USS Indianapolis.
Si existe una idea clara sobre la
Historia, y más concretamente sobre la Historia Militar, es que esta última
está escrita, y así nos la han contado, aquellos que vencieron; sus victorias
son magnificadas y ensalzadas las acciones de sus militares, hasta incluso sus
derrotas son aclamadas, estudiadas y admiradas si éstas poseen una gran carga
de heroísmo y valor, o si la acción enemiga podría considerarse como una vil felonía,
casos como Trafalgar, Isdalwanda, Little Big Horn o Pearl Harbor sirven como
ejemplo. No obstante, existen acontecimientos bélicos que por su magnitud
deberían formar parte, si bien no de lo máximo de las acciones militares, si por
lo menos de la memoria y no del olvido en
el que a veces se encuentran, por razones, a veces, no muy claras; este es el
caso del fin trágico del USS Indianapolis, que en julio de 1945 se convirtió en
el mayor desastre acaecido a un solo barco, en toda la historia de la Armada de
los Estados Unidos.
Preguerra
El USS Indianapolis fue un
“crucero del tratado”, es decir, se construyo bajo las normas de armamento y
desplazamiento descritas en el “Tratado de Washington” de 1921-22, los Estados
Unidos fueron los últimos en comenzar a construir dichos buques, a pesar de
ello, la potente industria de construcción naval permitió que en 1939 la US
Navy tuviese 18 cruceros frente a los 15, 12, 7, 7, y 2 de Ingleses, japoneses,
franceses, italianos y alemanes respectivamente.
Para salvar las limitaciones de
10.000 tn. de desplazamiento el buque se aligeró en lo concerniente al blindaje
consiguiendo, por contrapartida una gran velocidad que llegaba al máximo de 32
nudos. Sus dimensiones eran108,9 m de eslora 20,2 de manga y 64 de calado; y su armamento consistía en nueve cañones de 203
mm localizados en tres torretas, dos a proa y una en popa, así como 4 cañones
de 127mm mas 24 de 40mm y 32 cañones oerlikon de 20mm, estos últimos con la
finalidad de dar cobertura antiaérea.
La quilla se colocó el 31 de
Marzo de 1930, siendo botado el 7 de Noviembre de 1931 y entregado a la Marina
el 15 de Noviembre de 1932 pasando a denominarse CA-35. Durante los años 30 el USS Indianapolis tuvo una intensa “vida
militar”, realizando travesías y maniobras
y atracando en las distintas bases navales que los Estados Unidos tenían
por todos los océanos.
El hecho más significativo de
esta época fue la decisión por parte del presidente Franklin D. Roosevelt de
elegir el USS Indianapolis como “Ship of State”, ni más ni menos que el buque
donde viajaba el máximo mandatario en representación de su país en las
distintas cumbres políticas y diplomáticas, como así fue, en la Conferencia Pan-Americana de noviembre
de 1936 en Buenos Aires, siendo ésta la primera vez que el presidente vigente
de los USA viajaba fuera de su país.
Este acontecimiento implica y
revela lógicamente una relación bien visible entre los altos mandos
político-militares y el propio USS Indianapolis que se convirtió de este modo
en símbolo visible del poder emergente de una nación moderna y dinámica.
Comienzo de las hostilidades
A partir de 1939, la situación varía,
la guerra amenaza Europa y en septiembre al fin estalla. La política americana
pasa del “Cash and Carry” al “Lend-Lease”, tomando la Marina un papel más
activo en la protección de convoyes. En el Pacifico crecen las tensiones entre
Japón y USA, debido a ello se traslada el grueso de la flota desde la costa
oeste a Hawai, por supuesto el “Indy” también es trasladado. Se produce una
reorganización global de la Armada y el Indianapolis entra a formar parte de la denominada “Commander Scouting Force”
junto con un portaaviones, 7 cruceros más y diversos buques de menor tonelaje; el “Indy” se convierte en el buque insignia de
dicha flota liderada por el Vicealmirante Wilson Brown.
