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miércoles, 1 de febrero de 2023

Cañón ZiS-3 de 76.2 mm.

 

Cañón ZiS-3 de 76.2 mm.


El ZiS-3 (en ruso: 76-мм дивизионная пушка образца 1942 года (ЗиС-3)) fue una pieza de artillería de campaña divisional de 76,2 mm utilizada por el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial. Muchos expertos en artillería clasificaron este cañón entre las mejores piezas de artillería de la Segunda Guerra Mundial, junto con el cañón alemán de 88 mm y el obús británico de 25 libras.

ZiS es el acrónimo de "Zavod imeni Stalina" (en ruso: Завод имени Сталина, Zavod imeni Stalina, o "fábrica en nombre de Stalin"), el nombre oficial de la Fábrica de Artillería No. 92 de Gorki, que comenzó la producción de este cañón. Los soldados alemanes le dieron el apodo de "Ratsch-Bumm", de hecho, siempre oía el impacto primero, llamado onomatopéyicamente "Ratsch", antes de que se escuchara el chasquido del disparo: el "Boom".

El diseño del ZiS-3 comenzó a finales de 1940, en la Fábrica de Artillería 92, bajo la dirección de Vasily Grabin, diseñador jefe de los cañones soviéticos de calibre medio.

lunes, 5 de octubre de 2020

Vasily Ivanovich Kuznetsov

Vasily Ivanovich Kuznetsov



15 de enero 1894 - 20 de junio de 1964. Fue un general soviético y Héroe de la Unión Soviética

Kuznetsov nació en el seno de una familia de clase trabajadora en Ust-Usolka, Gobernación de Perm . En abril de 1915 ingresó en el ejército imperial ruso , para participar en la Primera Guerra Mundial . En marzo de 1916 completó el entrenamiento de oficiales en Kazán, alcanzando el rango de Podporuchik (alférez) en julio del mismo año.

En agosto de 1918, después de la Revolución de Octubre, se unió al Ejército Rojo, participando activamente en la Guerra Civil Rusa, en primer lugar como comandante de compañía para posteriormente acabar comandante de regimiento, concretamente en octubre de 1923 fue nombrado comandante del 89º Regimiento de Rifle.

Ingresó en el Partido Comunista en 1928. Siguió dentro del Ejército Rojo ascendiendo y formándose Durante 1929 realizó un curso  para oficiales avanzados, y se graduó de la Academia Frunze en 1936. En octubre de 1936 se convirtió en el comandante de la 99ª División de Rifles. En julio de 1937, fue destinado al frente del 16º Cuerpo de Rifles.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Batalla de Smolensk. 4º parte y final

 Proviene de Batalla de Smolensk. 3º parte

Los alemanes capturan Yartsevo y Yelnya.

Mientras se extendían los combates en Smolensk, los soviéticos estaban haciendo el mejor uso del tiempo comprado a un precio tan alto. Se establecieron dos líneas defensivas más al este de Smolensk camino a Moscú, ocupadas por cuatro ejércitos recién creados, el 24º, 29º, 30º y 31º, más los Ejércitos 28º y 32º unidos dentro del Frente de Reserva bajo el general Georgy Zhukov.


Ciudadanos de Moscú excavando alegremente zanjas antitanques.

Más de 300,000 civiles fueron puestos a trabajar cavando extensos movimientos de tierra, que consistían en trampas antitanques, trincheras, zanjas y otros obstáculos. Entre los enviados a trabajar en fortificaciones se encontraba Yevgeny Bessonov, un estudiante de Moscú de 18 años. Recordó el trabajo duro en condiciones difíciles, a menudo siendo ametrallado y bombardeado por aviones alemanes: “Trabajábamos 12 horas al día y, poco acostumbrados al trabajo físico, nos agotábamos mucho. Nos quedamos dormidos tan pronto como tocábamos nuestra "cama" hecha de heno o paja, preparada principalmente en graneros. Cavamos zanjas antitanques, trincheras a lo largo de las orillas de los ríos, fosos y levantamos alambradas. En algunos casos reparamos las vías del ferrocarril después de los bombardeos y las limpiamos de vagones destruidos. Pero nuestra ocupación principal era cavar zanjas antitanques”.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Batalla de Smolensk. 3ª parte

 

Batalla de Smolensk. 3ª parte

Proviene de Batalla de Smolensk. 2ª parte

Capturando Smolensk y al hijo de Stalin.



