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martes, 3 de noviembre de 2015

Hannut; la primera batalla tanques contra tanques.

Hannut; la primera batalla tanques contra tanques.


Columna de panzers en Bélgica 1940

En mayo de 1940 el  XVI Armeekorps, unidad motorizada bajo el mando del General der Kavallerie Erich Hoepner, era la única fuerza blindada del Heeresgruppe B o Grupo de Ejércitos B que participó en las operaciones en Bélgica. Operando al norte de la línea de los ríos Mosa-Sambre, el Cuerpo se desplazó hacia la denominada brecha de Gembloux, en realidad un tramo de terreno abierto entre los ríos Mosa y Dyle, al noreste de Charleroi. El área comprendida entre Wavre y Namur era parte de la línea de defensa de Dyle y estaba fuertemente defendido por el 1º Ejército francés y más al este de esta posición los belgas habían construido la presa de Cointe, una considerable barrera antitanque.

El mando francés decidió enviar el Corps de Cavaliere del general René Prioux, con la 2ª y 3ª DLM (División Legere Mecanique) a unos 30 km. al este de estas defensas. Conforme se desplegaban en la zona de Hannut el 11 de mayo de 1940, todo indicaba que en ese lugar se produciría la primera batalla de tanques contra tanques de la guerra. El terreno ondulado de la llanura belga era perfecto para la guerra acorazada, aunque existían algunos obstáculos naturales, como el rio Mehaigne con su curso al sur de Hannut y la Petite Gette al este, discurriendo de sur a norte. Muchas ciudades y pueblos de la zona también formaban impedimentos para los panzers, hecho que General Langlois, comandante de la 3 ª DLM sacó ventaja mediante el establecimiento de una serie de posiciones fortificadas en dichos puntos habitados sobre un frente de 17 km. de ancho. Al norte estaba la mayor parte de la 6ª Brigada Mecanizada Ligera con dos batallones de Dragons Portés, infantería motorizada, apoyados por cuatro escuadrones del 1º Regimiento Cuirasse, mientras que hacia el sur más  o menos alrededor de Hannut, donde se habian establecido puestos avanzados, estaba la 5ª Brigada Mecanizada Ligera con cuatro escuadrones mas del mismo 1º Regimiento Cuirasse más el 1º Batallón de Dragons Portés y el grueso de la artillería divisional. En conjunto, la división disponía de 87 tanques Somua y 87 tanques Hotchkiss R35 de la 5ª Brigada más un aporte extra de 63 R 35 Hotchkiss procedentes de la 6ª Brigada. Por lado alemán la 3ª División Panzer contaba con 343 tanques, de los que 68 eran PzKpfw III y VI mientras que la 4ª División Panzer tenía 331 tanques, de los cuales 64 eran PzKpfw III y IV. Tras haber cruzado el río Mosa el 11 de mayo, al día siguiente las divisiones panzer del XVI Armeekorps se hallaban en posición de alcanzar su objetivo en Hannut.

La 3ª División Panzer contaba con su 3ª Brigada Panzer, mientras que la 4ª División Panzer creó  dos Verfolgungs Abteilungen o unidades de persecución; a la derecha estaba el 35º Regimiento Panzer con el 2º Bón del 103º Regimiento de artillería y a la izquierda se hallaba el 36º Regimiento Panzer y detrás de estas dos unidades la 4ª Brigada Schützen, infantería motorizada. A las 07:00 h. el 35º Regimiento Panzer había alcanzado su objetivo, Lens St. Remy; avanzó y entró en contacto con las vanguardias francesas en Villers le Peuplier. Desde allí el grueso del regimiento viró hacia al sur, hacia Avennes, dejando la 5ª Compañía con ordenes de dirigirse  hacia Hannut. Durante su aproximación, se encontró a las 10:30 h. con las posiciones del 2º Coraceros en Crehen; el consiguiente choque enseguida convenció al comandante regimental la necesidad de enviar todo el 2º batallón del 35º Regimiento Panzer hacia el norte. Los panzers llegaron a Hannut al mediodía, justo a tiempo para la primera batalla de tanques de la guerra.