De forma oficial, el USS
Indianapolis debería hallarse y se halló el día del ataque a Pearl Harbor de
maniobras fuera de Hawai, así como la flota de portaaviones , es conocido que a
finales de 1941 los servicios de inteligencia norteamericanos poseían claras
evidencias de un hipotético ataque japonés en el Pacifico. Ante este hecho es
reseñable las conclusiones realizadas con posterioridad por el marinero de 2ª
clase de la V (aviación) división, Daniel E. Brady a borde del USS
Indianapolis.
“El 5 de Diciembre de 1941, el USS
Indianapolis se hallaba atracado en los muelles de Pearl Harbor. Como parte de
la rutina habitual al acercarse el fin de semana sólo una tercera parte de la
tripulación se encontraba de servicio en el buque, el resto se hallaba de
permiso. Por la tarde se recibió una orden sorprendente. El barco debía zarpar
en una hora. La incredulidad fue total y más cuando subieron a bordo 50 marines
y 40 trabajadores del puerto. Además se depositaron víveres, incluidas verduras,
en la cubierta de alojamiento, de madera de teca blanqueada, reservada a
Almirantes, Capitanes y ocasiones de ceremonia. Era como una blasfemia.
Al cumplirse la
hora zarpamos sin parte de la tripulación. Navegamos durante la noche del
viernes y el sábado sin saber nuestro destino. A la 7:30 del domingo anclamos
en la isla Johnson a 700 millas al SO de Hawai desembarcando los marines, los
civiles y el suministro. Entonces supimos la noticia; “los japoneses estaban
bombardeando Pearl, no es un simulacro. Preparen el buque para la acción”.
Navegamos hacia
Hawai y nos reunimos con el Lexington. Tras siete días y tres intentos,
entramos en Pearl Harbor y no nos podíamos creer la destrucción que se había
producido. Recogimos nuestra propia tripulación y a los supervivientes del
Nevada y zarpamos a la mañana siguiente. No podía convencerme que nadie desconocía
que el ataque iba a tener lugar. Nos hallábamos en el barco favorito del
presidente Roosevelt, así como el buque insignia del almirante Wilson Brown. Y
convenientemente nos hallábamos fuera del puerto en el momento del ataque. El destino, a
veces, es caprichoso pero siendo una unidad de aviación, normalmente desembarcamos
nuestros aviones es Island Ford. El 5 de diciembre nuestros aviones permanecían
a bordo. Deberían estar en Island Ford y deberían haber sido destruidos.”
Ante estas consideraciones cada
uno que extraiga sus propias conclusiones.
Acciones navales del USS Indianapolis
Tras el ataque Pearl Harbor, el
USS Indianapolis junto a su grupo entró en combate por primera vez el 20 de
Febrero de 1942, cuando fue atacado por 18 bimotores a 350 millas al Sur de
Rabaul, dentro de la campaña de amenaza por parte de los japoneses sobre Port Moresby, Nueva Guinea.
En marzo, el “Indy” regreso a
puerto para equiparse con un nuevo radar y mejorar su potencia de fuego para
operar el resto del año y parte de 1943 en la zona del Pacifico Norte, más
concretamente en las Islas Aleutianas donde el 19 de Febrero de 1943 disparó al
buque de transporte “Akagane Maru” que se hundió sin supervivientes tras una
fuerte explosión.
En la primavera de ese mismo año
el USS Indianapolis volvió a California para recibir un moderno radar de superficie
y más armamento antiaéreo, así como un sofisticado Centro de Información de
Combate de Mando con vistas a convertirse en el buque insignia de la V Flota
del almirante Raymond Spruance.
El 10 de Noviembre de 1943, el
buque insignia zarpo de Pearl Harbor junto con la V Flota para intervenir en la campaña de desembarcos en el
Pacifico Central dando apoyo cercano en los desembarcos de Tarawa y Makin, en
las islas Gilbert, así como, junto con la Task Force 58 atacar las islas
Carolinas en apoyo de la campaña del general MacArthur sobre la zona del
suroeste del Pacífico.
Después de esta acción y de nuevo
tras su paso por Pearl, el “Indy” se unió a la Task Force 58 para atacar las
islas Marianas; ante dicha amenaza el almirante japonés Ozawa decidió entablar
combate aeronaval en la denominada Batalla del Mar de las Filipinas donde
sufrió una severa derrota por parte de la Marina de los Estados Unidos.