En julio de 1941, los tanques alemanes se congregan para cruzar el río Dniéper. Las lluvias de verano habían comenzado a convertir los caminos de tierra en atolladeros, frenando el avance alemán.

La ciudad de Smolensk está dividida aproximadamente en dos mitades por el río Dniéper, que fluye de este a oeste en esta área. Al anochecer del 15 de julio, los alemanes estaban en posesión de la parte sur de la ciudad. A medida que la mayor parte de los defensores de la ciudad, principalmente del 16º Ejército, se retiraron al lado norte del río, el comandante de la guarnición de Smolensk, el coronel P.F. Malyshev, ordenó la voladura de los puentes interurbanos.

El comandante del 16º Ejército, el teniente general Mikhail F. Lukin, comenzó a organizar frenéticamente las defensas en el lado norte del río. Con menos de cuatro semanas desde el inicio de hostilidades, Lukin ya se había distinguido como un comandante experto. Cuando comenzó la guerra, el ejército de Lukin estaba en proceso de ser trasladado en tren a Ucrania desde un distrito militar siberiano. Cuando sus primeros trenes comenzaron a descargarse en Shepetovka, Lukin, como Konev, recibió órdenes de desviar su ejército hacia el norte, a Bielorrusia, donde las fuerzas soviéticas del Frente Occidental estaban siendo aplastadas.

martes, 16 de junio de 2020

Batalla de Smolensk. 2ª Parte


Batalla de Smolensk


Controlando el pánico soviético

Los planes alemanes se retrasaron ligeramente cuando el 6 de julio, Timoshenko lanzó un ataque decidido contra el 3º Grupo Panzer  desde el área de Vitebsk hacia Lepel, utilizando los cuerpos mecanizados V y VII. Sin embargo, el ataque soviético mal coordinado se inició prácticamente sin reconocimiento y se encontró con posiciones antitanques alemanas preparadas. Durante la dura batalla de tres días, los dos cuerpos mecanizados del Ejército Rojo fueron atacados en gran parte por una combinación de efectivos ataques aéreos de la Luftwaffe y el fuego directo de artillería antitanque. Contraatacando a las tambaleantes formaciones soviéticas el 9 de julio, las divisiones 7ª y 18ª Panzer de Hoth abrieron una brecha entre los ejércitos soviéticos 20º y 21º capturando Vitebsk.


Soldados soviéticos apoyados con tanques T-26

Timoshenko, que carecía de reservas listas para cerrar la brecha entre los dos ejércitos, se vio obligado a comprometer a las unidades más cercanas al 19º Ejército, sin que tuvieran la oportunidad de reorganizarse después de un movimiento difícil desde Ucrania. El 10 de julio, el teniente general Ivan Konev, comandante del 19º Ejército, contraatacó con las dos divisiones disponibles, la 220ª de Infantería Motorizada y la 162ª  de infantería. La 220ª, a pesar de estar compuesta en gran parte por reclutas apenas entrenados, se tuvo un buen comportamiento e incluso luchó hasta el lado este de Vitebsk. Sin embargo, sufrió prohibitivas pérdidas en su primer día de combate, con la muerte de uno de sus comandantes de regimiento.


jueves, 11 de junio de 2020

Batalla de Smolensk. 1ª parte


Batalla de Smolensk. 1ª Parte

En Smolensk durante el verano de 1941, el Ejército Rojo intentó enlentecer el monstruoso avance de la Wehrmacht.



Después de aplastar a los ejércitos soviéticos de primera línea en brutales batallas de cerco durante las tres primeras semanas en la frontera, la apisonadora del Grupo de Ejércitos Centro alemán continuó avanzando más profundamente en territorio soviético. Estas acciones se engloban dentro de los primeros días de la Operación Barbarroja, la invasión de la Unión Soviética, que comenzó en junio 22 de 1941.