Soldados alemanes delante de un Somua destruido

Los franceses pronto se retiraron de sus puestos avanzados en Hannut, pero Crehen quedo defendida por un escuadrón del 2º de Coraceros con 21 tanques Hotchkiss R 35 y una compañía de dragones que se enfrentaron contra más o menos 50-60 tanques alemanes. La lucha fue intensa y al final de la mañana los 10 tanques supervivientes franceses  se retiraron a Thisnes mientras los dragones retrocedieron hacia Merdop. A las 15:00 h. un escuadrón de tanques Somua llegó en apoyo y comenzó a contraatacar dirección Crehen, que fue retomada a las 18:30 h.  pero demasiado tarde. La 3ª División Panzer en su totalidad y la columna de la izquierda de la 4ª Panzer detuvieron su avance debido a la escasez de combustible. Al final de la mañana se produjo el último reabastecimiento al norte de Braives y sólo se pudo enviar al sur una compañía para reconocer el terreno sin esperar para reabastecimiento, mientras posteriormente, al final de la jornada a las 18:15 h. llegó a Poucet. Hoepner, muy preocupado por la situación de suministro y con sus flancos expuestos, decidió enviar a un solitario batallón, 1º Bón del 6º Regimiento Panzer hacia Hannut y Thisnes. A 19:00 sus tanques se dirigieron a Hannut sólo para encontrarse con el fuego de la artillería pesada francesa y el contraataque de los tanques Somua. Menos de una hora más tarde los alemanes y los franceses se retiraron de sus posiciones. Hoepner decidió lanzar un nuevo  ataque  día siguiente tras el reagrupamiento y reabastecimiento de las divisiones.

El nuevo ataque comenzó a las 12:20 h. del 13 de mayo por parte de la 3ªDivisión Panzer y diez minutos más tarde entró en acción la 4ª División Panzer. L 3ª Panzer involucró sus 2º y 1º Batallones panzer del 5º Regimiento acompañados por la infantería del 2º Bón del 3º Regimiento Schützen hacia Petite Gette al norte de los pueblos gemelos de Orp Le Grand  y Orp le Petit. Los 1º y 2º Bóns del 6º Regimiento Panzer junto con el 1º Bón del 3º Regimiento de Infantería se desplazaron a la línea Orp le Petit-Jauche . Mientras tanto, la 4ª División Panzer atacó al sur de Hannut con 1º y 2º Bóns del 35ª Regimiento Panzer hacia Merdop y con los 1º y 2º Bóns del 36º Regimiento Panzer justo al sur de ellos. Tres batallones de la 4ª Brigada Schützen debían atacar los fortines franceses en Thisnes, Merdop y Jandrenouille mientras el Aufklärungs Abteilung o batallón de reconocimiento cubría  el flanco izquierdo de la división. El primer paso fue llegar a la línea de Petite Gette-Jandrenouille, el segundo al ferrocarril que iba desde Jodoigne a Ramillies.

La primera unidad en tomar contacto con el enemigo fue el 1º Bón del 6º Regimiento Panzer en Orp le Petit y tras una enconada lucha, el pueblo fue despejado por los hombres del 1º Bon del 3º Regimiento de Infantería, uniéndose mas tarde elementos del  Panzerjäger Abteilung 39, sin embargo los tanques franceses y los cañones antitanque finalmente obligaron a los Panzers a buscar un ruta alternativa hacia el sur. El Oberst Kuhn, comandante de la 3ª Brigada Panzer, ordenó entonces a 1º Bón del 5º Regimiento Panzer girar al sur y unirse al 6º Regimiento Panzer en el área entre Orp le Petit y Jandrain - una decisión acertada ya que el 2º Bón del 5º Regimiento Panzer que había cruzado la Gette Petite poco después de las 14:30 h., estaba bajo el ataque de carros de combate enemigos y la infantería de apoyo del 2º1 Bón del 3º Regimiento Schützen sólo había sido capaz de establecer una cabeza de puente a través del río en Orp le Grand con gran dificultad. Con el tiempo, la gran concentración de tanques en terreno propicio para las maniobras acorazadas decidió la batalla. A las 15:00 h. la batalla entre tanques estalló justo al este de Jauche y dos horas más tarde el 2º Bón del 5º Regimiento Panzer logró romper las líneas al norte de Marillies, mientras que los Schützen aseguraban las aldeas de Orp. A las  19:00  h. La 3ª Brigada Panzer consiguió definitivamente la victoria en Jauche y la división había asegurado la zona de Petite Gette. Una hora más tarde ambos regimientos Panzer se reagruparon y atacaron hacia Enines y, desde allí, se dirigieron hacia su objetivo final.