Después de la batalla aereonaval,
el USS Indianapolis regresó a Saipán para dar fuego de cobertura en los
desembarcos al igual que en las islas vecinas de Tinian y Guam siendo en esta
última, el 29 de Julio, tras asegurar su defensa, el primer buque de la Marina
norteamericana en entrar en Apra Harbor para la ceremonia de izada de bandera
de nuevo sobre la isla estadounidense reconquistada.
De nuevo tras su paso por Pearl
Harbor y atacar las islas Peleliu, regresa a California para realizar mejoras
en su control de tiro y como no, aumentar su poder antiaéreo. El USS
Indianapolis con todas estas mejoras se estaba convirtiendo en “la joya de la
corona” de la US Navy.
A mediados de Febrero de 1945 apoyando la TF-58 intervino en el ataque
aéreo sobre Tokio, siendo la primera vez desde el raid de Doolitle de 1942 que
la capital nipona sufría un bombardeo. Tras este ataque el “Indy” actuó en Iwo
Jima y de nuevo apoyar a la TF-58 en un
reiterado ataque al territorio metropolitano japonés.
Con Iwo Jima asegurada, Okinawa se convirtió en el próximo objetivo en
los planes de conquista aliados, y hacia allí se dirigió el USS Indianapolis
para prestar fuego de apoyo en los desembarcos. Fue en la mañana del 31 de marzo
cuando el crucero pesado recibió el ataque más importante de la guerra, a
excepción evidente de su triste final. Un avión kamikaze que esquivó la intensa
barrera antiaérea colisiono sobre el buque, rebotando y cayendo al mar, el daño
ocasionado por el avión fue mínimo pero no la bomba que pudo soltar instantes
previos a la colisión. La bomba atravesó todo el barco y explotando en su interior
produjo dos boquetes y compartimentos inundados, así como daños en la hélice y
en los tanques de combustible. Hubo 9 muertos y 28 heridos y tras las primeras
reparaciones el USS Indianapolis tuvo
que regresar a California a una completa revisión. El “Indy” fue equipado con
los más modernos instrumentos existentes en ese momento en electrónica
naval; control de fuego por radar,
contramedidas electrónicas… de este modo se convirtió en el buque más avanzado
de la Marina.
La
bomba atómica
Debido a la velocidad excelente del Indianapolis y también a la
proximidad de Los Alamos a la base de Mare Island en California las autoridades
navales eligieron al crucero como el buque que debía transportar la bomba
atómica hacia las islas del Pacifico Central para su inmediato uso. Toda la
operación de carga y transporte de los componentes atómicos estuvo envuelta en
el más alto secreto, ni el propio capitán del barco, el comandante Charles
McVay conocía con exactitud el material que llevaba en su barco. La misma mañana
del 16 de Julio de 1945 en que sobre el buque se estaba cargando la bomba, el
I-58, submarino japonés, grande y moderno, zarpaba con la orden de patrullar y
hundir barcos enemigos en la zona naval al este de las islas Filipinas.
Las órdenes de McVay eran zarpar hacia las Islas Marianas y cubrir la travesía
en el menor tiempo posible. De este modo, y tras cumplir la misión en un tiempo
record, gracias a una velocidad media de 29 nudos, con tan solo una breve
parada de 6 horas en Hawai para repostar, el Indianapolis atracó en Tinian el
26 de julio descargando su letal carga.
Ultima
misión y hundimiento del USS Indianapolis
Tras dejar en puerto el secreto cargamento, el USS Indianapolis recibió
una nueva orden; “unirse al Idaho para practica de tiro”. La razón de dicha
orden se debía a la inexperiencia de parte de la tripulación, ya que eran
marineros recientemente alistados. El Idaho se hallaba en el golfo de Leyte, y
hacia ese punto de destino se dirigió el “Indy”, realizando una breve parada en
Guam.
Es a partir de este momento cuando ordenes y hechos contradictorios
dieron paso al fatídico final del barco más avanzado de la marina
estadounidense y de su tripulación.