Las dos puntas de lanza acorazadas del Grupo de Ejércitos Centro, que actuaron de forma conjunta, eran el 2º Grupo Panzer bajo el mando del General Heinz Guderian y el 3º Grupo Panzer comandado por el extremadamente capaz general de tanques Hermann Hoth. Su ofensiva coordinada iniciada el 10 de julio de 1941 desencadenó la denominada Batalla de Smolensk, una sangrienta lucha alrededor de la antigua ciudad rusa que duraría dos largos meses.


viernes, 5 de junio de 2020

Vasily Gavrilovich Grabin



Vasily Gavrilovich Grabin fue uno de los ingenieros de artillería soviéticos más reconocidos de la Segunda Guerra Mundial. Nació el 9 de enero de 1900, 18 de diciembre de 1899 en el antiguo calendario, en la región de Kuban. En 1923, se graduó de la escuela de mando de artillería pesada de campaña de Petrogrado sirviendo en Carelia hasta 1926. Ese mismo año entró como estudiante de la facultad de ingeniería mecánica de la Academia Técnica Militar del Ejército Rojo.

En noviembre de 1932, Grabin fue nombrado subjefe de la Oficina Principal de Diseño Nº 38, que desarrolló sistemas de artillería de cañón normal. En 1933, la oficina fue disuelta debido al interés de Tukhachevsky por las armas sin retroceso. Grabin no quería participar en proyectos que pensaba que no tenían futuro, por lo que en 1933 fue reasignado a la fábrica de artillería "Novoye Sormovo" Nº92 en Gorki, hoy en día Nizhni Nóvgorod.


martes, 8 de mayo de 2018

La formación del Ejército Rojo

La formación del Ejército Rojo



Trosky, creador del Ejercito Rojo.

El ejercito surgido tras la revolución bolchevique, llamado Ejército Rojo de los Trabajadores y Campesinos, en ruso Raboche Krest'ianskaia Krasnaia Armiia, RKKA, sorprendentemente, empezó casi como Lenin había previsto. Basado en destacamentos de guardias rojos, la primera fuerza militar de los bolcheviques estaba compuesta en su totalidad por voluntarios pertenecientes a la clase obrera decididos a defender la revolución. Enseguida se hizo evidente que para incluso el más idealista de los revolucionarios, grupos armados de guardias rojos no constituían un ejército propiamente dicho, por muy voluntarios y voluntariosos que fueran. Las autoridades civiles también se dieron cuenta rápidamente de que las tareas a realizar por dicha fuerza, como preservar un estado amenazado por movimientos de independencia y  la defensa del incipiente Gobierno bolchevique de una contrarrevolucionaria guerra civil y de una intervención extranjera, requerían un ejército real y todo aquello que se exigía de él. Ante esta necesidad, en marzo de 1918 Lenin asignó a León Trotsky la tarea de crear un verdadero ejército.

De forma inteligente Trotsky abandonó la mayor parte de sus preconcebidos y utópicos conceptos marxistas de lo que un ejército debía ser y comenzó inmediatamente a formar una fuerza armada según los cánones tradicionales. Se incluyó la creación de una jerarquía entre los oficiales y la tropa así como disposiciones para la organización y disciplina militar. Inicialmente el reclutamiento estaba limitado a la clase obrera, pero esta circunstancia enseguida se vio insuficiente y las puertas se abrieron a todos los interesados salvo campesinos ricos, clero, burguesía y con excepciones, a la nobleza. La creación propiamente dicha del ejército de forma voluntaria también se produjo rápidamente; el régimen instituyó el reclutamiento a principios de 1918. El aspecto más controvertido del nuevo ejército de Trotsky fue la confianza mostrada hacia los antiguos oficiales zaristas para instruir e incluso liderar las unidades del recién formado Ejército Rojo. Tal dependencia del denostado enemigo de clase constituyó gran reprobación por una amplia parte del conjunto bolchevique causando gran agitación en el partido. Este ejército, que llegó a tener casi 5 millones de hombres en su pico máximo, luchó con éxito en la guerra civil consiguiendo preservar el estado bajo el dominio bolchevique, aunque sin restaurar las fronteras rusas anteriores a 1941.



Primeros años del ejercito soviético

La desmovilización del Ejército Rojo comenzó a finales de 1920 y reanudó el debate sobre la forma que tomaría las fuerzas armadas durante los periodos de paz. Una vez más, los idealistas marxistas resucitaron el concepto de Ejército de Ciudadanos pero fueron desafiados por aquellos bolcheviques deseosos de un ejército profesional permanente. Al final se llegó a una solución de compromiso. En 1921, el partido aceptó la necesidad de un ejército permanente, pero insistió en que la mayor parte de la fuerza militar del país residiera en la reserva, es decir, el ejército de ciudadanos. De esta forma, esta contingencia fue vista de forma diferente por los dos bandos opuestos: los idealistas socialistas aceptaron el ejército permanente como mal necesario, pero temporal, esperando que una vez que se lograran las condiciones para instaurar el verdadero socialismo,  el ejército permanente desaparecería. Los partidarios de un gran y estable ejército admitieron un pequeño ejército activo y una milicia territorial de gran magnitud como un parche transitorio hasta que finalmente la situación diese lugar a un ejército permanente de gran tamaño y una pequeña reserva, hecho que se produciría una vez que la economía fuese lo suficientemente fuerte para mantener dicha fuerza.

