Batallas aéreas sobre Berlín: perspectiva general.
Berlin en 1945.
Berlín como capital del Tercer Reich fue desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial un objetivo primordial para los aviones de bombardeo de las fuerzas aéreas aliadas. Antes de agosto de 1940, la ciudad de Berlín permaneció casi intacta ante los bombarderos de la RAF, en ese mes el Mando de Bombardeo británico llevo a cabo dos ataques sobre la capital germana en represalia por los sufridos por Londres a cargo de la Luftwaffe. Bombarderos bimotores Vickers Wellington, Armstrong Whitworth Whitley y Hanley Page Hampden casi al punto extremo de sus autonomías bombardearon Berlín causando apenas daño, ni personal ni material. Este primer raid tuvo más importancia simbólica que militar propiamente dicho ya que marcó el inicio de una larga sucesión de ataques sobre la ciudad más emblemática para Hitler. El propósito final de esta considerable campaña nocturna de bombardeos sobre las ciudades alemanas y Berlín en particular era consumir la moral del pueblo alemán y al mismo tiempo disminuir lo máximo posible la capacidad industrial por falta de mano de obra, es decir, provocar absentismo laboral por esa caída de moral. Las fabricas y centros administrativos serían objetivos de primer orden. En un principio los raids estaban formados por los primeros modelos de bombarderos de la RAF, con un armamento defensivo casi ineficaz y adoleciendo también de una falta de precisión a la hora de lanzar sus bombas pero incluso con la introducción en 1941 de los mejorados y ya bombardeos cuatrimotores Short Stirling Y Handley Page Halifax o el excelente Avro Lancaster en 1942 no hizo cambiar la doctrina hasta entonces utilizada.
Sin embargo, la magnitud de los
ataques sobre Berlín y otras ciudades alemanas por parte del Bomber Command fue
aumentando paulatinamente. Y pronto se unió a tal misión la 8ª Fuerza Aérea de
la USAAF. A finales de 1943, la RAF inició un esfuerzo mantenido para
pulverizar la capital del Reich. Siguiendo el camino mostrado por el éxito de
los raids de más de 1000 bombarderos de 1942, el mariscal del Aire Arthur
“Bomber” Harris estaba plenamente convencido que la destrucción de Berlín
llevaría a Alemania al final de la guerra. El 18 de noviembre, Harris ordenó el
ataque sobre la ciudad por parte de 444 aviones de los que solo se perdieron
nueve, Envalentonado ante este resultado, el jefe del Bomber Command siguió en
el empeño y fueron enviados 15 ataques a gran escala sobre Berlín hasta finales
de marzo de 1944. De las 9.111 salidas, 492 bombarderos fueron derribados, 95
se estrellaron en sus propios aeródromos y 859 sufrieron daños de diversa
índole y en estas cifras no están incluidas las correspondientes a 16 pequeños
ataques realizados en el mismo periodo. En total más de 1.000 aviones de
bombardeo de la RAF se perdieron durante los ataque nocturnos sobre Berlín.
La 8ª Fuerza Aérea no participó
en los raids contra Berlín. Se estaba recuperando de las fuertes pérdidas
sufridas en la segunda mitad del año 1943, sobre todo tras los raids diurnos
sobre Schweinfurt y Resenburg. Este esfuerzo también se vio afectado por el desvío
de aviones hacia la recientemente formada 5ª fuerza Aérea en Italia. La lucha
de la 8ª fuerza sobre Berlín comenzaba a tomar forma eso si bajo la directiva
del 13 de febrero de 1944 de la Ofensiva de Bombardeo Combinada, (CBO Combined
Bomber Offensive). Dicha normativa especificaba que se atacase Berlín todas las
veces que fuese posible. El Alto Mando pensaba que la Luftwaffe lucharía a
muerte para defender la capital y simbólica ciudad del Reich y la paulatina
destrucción de aviones, pilotos e infraestructura de las fuerzas aéreas
alemanas era el objetivo primordial de la CBO.
Al igual que otros objetivos como
Hamburgo, mientras la RAF bombardeaba de noche, la 8ª Fuerza de día, por la
noche se ganaba seguridad y se perdía eficacia y por el día la relación se
invertía. Esta dramática diferencia cambió para bien de los americanos con la
presencia a principios de 1944 de cazas de escolta de gran alcance, destacando
el North American P-51 Mustang, que acompañaba a las formaciones de bombardeo
todo el trayecto hasta su objetivo e incluso la vuelta. Reemplazar los pilotos
de la Luftwaffe caídos en acción cada día se volvía una tarea más difícil
debido a la escasez de recursos humanos. Este debilitamiento del poder aéreo
alemán hizo que la invasión aliada en el noroeste de Europa tuviese muchas más
probabilidades de éxito. El 4 de marzo de 1944, la 8ª Fuerza Aérea llevó a cabo
el primer raid diurno sobre Berlín, seguido de otros tres ataques en el mismo
mes. En total, 1.700 salidas se bombarderos Boeing B-17 Fortress y Consolidated
B-24 Liberator escoltados por enjambres de cazas. Los objetivos estratégicos
incluían la industria de rodamientos de bolas VKF Ekner, la eléctrica Bosch en
Klein Machow y la fábrica de motores Daimler Benz en Genshagen.
La Luftwaffe reaccionó como
animal herido pues así se hallaba. Por ejemplo, 69 bombarderos de la 8ª fuerza
cayeron tan solo el día 6 de marzo, pérdidas tan altas como las sufridas en los
raids de Schweinfurt y Resenburg, eso si hay que reseñar que 81 cazas germanos
fueron derribados la misma jornada. La defensa alemán basada en tierra tenia Berlín
como ejemplo más claro de la efectiva y pesada artillería antiaérea. En fechas
tan tardías como el raid del 3 de febrero de 1945 de los americanos, los
cañones antiaéreos pudieron derribar 25 bombarderos pesados. Junto a la artillería,
el control vía radar de las direcciones de los raids llevaba a los cazas día y
noche a intentar conseguir defender la ciudad lo mejor posible.
Dentro de los aviones de caza
alemanes hay que mencionar los últimos modelos Messerschmitt BF 109 y
Focke-Wulf Fw 190 armados con ametralladoras pesadas y cañones de hasta 30 mm.
de calibre e incluso ocasionalmente cohetes aire-aire. Dentro de la caza
nocturna sobresalió el caza bimotor Messerschmitt Bf 110 equipado con radar y
armado con el demoledor Schräge Musik, o Música de Jazz, un doble cañón de 30
mm capaz de disparar diagonalmente a la panza de los bombarderos. Otro caza
bimotor, el Me 410 Hornisse estaba considerado un verdadero asesino de
bombarderos ya que montaba un cañón de 50 mm. Afortunadamente para las
tripulaciones aliadas, el uso como caza del mortífero y elegante avión a
reacción Me 262 armado con cañones, nunca fue su primordial finalidad así como
el extraordinario Me 163 un interceptor
propulsado por cohetes. Desde el punto de vista cualitativo, casi todos los
aviones alemanes de final de la guerra eran superiores a sus homólogos
occidentales y hubiesen podido inclinar la balanza hacia la Luftwaffe, pero laspérdidas de pilotos experimentados y la falta de preparación de los nuevos,
unidas a las dificultades de producción de nuevos aviones que reemplazasen a
los derribados llevó a la victoria final a las fueras aéreas aliadas.
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