Desde Guam el crucero envió un mensaje codificado al Idaho indicando su
partida, comunicación que fue ilegible por parte del acorazado y no requirió
una posterior confirmación, así el 28 de Julio, el Indianapolis zarpó de Guam,
sin escolta y sin que nadie en destino tuviese constancia de ello.
En la tarde del 29 de julio, con cielo cubierto y visibilidad escasa el
capitán McVay ordenó, bajo su responsabilidad ya que tenia potestad para ello, dejar
de navegar en zig-zag. Fue sobre la medianoche cuando el capitán Hashimoto, comandante del submarino I-58,
descubrió la silueta del USS Indianapolis, la siguió con el periscopio y el
sonar y a la distancia adecuada envió una andanada de seis torpedos de los
cuales tres estallaron. Según el informe posterior del propio capitán japonés,
éste creía haber alcanzado a un acorazado de la clase Idaho.
El primer torpedo explotó a las 12.14 del noche del 29-30 y segundos después
los otros dos que produjeron daños rápidamente en la sala de maquinas, la
santabárbara y los tanques de combustible, así como en la central eléctrica,
impidiendo enviar un mensaje de socorro. Al menos eso se creyó durante años,
aunque desde un principio el telegrafista juro que por lo menos tres mensajes
de SOS fueron enviados. Recientes investigaciones parecen apoyar la versión del
encargado de la radio.
En cuestión de pocos minutos el barco comenzó a inundarse y pronto se
hundió. De los 1197 marineros y oficiales, 880 pudieron abandonar el barco. Fue
una proporción muy elevada debido sobretodo a que el ataque se produjo en la
medianoche exacta, hora precisa del cambio de turno y así, la mayoría de la
tripulación, o bien, entraban de servicio, o bien salían, es decir, se hallaban
despiertos y sobre cubierta. Sobre el mar los supervivientes, muchos de ellos
heridos con grandes quemaduras, muy pocos con chalecos salvavidas y menos aun
en las balsas, se encontraban relativamente esperanzados, ya que pensaban que
al no producirse la reunión con el Idaho al día siguiente se pondría en marcha
rápidamente la operación de rescate. Como supieron posteriormente, en el golfo
de Leyte nadie conocía ni la posición del Indianapolis ni siquiera si había
zarpado de Guam.
Fue a la mañana siguiente, la del lunes, cuando comienzan a aparecer
los tiburones y empezaron a atacar a los supervivientes. Durante cuatro días los
escualos llenaron el mar de sangre mezclada con el fuel del buque hundido, la
desesperación lógicamente apareció entre los supervivientes cuyo número iba
disminuyendo a medida que transcurría el tiempo y el rescate no llegaba.
Algunos marineros presos por la locura se dejaron engullir por las aguas del
océano y desaparecieron. No fueron instantes de pánico, sino horas de agonía y
desconsuelo, que marcaron de por vida a los supervivientes. En la noche del
tercer día, el miércoles, los propios sobrevivientes calcularon que tan solo unos 400 compañeros quedaban con vida.
Rescate
A las 10:25 del jueves, el destino hizo que 317 hombres pudieran
salvarse de una muerte casi segura, el teniente Gwinn, a bordo de un Lockheed
Marina Ventura PV-1, en misión antisubmarina, se encontraba en la parte
posterior de la cabina intentando arreglar el cable de la antena cuando
percibió una gran mancha oscura sobre la superficie del mar, creyendo que se
trataba de un submarino enemigo inició el ataque, pero al aproximarse a la
altura adecuada de soltar las cargas distinguió las siluetas de los náufragos,
recupero altitud y radió el siguiente mensaje; “muchos hombres en el agua”; a su base se las Islas Palau. Debido a
la ubicación, en latitud y longitud del Ventura, en su base no hicieron mucho
caso del mensaje y hasta incluso creyeron que era una broma, de esta forma
transcurridas 3 horas de papeleo burocrático se envió hacia la zona a un
hidroavión Catalina en misión de reconocimiento y posible rescate.