El partido comunista todavía insistió en que el ejército permanente reflejara los ideales revolucionarios que guiaron la transformación de la sociedad civil por el partido. No debía ser una réplica del antiguo ejército zarista. Honestamente, los lideres políticos y militares, a pesar del abandono de un principio fundamental de la filosofía socialista, intentaron crear un ejército con nuevos tipos de relaciones entre oficiales y tropa, medidas disciplinarias, doctrinas de guerra y una calidad de vida muy mejorada de los soldados en claro contraste con el imperial ejército ruso. El régimen bolchevique creía que su ejército podría ser una herramienta de transformación social para las masas. Algunos teóricos militares incluso creyeron que el socialismo sería la base de un nuevo método de guerra. Sin embargo, con el paso de los años fue disminuyendo el idealismo ortodoxo y ya en 1941 el Ejército Rojo en muchos sentidos, intencionalmente o sin querer, se asemejaba al tan denigrado y calumniado ejército imperial zarista.




La historia de los inicios del Ejército Rojo es la historia de los intentos del régimen soviético de crear un ejército que no sólo tratara correctamente a sus soldados, sino también tratara de elevar su conciencia socio-política. Es la historia de tal vez el primer ejército político del mundo, en el sentido de que la cúpula del Ejército Rojo tomaba decisiones militares transcendentales compartiendo la responsabilidad con un partido político. Los valores del partido comunista así se entrelazaron con las directrices militares, volviéndose ambos prácticamente indistinguibles. Esta unión entre partido y ejército parecía lógico y necesaria para el partido y nunca fue seriamente desafiada por el ejército, sin embargo, resultó ser el origen de algunas de la debilidades de las fuerzas armadas soviéticas mostradas durante la Segunda Guerra Mundial.

La Segunda Guerra Mundial mostró al Ejército Rojo en su punto más bajo y también en su nivel más alto de eficacia. La guerra comenzó con la invasión alemana y las derrotas sufridas por el Ejército rojo y terminó con la conquista soviética de Europa Oriental demostrando la valía de las fuerzas soviéticas. Entre un extremo y el otro, el Ejército Rojo comenzó utilizando muchas de las prácticas llevadas a cabo durante la Guerra Civil pagando un alto precio en vidas y material, pero también se fueron desarrollando nuevas formas de actuar que promovían la cohesión y la moral. El liderazgo del ejército fue madurando bajo condiciones de combate en cada ocasión. La sociedad soviética temporalmente estuvo en comunión total con el ejército tal y como previó Lenin en 1917, y así el ejército eventualmente se convirtió en una institución confiable y respetada por la mayoría de la población, sin embargo, ese sentimiento no se sabe con exactitud si se debe a la propia concepción de un ejército politizado o a la necesidad de combatir a un enemigo despiadado e invasor del país que provocó que volvieran a rescatarse valores más propios de tiempos de antaño, como el patriotismo. Solo hace falta indicar que la Segunda Guerra Mundial, en la URSS se denominó Gran Guerra Patriótica.

sábado, 2 de diciembre de 2017

Prisioneros de guerra en el Frente Oriental II

Prisioneros de guerra en el Frente Oriental II


Alemanes en la URSS



Miles de prisioneros alemanes desfilando en Moscú.

