas fue una iniciativa local. La creación de la División Sizilien fue promovida por Baade y la transferencia de la Division Panzer “Hermann Göring” fue gracias a Kesserling con la aquiescencia de Berlín. El emplazamiento de dichas divisiones fue el origen de controversias. Guzzoni deseaba disponer de las dos divisiones en el sureste de Sicilia ya que era el lugar más probable del desembarco aliado. Kesserling estaba preocupado que los aliados tomasen uno de los puertos al oeste de la isla, tanto Palermo como Trapani, y ordenó al 15º Division Panzergranaderos desplegarse en la zona occidental.

El verdadero dilema estratégico del Eje en el Mediterráneo en el verano de 1943 era la intención o no por parte de Italia de seguir en la alianza Roma-Berlín y su disposición a continuar en la guerra. El ministro de Asuntos Exteriores alemán estaba prestando gran atención sobre los rumores  de desafección entre el rey Víctor Manuel y Mussolini aparte de la evidencia clara de crisis dentro del gobierno transalpino. En la primavera de 1943, toxicas reticencias impregnaban las relaciones ítalo-germanas. A mediados de mayo, el cuartel general alemán finalizó los eventuales planes de nombre clave Alarich y Konstantin bajo las instrucciones de Hitler. La operación Alarico, nombre recibido apropiadamente por el saqueo de Roma por parte del rey godo en el año 410, fue confiado a Erwin Rommel. El plan consistía en infiltrar cuatro divisiones alemanas en Italia, seguidas por una docena más para tomar el control de Italia. La Operación Konstantin consistía en desarmar las fuerzas italianas presentes en los Balcanes en el caso que Italia cambiase de bando.

El 21 de junio de 1943, los italianos presentaron a sus aliados germanos una larga lista de armas necesarias para continuar la guerra. Al mismo tiempo, el ejército italiano se encontraba firme ante el límite estricto del número de divisiones germanas permitidas en Italia por miedo a que fuesen usadas para imponer un nuevo gobierno títere de Alemania. Berlín observaba la extravagante demanda de armas y la más que probable negativa alemana como un pretexto por parte italiana para abandonar la guerra. La desconfianza entre ambas partes estaba más que justificada, el gobierno italiano estaba tramando como salir de la guerra y el gobierno alemán como tomar el control de Italia.

Planes aliados.


Plan inicial y final de la invasión

A la estela de la conferencia de Casablanca, los aliados crearon el cuartel general de la Fuerza 141 en los afueras de Argel para planificar la Operación Husky. Su primera “Tactical Appreciation” fue realizada el 15 de marzo, pero recibió muy poca atención por parte de los altos comandantes tácticos aliados, que seguían enfrascados en la conclusión de la campaña tunecina. Las dos consideraciones tácticas predominantes en la planificación eran los aeródromos y los puertos. Tedder y el resto de altos mandos aéreos insistieron que la operación necesitaba la captura de los aeródromos tan pronto como fuese posible. Las bases de Malta estaban por encima de su capacidad y Sicilia se hallaba en el filo del rango de algunos cazas como los Spitfires. La toma de las bases sicilianas ayudaría a conseguir la superioridad aérea sobre la isla. Los jefes navales acuciaban a los planificadores hacia la focalización de la necesidad de tomar los puertos para el suministro de las unidades del ejército una vez hubiesen desembarcados. El mejor puerto de Sicilia era Mesina, con una capacidad diaria de 4.000-5.000 toneladas pero este objetivo se desestimó inmediatamente al estar fuertemente fortificado y encontrarse también fuera del alcance de los cazas basados en Malta. El siguiente puerto siciliano era Palermo, en la costa norte, mientras Catania y Siracusa, en el este tenían una capacidad de 1.000 toneladas de descarga al día.

Los planes originales de Husky intentaron agrupar las bases aéreas y los puertos como objetivos en un esquema de desembarcos secuenciales. La British Eastern Task Force llevaría a cabo cuatro desembarcos separados el Día-D con la misión de capturar aeródromos y pequeños puertos, seguido de un desembarco principal el día D+3 contra Catania. La American Western Task Force comenzaría sus desembarcos el D+2 con vistas a capturar los aeródromos de Sciacca y Castelvetrano, seguido el D+5 de desembarcos en la costa de Palermo con la misión de tomar su puerto. Este plan enseguida encontró oposición al ser excesivamente complejo y llevar a la dispersión de las fuerzas aliadas. Eisenhower sugirió una concentración de desembarcos en el sureste de la isla pero la idea fue rechazada por la necesidad de tomar el puerto de Palermo en el noroeste. A finales de marzo de 1943, Montgomery entro de lleno en la planificación siendo muy crítico con la debilidad de los desembarcos británicos en el sureste. Una opción ante esta circunstancia era utilizar una división americana en la captura de Gela en el flanco oeste de las cabezas de playa británicas.

A finales de abril, los comandantes navales comenzaron a preocuparse poco a poco por la amenaza del las fuerzas aéreas enemigas contra la flota de invasión después de la evaluación alarmante de los informes de inteligencia dando más apoyo a la idea de Tedder de capturar los aeródromos. El teniente general Oliver Leese, al mando de un cuerpo británico, sugirió abandonar el concepto de desembarco múltiple a favor de unificar el ataque en la esquina sureste de Sicilia. Con las bases aéreas apiñadas en las proximidades de los puertos de Siracusa. Augusta y Catania, este aérea se convirtió cada vez más en el foco central de atracción de las operaciones aliadas. Sin embargo, la conferencia de nuevo se quedo en punto muerto, obligando a Eisenhower a convocar una nueva reunión para el 2 de mayo. En ese momento, Montgomery personalmente y de forma vehementemente propuso ese plan unificado, que fue apoyado tanto por Eisenhower como por Alexander, para acabar con el debate. Ni Patton ni Bradley estaban plenamente contentos una vez el plan no daba al 7ª Ejercito US ningún objetivo principal sino actuar como guardia de flanqueo del 8º Ejército británico. Por otra banda, nadie estaba inclinado a realizar una protesta clara, reconocido por palabras de Bradley donde el proceso de planificación fue tomando cuerpo “en una niebla de indecisión, confusión y planes conflictivos”. Pero por lo menos, al final prevaleció un grado de unanimidad.

Plan final de invasión de la isla

Para el 19 de mayo, Husky estaba planeado de forma principal hacia iniciales desembarcos y la rápida captura de los aeródromos cercanos a la zona de desembarco. La siguiente fase ya tierra adentro estaba concentrada en el sector británico con el objetivo de Augusto y Catania así como el complejo da aeródromos de Gerbini. La fase final de la campaña, “la reducción de la isla” no estaba plenamente definida en términos de objetivos y este aspecto seria el origen de dificultades posteriores.



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