El piloto del Catalina, Adrian Marks en su vuelo hacia la situación
radiada por el teniente Gwinn, sobrevoló el destructor USS Cecil Doyle
(DE-368), informando de su misión al
capitán del buque, Graham Claytor, quien bajo su responsabilidad varió
su rumbo y también se dirigió hacia la fatídica posición. Fueron el hidroavión
y el destructor, con sus tripulaciones quienes principalmente salvaron las vidas
de los desdichados supervivientes del USS Indianapolis.
Al llegar el Catalina PBY a la zona de naufragio bajó su altura a 100
pies y acto seguido descargó suministros y balsas salvavidas, pero al darse
cuenta que los supervivientes estaban siendo atacados por tiburones,
incumpliendo las ordenes existentes de no amerizar en mar abierto, la
tripulación con el comandante Marks a la cabeza decidió realizar dicha acción
para intentar salvar el máximo número posible de hombres. Nada más tomar agua,
los supervivientes se acercaron al hidro y comenzaron a ser izados a bordo, en
primer lugar sobre el avión y su fuselaje y luego sobre las alas dejándolas
inservibles pero cumpliendo una gran labor humanitaria. El Catalina del
teniente Marks se convirtió de este modo en el hidroavión que mas náufragos ha
salvado de este modo ya que 56 supervivientes pasaron la noche “a bordo” del avión, record hoy en día no
igualado.
A la mañana siguiente el USS Cecil Doyle llego a posición y acogió a
todos los “tripulantes” del hidroavión, hundiendo el catalina para que no
pudiese ser utilizado por el enemigo. Este primer destructor junto con sus compañeros,
USS Talbot, (DD-390), y USS Dufilho, (DE-423) y los barcos auxiliares USS
Ringness, (APD-100), USS Bassett, (APD-73), y el Register, (APD-92) que
acudieron a la zona gracias a los mensajes de ayuda del teniente Marks,
recogieron todos los supervivientes llevándolos a la isla de Guam donde
recibieron la asistencia médica adecuada. Tras el periodo de descanso
conveniente fueron enviados de nuevo a casa, a los Estados Unidos.
Desenlace
La noticia del hundimiento del
USS Indianapolis fue hecha pública el 15 de agosto, días después del bombardeo atómico
de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, aunque la fecha real del
suceso fuese del 30 de Julio. La notoriedad del uso bélico de la energía
atómica eclipsó el anuncio del fatal destino del crucero así como de las
circunstancias que dieron lugar a tan triste final.
El USS Indianapolis era la joya
de la corona de la marina estadounidense y como tal, destino pretendido de los
hijos de la familias influyentes del país. Esas mismas familias, tras el
desastre, presionaron para que se esclarecieran los hechos ocurridos. La Marina
reaccionó mal y de forma apresurada buscando un posible culpable, encontrándolo
en la figura del capitán de la nave, Charles
McVay, que fue sometido a una corte marcial a finales del año 1945. El 19 de
diciembre el comandante McVay fue encontrado culpable del principal cargo;
arriesgar la nave al dejar de zigzaguear y su pena consistió en bajarle 100
puntos en el escalafón de ascensos futuros, hecho que le llevo a terminar de
forma rotunda su brillante carrera militar.
Un acontecimiento sin precedentes ocurrió tras el proceso, el entonces
jefe supremo de la marina, almirante Chester Nimitz pidió una rebaja en la pena
impuesta a McVay debido, tal vez, a su hoja de servicios. Sin constar en la
propia condena, Nimitz restauró en el servicio activo a McVay como comandante
del distrito marítimo de Nueva Orleans, eso sí con el grado de contraalmirante,
destino en el cual se jubiló. No obstante, tras la jubilación las desgracias no
acabaron, su esposa murió de cáncer a los pocos años y el capitán recibió
innumerables llamadas telefónicas culpándole del trágico fin del buque y
sobretodo de la pérdidas de sus seres queridos. Todo acabó el otoño de 1968,
cuando 23 años después del fin trágico del crucero más avanzado de la marina
americana el destino se cobró su última víctima, el capitán Charles McVay se
quitó la vida.
Continúa en USS Indianapolis; historia de un tragico destino 2ª parte
Menuda historia la de este buque,digna de una pelicula.
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