De igual manera, caer como cautivo en el frente oriental resultó ser altamente peligroso para los soldados alemanes. Aquí también, no se tuvieron en cuenta consideraciones jurídicas sobre el tratamiento a los prisioneros. A pesar de que la URSS no había firmado la Convención de Ginebra, sí debía observar y cumplir la Orden de la Haya y la 2ª Convención de Ginebra sobre la protección de los heridos. Con el comienzo de la Operación Barbarossa y el Ejército Rojo retirándose el número de ejecuciones de prisioneros de guerra alemanes no fue alto, pero hay que señalar de forma evidente que durante el avance inicial de la Wehrmacht en 1941 y 1942, el número de soldados alemanes que cayeron en manos soviéticas fue relativamente bajo. Hasta la batalla de Stalingrado, finalizada en enero de 1943, el número de prisioneros de guerra alemanes no excedió la cifra de 100.000. Tras Stalingrado, 93.000 prisioneros se sumaron a esa cantidad, de los cuales apenas 6.000 pudieron sobrevivir a su cautiverio. La tasa de mortalidad entre los prisioneros de guerra alemanes en esos momentos se elevó al 90 por ciento, cifra que nunca se alcanzó en los campos de internamiento permanentes. Pero a diferencia de sus homólogos soviéticos en 1941-1942, los prisioneros alemanes no fueron sometidos a una política de exterminio sistemático. Sí que fueron víctimas del estado de desorganización generalizada del sistema de campo de prisioneros de guerra soviéticos (GUPVI), de las condiciones caóticas de un país devastado por la guerra y de los actos individuales de represalia. Además, tras meses de lucha contra el enemigo y también contra las bajísimas temperaturas del invierno ruso, muchos soldados alemanes pasaron al cautiverio en un lamentable estado físico, por lo menos un tercio de ellos necesitaban atención médica, que los rusos generalmente no proporcionaron. Tras la derrota en Kursk en el verano de 1943, el ejército alemán comenzó su retirada final de Rusia.

El creciente número de prisioneros de guerra sobrepasó completamente las capacidades soviéticas. Se triplicó el número de campos base en la Unión Soviética pasando de  52 a 156 en 1944, sin embargo, las carencias fluían en todos los aspectos, especialmente en el suministro de alimentos, la ropa de invierno y los suministros médicos. Al final de la guerra, en mayo de 1945, los eventuales campos soviéticos de prisioneros fueron literalmente inundados por otro millón y medio de soldados alemanes que no pudieron rendirse a las fuerzas britanicas o norteamericanas. Una vez en los campos en la Unión Soviética, se pusieron a trabajar para reconstruir el país desgarrado por la guerra. De hecho, el primer plan económico quinquenal de la URSS después de la contienda dependía en gran medida del trabajo de los prisioneros de guerra. Por muchos años y bajo condiciones muchas veces terribles, los prisioneros alemanes y austríacos construyeron centrales eléctricas, vías de tren, el metro de Moscú, las industrias de defensa en los Montes Urales, minas de oro en Siberia oriental, etc. Incluso el programa de la bomba atómica rusa le debe mucho a la mano de obra y experiencia técnica de los prisioneros de guerra.

Teniendo en cuenta su sufrimiento, los prisioneros alemanes demostraron poca reacción positiva a los esfuerzos de la propaganda soviética para pasarse de bando. Intentos de organizar una oposición al régimen de Hitler en gran medida fueron desestimados, a pesar de pequeños grupos como el Comité Nacional por una Alemania Libre que sirvió como germen del  personal administrativo impuesto por la Unión Soviética utilizó en la zona de Alemania ocupada después de la guerra. La mayoría de los presos, sin embargo, experimentaron la influencia política soviética como opresiva. Más infames fueron las jerarquías establecidas en los campos por los comités antifascistas Antifa, prisioneros de guerra alemanes, principalmente comunistas, que habían sido elegidos por las autoridades soviéticas para controlar a sus compañeros. Generalmente, estos seleccionados presos ocupaban privilegiadas posiciones en los campos y se podían identificar fácilmente entre sus desnutridos camaradas por su aspecto sano y bien alimentado.



Soldados alemanes hacia el cautiverio

Las condiciones de vida en cautiverio soviético no mejoraron después de la guerra. El hambre constante, la mano de obra esclavizada y la falta de atención médica condujeron a los presos a desarrollar estrategias específicas de supervivencia. Los presos alemanes adoptaron un modo andar lentamente diseñado para conservar la energía corporal que pronto hizo de los prisioneros una masa de encorvadas figuras arrastrándose. El "invierno del hambre" de 1946-1947, seguido de malas cosechas, fue otra pesada carga que cayó sobre los prisioneros. Las autoridades soviéticas tuvieron que declarar el estado de emergencia para todo el sistema campo GUPVI para intentar aliviar la decreciente de mano de obra y la tasa de mortalidad creciente pero dada la importancia del trabajo realizado por los presos, las repatriaciones comenzaron a producirse tan solo de forma gradual. A mediados de 1947, cuando comenzaron las primeras repatriaciones masivas de presos austríacos y húngaros, aún había un millón de prisioneros de guerra alemanes en la Unión Soviética cuya repatriación no comenzó hasta un año después. Antes de 1950, su número descendió lentamente hasta los 30.000 prisioneros.