Hannut, Bélgica, la primera batalla de tanques, 12-13 de mayo, 1940.

Al mediodía la 4ª Brigada Schützen de la 4ª División Panzer se movió en primer lugar después de un masivo ataque aéreo contra las posiciones francesas, en realidad meros puestos avanzados,  en Thisnes y Crehen. Una hora más tarde los Schützen habían sobrepasado esas posiciones, y se dirigía hacia Merdop, mientras que en a las  12:30 h la 5ªBrigada Panzer comenzó su propio avance. A las 16:00 h. el 36º Regimiento Panzer había alcanzado la carretera al sur de Jandrenouille, mientras que el 35º Regimiento Panzer había atacado Jandrenouille y Merdop junto con la infantería. Dos horas más tarde, ambos lugares estaban en manos de alemanes y los franceses comenzaron a retirarse. Después de descansar y reabastecerse, a las 19:30 h.  la 5ª Brigada Panzer reanudó su marcha hacia el oeste, pasando Ramillies, mientras que la 3ª Brigada  Panzer comenzó su propia persecución del enemigo. La batalla terminó, y los franceses estaban en completa retirada. La 3ª DLM 3 había perdido aproximadamente la mitad de sus Hotchkiss y un tercio de sus tanques Somua, en total más o menos 110 tanques, mientras que las dos divisiones panzer perdieron entre un cuarto y un tercio de sus tanques de 150 a 200, una cifra muy considerable pero hay que tener en cuenta que solo de 15 a 20 fueron irrecuperables.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Blitzkrieg; perspectiva general.

Blitzkrieg


Generaloberst Heinz Guderian, uno de los máximos exponentes de la Blitzkrieg.

El concepto de guerra móvil siempre ha estado presente en el espíritu bélico de Alemania y anteriormente Prusia. No obstante, fue en la Primera Guerra mundial y tras el estancamiento de las operaciones en el frente occidental debido a la guerra de trincheras, cuando se hizo necesario desarrollar nuevas tácticas de guerra móvil para intentar acabar con dicha inmovilización. Con la aparición de las tropas de asalto o Sturmtruppen se pretendió dar solución al problema, esta fuerzas de elite rompían las líneas enemigas gracias  a la velocidad y sorpresa de su ataque para posteriormente profundizar en la retaguardia del enemigo. La táctica en si funcionaba pero no tuvo el éxito esperado porque las unidades que debían seguir a los Sturmtruppen en la mayoría de los casos se quedaban a mitad del camino.

Tras la Primera Guerra Mundial y teniendo siempre presente las grandes matanzas de los campos del norte de Francia, tácticos militares introdujeron nuevas ideas de guerra de movimientos para evitar en un futuro no muy lejano dichas carnicerías. Nombres como J. F. C. Fuller o Lidell Hart en la década de los 20 se hallarían ligados a estos novedosos pensamientos. Postularon que el tanque, arma aparecida al final de la última gran contienda, debía convertirse en el eje por el que giraría la próxima manera de hacer la guerra. El tanque podría no solo ocupar el terreno enemigo sino que si maniobraba con rapidez y profundidad, llegar incluso a la retaguardia del enemigo y destruir las vías de suministro, posiciones de artillería, cuarteles generales e infundir el pánico necesario para conseguir doblegar la voluntad de combatir del adversario.

A finales de los años 20 y primeros 30, De Gaulle en Francia, Hans von Skeet y Heinz Guderian en Alemania se vieron muy interesados en estos nuevos conceptos e intentaron aplicarlos a la estructura operativa de sus ejércitos. Fue la Alemania de Hitler, donde a regañadientes y con desconfianza de las viejas glorias del Ejercito, el país que asimiló más profundamente estas nuevas ideas con Guderian como ejemplo de pertinaz obstinación en la introducción y desarrollo de la denominada Blitzkrieg. Se crearon unidades exclusivas de carros de combate denominadas Divisiones Panzer que contenían tanto elementos acorazadas, como de artillería, infantería y otras subunidades de apoyo, todos ellos mecanizados o en su defecto motorizados, porque a diferencia de tácticos como Fuller o Hart, Guderian y sus seguidores pensaban y el tiempo les dio la razón que el tanque por sí solo no podía actuar de forma efectiva, necesitaba la acción coordinada de las restante armas.

