Proviene de Rommel perseguido tras El Alamein II
Cañones alemanes de 88 mm abandonados.
Montgomery no quiso escuchar nada al respecto de este movimiento,
era muy cauteloso sobre la exposición de su ejército a cualquier clase de
contratiempo. No quería sufrir la experiencia de ser contraatacado tal y como
había sucedido dos veces en el pasado, a pesar incluso que los reconocimientos
aéreos y los informes secretos de inteligencia proporcionados por Ultra
probaban que el enemigo solo disponía de 30 tanques y 20 coches blindados así
como 40 cañones de 88 mm y 46 cañones antitanque más. Montgomery insistió que
el grueso de su fuerza debía avanzar por la carreta costera tras la estela de Rommel
y prepararse para la planeada batalla en El Agheila. Una columna de
autoblindados avanzaría a través de la ruta interior pero dicho movimiento fue
enlentecido por una serie de tormentas de arena que borraron las pistas
desérticas.
Las últimas unidades del Panzerarmee Afrika salieron de Bengasi el
19 de noviembre y al anochecer alcanzaron Agedabia. Tres días más tarde estas
unidades ya se hallaban en la línea de El Agheila. La columna de autoametralladoras
que debía avanzar a través del desierto y alcanzar la carretera costera entre
Agedabia y Bengasi llegó a su destino el día 20 pero encontró la carretera
vacía del enemigo. El ejercito de Rommel que había sobrevivido al la batalla de
El Alamein había retrocedido 1.300 km. En tres semanas, luchando en acciones de
retaguardia y cortos de fuel y munición para llegar a posiciones más preparadas
y aguardar refuerzos. Sobre el papel estaban en un lamentable estado pero su
reputación de combate seguía permaneciendo siendo tan formidable que fue
suficiente para que sus enemigos les tratasen con gran precaución.
Al contrario de los problemas que tenia Rommel, Montgomery estaba
en plena forma, controlaba toda la situación. Las largas líneas de comunicación
entre Egipto y El Agheila por supuesto que causaban dificultades pero al menos
era capaz de resolverlas. El comandante del 8º Ejército estaba confiado en un
éxito esencial. De forma lenta, segura y con gran superioridad acabaría
machacando a todas las fuerzas del Eje. Montgomery no estaba interesado en
saltar las posiciones enemigas en El Agheila con un repentino y apresurado
ataque; quería atacar solo cuando estuviese seguro de la victoria total con una
fuerza abrumadora.
Un cañón
antitanque británico de 6-pdr y sus vigilantes transportes parecen haber
sufrido un percance cerca de un bloqueo de carretera.
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La llegada del 8º Ejército enfrente de la línea El Agheila-Mersa
Brega permitía en esos momentos a Montgomery concentrarse en planificar la
batalla que debía barrer al enemigo. A pesar incluso de los informes
descifrados de Ultra y demás informaciones de inteligencia que mostraban al
enemigo en no su mejor estado para conservar la línea, ya que solo podían
mostrar una resistencia testimonial, Montgomery que ahora poseía una inmensa
reputación que conservar no estaba dispuesto a sufrir contratiempos. Debido a
ello y en primer lugar necesitaba reorganizar su ejército.
Con sus fuerzas extendidas a través de 1.300 km. de África del
Norte, las inmediatas preocupaciones de Montgomery estaban relacionadas con sus
suministros y administración, más que en batallas y persecuciones. La
naturaleza tan estrecha del avance significaba que de lejos eran necesarios
tres cuerpos de ejército en acción. Existiría menos tensión administrativa si
uno de los cuerpos se disolvía y sus formaciones dispersadas. Decidió
deshacerse del XIII Cuerpo y mover su comandante, el teniente general Brian
Horrocks al X Cuerpo para reemplazar al teniente general Lumsden cuyo reciente
comportamiento al inicio de la persecución había sido considerado más bien
pobre. A las divisiones del XIII Cuerpo se les encomendaron diversos roles; la
44ª Division de infantería fue disuelta y la 50ª Division y la 4ª División
India se trasladaron a la reserva de Cuartel General con la intención de incluirlas
en el XXX Cuerpo posteriormente.
El cauteloso ataque de Montgomery sobre El Agheila fue planeado
para iniciarse la noche del 16 al 17 de diciembre-. El 26 de noviembre el
teniente general Leese y su XXX Cuerpo avanzaron hasta situarse delante del X Cuerpo.
La unidad comprendía de la 7ª Division Blindada, la 51ª Division Highland y las
Divisiones de nueva Zelanda. El plan consistía en retirar el X Cuerpo hasta
Bengasi para actuar como reserva en el caso que Rommel volviese a actuar con
uno de sus notables contraataques.
El plan de ataque de Montgomery era convencional. Decidió un
frontal asalto cerca de la costa con la 51ª Division y la 7ª Acorazada para
fijar las defensas mientras un profundo movimiento a través del desierto por el
sur a cargo de la división de nueva Zelanda por detrás de las líneas sellaría
las fuerzas de Rommel en una trampa. La Desert Air Force apoyaría estos ataques
y debería estar preparada ante una repentina retirada de las fuerzas enemigas.
Rommel tardo poco tiempo en darse cuenta que la llamada línea en
El Agheila era de hecho indefendible. Ocupaba al menos 160 km en el desierto,
incluso era más larga que la línea en el Alamein y no tenía ni tropas ni
suministros para mantenerla. La mayoría de su armamento pesado y cañoneas antitanque
se habían perdido en El Alamein así como el grueso del equipo acorazada. La
situación respecto al combustible mostraba poca muestra de mejoría ahora que
Arnim había creado un nuevo ejército en Túnez y también necesitaba suministros.
Sin embargo, durante los días siguientes llegó un goteo de refuerzos acompañado
de algunos tanques de repuesto.
Rommel conocía que la posesión de la línea de El Agheila llevaría
a la eventual destrucción de su ejército y pidió a su superior en Roma, el
mariscal Cavallero, permiso para comenzar una retirada más al menos hasta
Buerat o incluso Trípoli. Desde allí los suministros serian entregados
directamente desde el puerto a las tropas. Sus líneas de suministro se
acortarían en 400 km mientras que las de Montgomery se alargarían en la misma
distancia.
El mariscal Cavallero rechazó la propuesta de Rommel considerándola
intolerable, Mussolini había decretado que no hubiesen adicionales retiradas en
Libia. Esta decisión fue posteriormente ratificada por Berlín; Rommel debía
permanecer firme y luchar en El Agheila. Hitler incluso prometió más cañones y
tanques que deberían de llegar lo antes posible y recordó a Rommel que se
hallaba bajo el mando del gobernador de Libia, el mariscal Bastico y debía
obedecer sus órdenes.
Continúa en Rommel perseguido tras El Alamein IV
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