La historia de los últimos 30.000 prisioneros alemanes constituye el último capítulo de la triste historia de internamiento de prisioneros de guerra en el frente oriental. Despojados de su estatus como prisioneros de guerra y en cambio considerados como criminales de guerra convictos, estos internados se convirtieron en un grupo de presión utilizado por los soviéticos en la guerra fría, particularmente con referencia a la recién creada República Federal de Alemania. Sin duda, una parte significativa de estos ex soldados alemanes habían cometido crímenes de guerra, sin embargo muchos otros recibieron sus condenas, 25 años de trabajos forzados, por delitos menores o simplemente por mala suerte. Durante otros cinco años mas, los prisioneros alemanes trabajaron en la Unión Soviética hasta que las autoridades del país finalmente concedieron la repatrición en 1955-1956 a cambio del establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Federal. El último prisionero de guerra alemán no volviór a casa hasta 1956, más de 10 años después del final de la guerra.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Prisioneros de guerra en el Frente Oriental I

Prisioneros de guerra en el Frente Oriental.

Soviéticos en Alemania.



Improvisado campo de prisioneros soviéticos 


La guerra entre la Alemania nazi y la URSS (1941-45) fue de lejos la más atroz y brutal de todas las acaecidas durante el siglo XX. Alentada por un antagonismo ideológico irreconciliable, la enorme crueldad en el frente se trasladó sin paliativos al tratamiento que ambos bandos otorgaron a los prisioneros de guerra. De los 5,7 millones de soldados soviéticos capturados, alrededor de 3,3 millones murieron en los campos alemanes; una bárbara proporción de mortalidad del 57%. Comparando esta cifra con el ratio de mortalidad entre prisioneros de guerra británicos y americanos que se sitúa entre un 3,5 % y un 5,1% aún ofrece una visión más dramática. Por el otro bando, un tercio de los 3 millones de soldados alemanes y austriacos que pasaron al cautiverio también perecieron. A los aliados de Alemania, la situación no les fue en absoluto diferente, 2 millones de soldados principalmente rumanos, húngaros checoslovacos e italianos fueron hechos prisioneros sufriendo un ratio de mortalidad similar a sus compañeros germanos. En los campos de prisioneros soviéticos y alemanes, las condiciones de vida de aquellos que fueron obligados a años de duro trabajo fueron casi insoportables. Frente a esta perspectiva, muchos soldados de ambos bandos decidieron luchar hasta el final, en lugar de renunciar al combate, intensificando y prolongando de esta manera la que ya era una guerra salvaje.

A primeras horas del 22 de junio de 1941, las fuerzas armadas de Alemania y sus aliados invadieron la Unión Soviética. Tomado por sorpresa, el Ejército Rojo solo ofreció esporádica resistencia en las fases iniciales de la campaña. Así, solo durante la primera semana de julio, el ejército alemán cercó y capturó cerca de 320.000 soldados soviéticos en Minsk y Biasystok. Con el avance posterior hacia el este, continuó la captura de gran número de tropas enemigas, sobre todo en las bolsas de Smolensk, Kiev y Bryansk. Cuando en diciembre d e1941, la Wehrmacht detuvo su avance ante las afueras de Moscú, aproximadamente 3,2 millones de soldados soviéticos habian pasado a la cautividad; en febrero de 1942 dos millones  de ellos habian perecido. Esta masiva mortalidad fue premeditada. Antes del ataque alemán, en marzo de 1941, Hitler relevó a sus tropas de la lealtad al tradicional código de honor militar: "Los comunistas, del primero al último, no son camaradas. Esta va a ser una guerra de exterminio". Y a pesar de ocasionales críticas, la Wehrmacht generalmente acató con estas premisas genocidas.