El Alto Mando alemán utilizó el conflicto civil en España como un campo de pruebas más para desarrollar el armamento que para la implantación de las nuevas tácticas móviles, pues los carros de combate nunca actuaron independientemente de la infantería, y la aviación, fundamental como apoyo táctico tampoco se utilizó de forma coordinada, eso sí se extrajeron valiosas consideraciones que serian aplicables en el siguiente  y no muy lejano conflicto. En septiembre de 1939, Alemania invade Polonia dando lugar al inicio de la segunda Guerra Mundial y fue, en las llanuras polacas donde se puso en marcha por primera vez el concepto de Blitzkrieg o guerra relámpago de forma más o menos incompleta. Las divisiones panzer con sus unidades acorazadas, de infantería y artillería todas coordinada por un buen sistema de comunicación por radio, si que penetraron en las líneas enemigas buscando la retaguardia pero el uso de la aviación aun estaba lejos de la conjunción deseable. En mayo de 1940, ya puliendo los errores cometidos, la Wehrmacht invade los Países Bajos, Bélgica y Francia, en este caso incluso utilizando tropas aerotransportadas, (Fallschirmjaeger) que añadían sorpresa y desorganización en la retaguardia enemiga. Es en esta campaña donde se observa con mayor claridad la perfección del sistema de guerra móvil llevada a su máxima expresión por comandantes como Guderian al mando de un cuerpo acorazado o Rommel al mando de su 7ª División Panzer, denominada fantasma por su velocidad. En unas pocas semanas y tras un “corte de hoz” magistral desde Las Ardenas hasta el canal de la Mancha, el Ejército alemán barre del mapa al todopoderoso Ejército francés ayudado por el Cuerpo Expedicionario Británico. En Francia el papel de la aviación y su apoyo a las unidades terrestres ya se observa mucho mas coordinado.

Desde la caída de Francia hasta la invasión de la Unión Soviética, la Wehrmacht conquista Yugoeslavia y gracia donde las características geográficas impiden la aplicación de las tácticas de Blitzkrieg en su máxima expresión, eso si se siguen perfeccionando las coordinación entre unidades. El 22 de junio comienza la Operación Barbarroja y durante año y medio hasta la batalla de Stalingrado, el ejército alemán aplica la táctica de la Blitzkrieg en innumerables ocasiones consiguiendo grandes resultados en forma de cercos o kessels de Ejércitos o incluso Grupos de Ejércitos soviéticos enteros, sobre todo en los primeros meses de campaña. Tras Stalingrado y solo con los paréntesis de las fallidas ofensivas de Kursk en julio del 43 y Las Ardenas de diciembre del44, la Wehrmacht pierde toda iniciativa de combate, no pudiendo aplicar como es lógica ninguna táctica de guerra móvil.


Resumiendo, las tácticas de la Blitzkrieg contribuyeron de forma primordial a las victorias germanas en la primera mitad de la guerra, desde 1939 hasta 1942 cuando las bases logísticas en la retaguardia estaban en disposición de garantizar el suministro adecuado a las unidades que en punta de lanza penetraban en territorio enemigo. Las tácticas de Blitzkrieg se basaron en la coordinación entre ataques aéreos y terrestres, concentrados y precisos que proporcionaron un efecto rápido y potente a través de las líneas enemigas y de esta forma  cercar las unidades del enemigo parta su posterior captura. Uno de los aspectos más importantes que debía existir era la correcta la comunicación entre el HQ y las unidades de combate y viceversa, así como el suministro constante de munición y combustible desde las bases logísticas necesario para sostener la velocidad del ataque. A veces se olvida con frecuencia el factor sorpresa que fue muy importante para el éxito de la guerra relámpago, tal y como se comprobó en las campañas de Polonia, Francia y la URSS. Las tácticas implantadas y desarrolladas por la Wehrmacht durante la II Guerra Mundial formaron parte de la base para el futuro desarrollo de armamento y guerra moderna.

