Blitzkrieg
Generaloberst Heinz Guderian, uno de los máximos exponentes de la Blitzkrieg.
El concepto de guerra móvil
siempre ha estado presente en el espíritu bélico de Alemania y anteriormente
Prusia. No obstante, fue en la Primera Guerra mundial y tras el estancamiento
de las operaciones en el frente occidental debido a la guerra de trincheras,
cuando se hizo necesario desarrollar nuevas tácticas de guerra móvil para
intentar acabar con dicha inmovilización. Con la aparición de las tropas de
asalto o Sturmtruppen se pretendió dar solución al problema, esta fuerzas de
elite rompían las líneas enemigas gracias
a la velocidad y sorpresa de su ataque para posteriormente profundizar
en la retaguardia del enemigo. La táctica en si funcionaba pero no tuvo el
éxito esperado porque las unidades que debían seguir a los Sturmtruppen en la
mayoría de los casos se quedaban a mitad del camino.
Tras la Primera Guerra Mundial y
teniendo siempre presente las grandes matanzas de los campos del norte de
Francia, tácticos militares introdujeron nuevas ideas de guerra de movimientos
para evitar en un futuro no muy lejano dichas carnicerías. Nombres como J. F.
C. Fuller o Lidell Hart en la década de los 20 se hallarían ligados a estos
novedosos pensamientos. Postularon que el tanque, arma aparecida al final de la
última gran contienda, debía convertirse en el eje por el que giraría la
próxima manera de hacer la guerra. El tanque podría no solo ocupar el terreno
enemigo sino que si maniobraba con rapidez y profundidad, llegar incluso a la
retaguardia del enemigo y destruir las vías de suministro, posiciones de
artillería, cuarteles generales e infundir el pánico necesario para conseguir
doblegar la voluntad de combatir del adversario.
A finales de los años 20 y
primeros 30, De Gaulle en Francia, Hans von Skeet y Heinz Guderian en Alemania
se vieron muy interesados en estos nuevos conceptos e intentaron aplicarlos a
la estructura operativa de sus ejércitos. Fue la Alemania de Hitler, donde a
regañadientes y con desconfianza de las viejas glorias del Ejercito, el país
que asimiló más profundamente estas nuevas ideas con Guderian como ejemplo de
pertinaz obstinación en la introducción y desarrollo de la denominada
Blitzkrieg. Se crearon unidades exclusivas de carros de combate denominadas
Divisiones Panzer que contenían tanto elementos acorazadas, como de artillería,
infantería y otras subunidades de apoyo, todos ellos mecanizados o en su
defecto motorizados, porque a diferencia de tácticos como Fuller o Hart,
Guderian y sus seguidores pensaban y el tiempo les dio la razón que el tanque
por sí solo no podía actuar de forma efectiva, necesitaba la acción coordinada
de las restante armas.
El Alto Mando alemán utilizó el
conflicto civil en España como un campo de pruebas más para desarrollar el
armamento que para la implantación de las nuevas tácticas móviles, pues los
carros de combate nunca actuaron independientemente de la infantería, y la
aviación, fundamental como apoyo táctico tampoco se utilizó de forma
coordinada, eso sí se extrajeron valiosas consideraciones que serian aplicables
en el siguiente y no muy lejano
conflicto. En septiembre de 1939, Alemania invade Polonia dando lugar al inicio
de la segunda Guerra Mundial y fue, en las llanuras polacas donde se puso en
marcha por primera vez el concepto de Blitzkrieg o guerra relámpago de forma
más o menos incompleta. Las divisiones panzer con sus unidades acorazadas, de
infantería y artillería todas coordinada por un buen sistema de comunicación
por radio, si que penetraron en las líneas enemigas buscando la retaguardia
pero el uso de la aviación aun estaba lejos de la conjunción deseable. En mayo
de 1940, ya puliendo los errores cometidos, la Wehrmacht invade los Países
Bajos, Bélgica y Francia, en este caso incluso utilizando tropas
aerotransportadas, (Fallschirmjaeger) que añadían sorpresa y desorganización en
la retaguardia enemiga. Es en esta campaña donde se observa con mayor claridad
la perfección del sistema de guerra móvil llevada a su máxima expresión por
comandantes como Guderian al mando de un cuerpo acorazado o Rommel al mando de
su 7ª División Panzer, denominada fantasma por su velocidad. En unas pocas
semanas y tras un “corte de hoz” magistral desde Las Ardenas hasta el canal de
la Mancha, el Ejército alemán barre del mapa al todopoderoso Ejército francés
ayudado por el Cuerpo Expedicionario Británico. En Francia el papel de la
aviación y su apoyo a las unidades terrestres ya se observa mucho mas
coordinado.
Desde la caída de Francia hasta
la invasión de la Unión Soviética, la Wehrmacht conquista Yugoeslavia y gracia
donde las características geográficas impiden la aplicación de las tácticas de
Blitzkrieg en su máxima expresión, eso si se siguen perfeccionando las
coordinación entre unidades. El 22 de junio comienza la Operación Barbarroja y
durante año y medio hasta la batalla de Stalingrado, el ejército alemán aplica
la táctica de la Blitzkrieg en innumerables ocasiones consiguiendo grandes
resultados en forma de cercos o kessels de Ejércitos o incluso Grupos de
Ejércitos soviéticos enteros, sobre todo en los primeros meses de campaña. Tras
Stalingrado y solo con los paréntesis de las fallidas ofensivas de Kursk en
julio del 43 y Las Ardenas de diciembre del44, la Wehrmacht pierde toda
iniciativa de combate, no pudiendo aplicar como es lógica ninguna táctica de
guerra móvil.
Resumiendo, las tácticas de la
Blitzkrieg contribuyeron de forma primordial a las victorias germanas en la
primera mitad de la guerra, desde 1939 hasta 1942 cuando las bases logísticas
en la retaguardia estaban en disposición de garantizar el suministro adecuado a
las unidades que en punta de lanza penetraban en territorio enemigo. Las
tácticas de Blitzkrieg se basaron en la coordinación entre ataques aéreos y
terrestres, concentrados y precisos que proporcionaron un efecto rápido y
potente a través de las líneas enemigas y de esta forma cercar las unidades del enemigo parta su
posterior captura. Uno de los aspectos más importantes que debía existir era la
correcta la comunicación entre el HQ y las unidades de combate y viceversa, así
como el suministro constante de munición y combustible desde las bases
logísticas necesario para sostener la velocidad del ataque. A veces se olvida
con frecuencia el factor sorpresa que fue muy importante para el éxito de la
guerra relámpago, tal y como se comprobó en las campañas de Polonia, Francia y
la URSS. Las tácticas implantadas y desarrolladas por la Wehrmacht durante la
II Guerra Mundial formaron parte de la base para el futuro desarrollo de
armamento y guerra moderna.
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