Debido a esta circunstancia, muchos soldados soviéticos fueron asesinados inmediatamente después de su captura, ya que si se cumplían las ordenes, los comisarios políticos debían ser fusilados en el acto y otros, especialmente los soldados judíos, debían ser entregados a los escuadrones de ejecución de las SS. Desnutridos y susceptibles de ser fusilados si eran físicamente incapaces de continuar, decenas de miles de soldados capturados perecieron durante las interminables marchas desde el frente a los campos de prisioneros en Polonia y Alemania. Cuando al fin pudieron llegar a su lugar de destino, se encontraron en la mayoría de los casos en que los campos están prácticamente desprovistos de cualquier edificación salvo un campo estéril rodeado de alambradas. En muchísimos casos para dormir, los prisioneros debieron cavar hoyos en la tierra. Sin instalaciones sanitarias, estos "campamentos" pronto se convirtieron en caldo de cultivo para el tifus y la disentería. La llegada del invierno acentuó aún más las deplorables condiciones de los prisioneros en sus refugios improvisados. La causa más común de muerte entre los prisioneros de guerra en aquel momento, sin embargo, no fue la congelación sino el hambre. Para mantener el suministro de alimentos a sus propias tropas y a la población civil alemana, los dirigentes del Tercer Reich decidieron inducir una eliminación "natural" de los prisioneros rusos, considerados como "infrahumanos" y bocas inútiles de alimentar. Incluso algunos prisioneros de guerra soviéticos se convirtieron en las primeras víctimas de las cámaras de gas instaladas en campos de concentración, incluido Auschwitz. De forma notoria, el tratamiento hacia los prisioneros de guerra soviéticos en 1941 – 1942 estaba acorde con la línea argumental diseñada por los nazis  de una guerra de conquista y exterminio con matices racistas en la que no existían reglas, ni legales ni éticas.



A principios de 1942, aumentó la presión por parte de las autoridades para hacer uso de los prisioneros de guerra como mano de obra en sectores industriales y agrícolas. En un principio y pensando en victorias rápidas y contundentes, la dirección de guerra alemana había planeado inicialmente desmovilizar a gran parte de la Wehrmacht con el fin de crear un fuerza de mano de obra encaminada a la industria bélica. Sin embargo cuando el avance se estancó, la desmovilización se convirtió en imposible. Por el contrario y con fines de suplir esa carencia, un primer contingente de 400.000 presos soviéticos fueron obligados a trabajar en áreas tales como la construcción de carreteras y la minería. Para cumplir con el trabajo físico se requería una fuerza de trabajo saludable, y esta circunstancia llevó a una gradual mejora de las condiciones de vida de los presos. En la primavera de 1942, la tasa de mortalidad en los campos de prisioneros de guerra comenzó a caer, si bien, esta situación no fue en su totalidad debida a la repentina benevolencia alemana: en esos momentos, muchos prisioneros ya habían muerto por lo que la asignación de alimentos llegó a ser suficiente para los supervivientes. De todas formas, no fue hasta julio de 1944 cuando el suministro de alimentos para los presos soviéticos alcanzó un nivel comparable al de los otros prisioneros de guerra cautivos en territorio nazi; británicos y norteamericanos.


Además de trabajo, para los presos soviéticos ingresar en las filas del ejército alemán fue otra forma de sobrevivir. En 1942, la SS y la Wehrmacht comenzaron a reclutar voluntarios entre los prisioneros de guerra. Apelando al sentimiento anticomunista y a la voluntad de sobrevivir entre los prisioneros, estos esfuerzos tuvieron éxito. Decenas de miles de antiguos soldados soviéticos sirvieron en batallones especiales bajo el mando de oficiales alemanes, así como dentro del ejército del Teniente General Andrei Vlasov, un ex comandante del Ejército Rojo que cambió de bando, y en batallones de trabajo alemanes. El número total de expresos soviéticos que formaron parte de las fuerzas armadas alemanas es desconocido, pero algunas estimaciones van desde los 250.000 hombres hasta aproximadamente 1 millón. Los restantes prisioneros de guerra formaron parte del gigantesco contingente de mano de obra forzada, diríase esclavizada, que sostuvo el sector industrial del Tercer Reich en los últimos años de la guerra. Sus condiciones de vida seguían siendo muy duras, por lo que 1,3 millones de prisioneros perecieron en cautiverio alemán entre 1942 y 1945. Paradójicamente y a pesar de la victoria aliada, las penurias de muchos presos soviéticos no acabaron con el fin de la guerra. De aproximadamente 1,8 millones de presos finalmente repatriados a la URSS, 150.000 fueron condenados a seis años de trabajos forzados por "ayudar al enemigo", y casi todos los demás experimentaron la hostilidad engendrada por la infame Orden 270 emitida por el líder soviético Josef Stalin, que señalaba a todos los soldados del Ejército Rojo capturados por el enemigo como "traidores a la patria".