lunes, 22 de octubre de 2012

Tácticas de los cazacarros alemanes


Tácticas de los cazacarros alemanes


Jagdpanzer IV

Al contrario de lo que puede indicar su nombre, la finalidad de los  cazacarros alemanes no era buscar los tanques enemigo y “cazarlos” en terreno abierto, sino intentar sorprenderles desde posiciones perfectamente escogidas a modo de emboscada. La función del jagdpanzer era meramente defensiva y cuanto mayor fuese la habilidad del comandante de la unidad en escoger las mejores posiciones, mayor seria el éxito de la “caza”. De forma preferencial, estas posiciones solían situarse en los flancos del avance de las formaciones acorazadas enemigas, con una buena cobertura y con obstáculos naturales o artificiales delante de las disposiciones de los cazacarros, tales como ríos, pantanos o campos de minas,  para de esta manera impedir que fuesen atacados, bien por infantería enemiga o por los mismos tanques que debían ser cazados.

Al igual que con los cañones de asalto, los cazacarros aumentaban su efectividad cuando estaban concentrados perdiéndola cuando por diversas razones actuaban en grupos aislados  o incluso individualmente.

Las unidades de cazacarros que acompañaban a la infantería en el avance, solían quedarse en un objetivo ya capturado a la espera de un posible contraataque, si éste no se producía se retiraban a la línea de reserva hasta un próximo avance. Si las tropas de a pie eran atacadas por el enemigo, los cazacarros principalmente se enfrentaban en posiciones defensivas contras las fuerzas acorazadas sumándose su potencia de fuego a la de los cañones anticarro emplazados. En una retirada, la movilidad era esencial, saltando de posición a posición defensiva ayudando al repliegue ordenado de la infantería hasta llegar a una nueva línea de frente.

Si los cazacarros actuaban conjuntamente con unidades panzer, existían diversas tácticas según las distintas situaciones. En un avance de las tropas acorazadas, los cazacarros constituían una muy buena base de fuego de apoyo, a la vez que protegían los flancos del avance. Si los panzer salían victoriosos del primer encuentro, los cazacarros avanzaban y formaban una nueva línea de fuego. Si los tanques no conseguían éxito inicial y debían replegarse, podía producirse dos situaciones distintas con un mismo fin desde el punto de vista táctico de las unidades de cazacarros. Si era cierto que los panzer tenían problemas, los cazacarros desde posiciones defensivas se encargarían de asegurar una buena retirada de sus “hermanos” acorazados con fuego sobre los tanques enemigos. Si la retirada era fingida  como parte de una estratagema, la destrucción de las unidades acorazadas enemigas estaba casi asegurada por la potencia de  fuego de los cazacarros. Este tipo de táctica fue muy utilizada contra británicos en África del Norte y contra los soviéticos en las estepas rusas donde la persecución de un enemigo en apariencia derrotado traía graves y desastrosas consecuencias para los carros de combate aliados.



Jagdpanther 

La principal característica armamentística de los cazacarros era su supremacía general en el propio cañón, así panzer versus jagdpanzer, era una relación siempre favorable al cazacarros por lo que siempre intentaban atacar a los tanques con la mayor distancia posible, de esta manera podían alcanzar a los carros enemigos antes que estos pudiesen hacer fuego efectivo desde sus cañones. En las estepas rusas y en el desierto africano, los espacios abiertos y su consecuente falta de posiciones de tiro estáticas con buena cobertura, “obligaban” a los cazacarros a utilizar su movilidad para mantener la distancia necesaria para aprovecharse de su generalmente mayor potencia de fuego.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Cañón antiaéreo de 94mm como antitanque.


Cañón antiaéreo de 94mm como anticarro



Cañón antiaéreo de 3,7-in (94mm)

Hasta mayo de 1942 con la introducción del cañón anticarro de 6 libras (57 mm) y sobretodo hasta marzo del año siguiente con el cañón de 17 libras (76 mm), los británicos solo tenían en su arsenal como cañón antitanque principal, el cañón de 2 libras (40 mm). Este antitanque demostró ser ineficaz a distancias superiores a 1.000 yardas. En cambio, los alemanes si disponían de un arsenal anticarro más variado y eficaz. El principal cañón con dicha finalidad era el PaK 38 de 50 mm, sin embargo, no fue el más famoso ni el más temido, ya que ese honor recayó en el célebre cañón antiaéreo de 88 mm.

Si bien la finalidad con la que fue diseñada el “88” era la de derribar aviones, ya en la guerra civil española demostró con excelentes resultados, la posibilidad de utilizarlo como arma antitanque. La razón estribaba en las propias características de los cañones antiaéreos, que habían de tener; elevada cadencia de tiro, largo alcance, trayectoria recta y grandes velocidad de salida del proyectil. Estas propiedades resultaron aprovechables como anticarro sobre todo en terrenos abiertos, como los propios del desierto africano, aunque hay que reseñar los distintos inconvenientes presente en un diseño no realizado en expreso para tal función. El cañón de 88 era enorme y fácilmente visible, no era fácil de mover ni de cambiarlo de emplazamiento, se montaba en una plataforma en forma de cruz muy pasada., no obstante, incluso con estas desventajas el cañón alemán de 88 mm fue, tal vez, uno de los mejores antitanque de la guerra.

Ante la falta de un cañón anticarro con garantías y ante el uso por parte de los alemanes del antiaéreo de 88 como cañón anticarro, aparece una cuestión casi de forma ineludible ¿Disponían los británicos de un cañón de características similares al “88” alemán, para poder ser utilizado como antitanque? La respuesta es sencilla, el cañón antiaéreo de 94 mm.

El cañón de 94 mm, o mejor dicho, cañón de ordenanza QF 3,7-in fue introducido en el ejército británico en 1937 para sustituir al cañón antiaéreo QF 3-in 20-cwt que databa de la Primera Guerra Mundial. Aun siendo un cañón de calibre superior al “88” alemán y balísticamente también con mejores prestaciones, tan solo  fue utilizado como anticarro en ocasiones aisladas por los británicos, seguramente por diversas razones que se deben matizar.

En primer lugar, razones de índole estratégicas; el cañón de 3,7 pulgadas siempre tuvo como principal fin el ser antiaéreo, además a principio de los 40 existía en Inglaterra gran psicosis generalizada hacia los bombardeos y tras el desastre de Dunkerque, donde muchos cañones de 94 mm fueron abandonados, el resto de material antiaéreo fue destinado sin discusión a la protección del espacio aéreo británico.

Dentro de la doctrina de guerra acorazada británica, no se consideraba al cañón antitanque cono el arma principal de destrucción de los carros de combate enemigos; esa función recaía en los propios tanques, sin contar que los alemanes utilizaban los cañones anticarro como un medio ofensivo y por supuesto defensivo mientras que los aliados solo los utilizaban como armas defensivas.

Conseguir entrenar las dotaciones de los cañones de 3,7-in para el fin anticarro costaría un esfuerzo adicional que en tales  circunstancias el Ejercito no se podía permitir, así como el suministro de munición adecuada para tal fin.

También existían presiones por parte de la RAF para que se utilizasen los cañones para defender los aeródromos de los ataques aéreos del enemigo así como las bases del Ejercito.

Desde el punto de vista técnico, también y de forma casi parecida al caso del “88” alemán existían inconvenientes que dificultaban en gran medida el uso del antiaéreo de 94 mm como arma antitanque.

Los apuntadores del cañón se sentaban de espaldas al objetivo, pues esa era la posición diseñada para el fuego antiaéreo, cambiarla ocasionaría impedir su uso primario. Necesitaba también una superficie muy grande de terreno perfectamente nivelado, además se requería aproximadamente 10 minutos para retirar las ruedas, desplegar las patas y dejar el cañón en pleno funcionamiento.

Era más grande que su “compañero” alemán, circunstancia que se agravaba cuando disparaba y levantaba una nube de polvo enrome, facilitando así su localización. Acto seguido entraba en juego una gran desventaja ya que el cañón británico a diferencia del “88” carecía de escudo protector para los artilleros.

Todos estos factores, políticos, estratégicos o técnicos, impidieron el uso del cañón antiaéreo de 94 mm como arma antitanque, circunstancia que tal vez hubiese significado un resultado diferente en la lucha acorazada entre las fuerzas británicas y las fuerzas del Eje, como de forma esporádica y con éxito realizó Percy Calvert, paradójicamente comandante de la Brigada Antiaérea en África del Norte.

martes, 11 de septiembre de 2012

Principios tácticos alemanes de la guerra acorazada en el desierto


Principios tácticos alemanes de la guerra acorazada en el desierto

Los alemanes desarrollaron en el desierto de África del Norte una serie de principios tácticos referentes al uso de fuerzas acorazadas de una forma mucho mas novedosa y avanzada que sus rivales.

Rommel y miembros de su estado mayor

Estos son algunos de esos principios tácticos

  • La fuerza mecanizada de ataque debería siempre operar con todas las armas en grupos cerrados. Una gran dispersion de tropas no ayudaba a aumentar la moral. Este principio cobraba aun mas valor  especialmente cuando la Luftwaffe disfrutaba de superioridad sobre la RAF.
  • En todos los grupos inter armas, la velocidad predominante del propio grupo la marcaba necesariamente lavelocidad del vehículo más lento. De esta forma los tanques tenían prohibido avanzar  dejando al resto de tropas atrás, tampoco debían aventurarse a entrar en terreno impracticable para el resto de vehículos, excepto en ocasiones muy locales. En cualquier caso, la alta velocidad no era particularmente una cualidad deseable para los tanques, si bien una fiabilidad mecánica si fue definida como alta prioridad para todos los vehículos.
  • Era esencial recuperar todo vehículo averiado y repararlo sin demora. Las reparaciones mecánicas eran un elemento primordial de la movilidad, especialmente cuando (como en la mayoría de los casos de la guerra del desierto) los tanques alemanes eran superados en numero por los aliados. Logicamente,  ganar y conservar el campo de batalla al final del día de batalla, favorecia y permitia que los vehículos dañados pudiesen ser recuperados.
  • La reparación de los vehículos durante la oscuridad nocturna sin usar focos era ridículamente complicada y necesaria para preservar la posición.  Pero si se utilizaba luz artificial, al menos dejaban en servicio los vehículos a punto para ser utilizados a la mañana siguiente cuando el enemigo atacase.
  • La cohesión de un grupo inter-armas dependía en gran proporción de una buena comunicación por radio. Todos los recursos invertidos en este concepto no serian mal utilizados, esta circunstancia se observó de forma evidente en la 1ª batalla de El Alamein donde el DAK disfruto de una marcada superioridad sobre el 8º Ejército en la interceptación e interpretación de las transmisiones del enemigo.
  • De todo los conceptos quizás, la potencia de fuego sea el punto clave de cualquier batalla, tal y como Rommel ya había dejado bien claro en la campaña de Francia de 1940. Antes de realizar cualquier acción, era imprescindible determinar y bombardear las posiciones del enemigo, en especial sus cañones antitanque con granadas HE: solo después podría decidirse si el enemigo estaba lo suficientemente debilitado para lanzar un ataque. Las granadas HE debían ser disparadas por Panzer IV desde una distancia de 2.000 m. así como por la artillería de campaña desde  posiciones más retrasadas.
  • En cada etapa debería existir un alto nivel de reconocimiento; en primer lugar identificar las posiciones del enemigo y su fuerza y a continuación determinar exactamente como había sido suprimido por el fuego artillero. El ataque inicial debería convertirse en un avance a “tumba abierta” solo si el comandante estaba convencido que los cañones antitanque estaban fuera de combate. Si esta circunstancia no se producía, los alemanes normalmente. se retiraban y cancelaban el ataque. Solo en casos muy excepcionales las decisiones puramente tácticas del comandante in situ fueron anuladas por órdenes de más alto nivel operacional.
  • No está claro del todo, si en este concepto de reconocimiento estaba incluida la participación de la infantería que patrullaba a pie, particularmente muy importante en la tradición militar británica y aun más acusada en la doctrina australiana. El concepto germánico de reconocimiento afectaba sobre todo a los vehículos motorizados.