Continúa en Prisioneros de guerra en el frente oriental II

jueves, 4 de mayo de 2017

Tanques BT en la Gran Guerra Patriótica, 1941-45. II

Tanques BT en la Gran Guerra Patriótica, 1941-45. II

Proviene de Tanques BT en la Gran Guerra Patriótica, 1941-45. I


Destino muy comun entre los tanques BT

La invasión alemana del 22 de junio de 1941 colocó a las fuerzas  armadas soviéticas ante una prueba severa y enseguida se clarificó la falta de preparación del nuevo cuerpo mecanizado. Las purgas políticas de la década de 1930 paralizaron la correcta evolución de los cuadros de oficiales y, los procesos de entrenamiento estándares de las tripulaciones y tropas de las unidades acorazadas soviéticas eran inferiores en comparación con los de sus rivales alemanes. Las batallas iniciales en el Báltico, Bielorrusia y Ucrania fueron grotescamente desproporcionadas a favor de los alemanes. Este hecho fue muy paradójico teniendo en cuenta la enorme ventaja cuantitativa por parte de los soviéticos. La fuerza acorazada germana en ese momento ascendía a 5162 tanques de los cuales 3412 tomaron parte en la fase de apertura de la Operación Barbarossa. En comparación, el conjunto de blindados soviéticos llegaba hasta las 22702 unidades, un numero cuatro veces mayor. De la fuerza alemana atacante, 1415 unidades pertenecían a los modelos PzKpfw III y PzKpfw IV, que eran técnicamente superiores al carro BT-7. Sin embargo, entraron en acción 1810 tanques ligeros en cierto modo equivalentes o inferiores al carro BT-7. El PzKpfw 38(t) era técnicamente el más similar al BT-7. Sin embargo, no fue ni el equilibrio cuantitativo ni técnico el factor importante en 1941, sino más bien la enorme disparidad en el entrenamiento de las unidades y la aplicación de las tácticas de combate. Las divisiones acorazadas soviéticas fueron barridas por divisiones panzer mucho más pequeñas pero mucho más experimentadas. El Ejército Rojo perdió la asombrosa cifra de 11703 tanques en las primeras tres semanas de lucha; en contrapartida las pérdidas alemanas durante el mismo período fueron de menos de 500 panzers.

Algunos ejemplos concretos proporcionan una verdadera imagen del desastre. La 12ª División Acorazada integrada dentro del 12º Cuerpo Mecanizado inició  la campaña en el Báltico con 236 tanques BT quedando solo 9 carros útiles el 7 de julio de 1941, tan solo tras dos semanas de lucha. De las pérdidas, 133 fueron por acciones de combate y el resto por averías mecánicas o accidentes. El 7º Cuerpo Mecanizado desplegado en el área de Smolensk tenía 229 tanques BT al comienzo de la campaña, esta cifra se redujo a 171 en las primeras dos semanas de combates. Durante las batallas posteriores, del 6 al 19 de julio, 143 carros BT fueron destruidos, 22 sufrieron daños, y sólo 6 permanecían en servicio activo al finalizar los combates. El Frente Occidental, que contaba con 656 tanques BT al inicio de la invasión, disponía el 1 de octubre  de solamente 101  y el 28 del mismo mes octubre  esa cifra se había reducido a sólo 43 carros. La 24ª División de Tanques comenzó la guerra con 141 carros BT y el 1 de agosto tan tenía sólo 34 en servicio tras cinco semanas de combates en el frente de Leningrado. El mismo Distrito Militar de Leningrado comenzó las hostilidades con 863 tanques BT disponiendo el 27 de septiembre de 58 carros operacionales más 7 unidades en proceso de reparación.



Como consecuencia lógica de las pérdidas catastróficas de 1941, durante 1942 hubo una presencia menor de tanques BT en las unidades acorazadas soviéticas. Durante los combates alrededor de Kharkov el 9 de mayo de 1942, el 22º Cuerpo de Tanques disponía 25 tanques BT de sus 105 tanques totales; las unidades blindadas colindantes no tenían ningún carro BT. El 1 de julio de 1942, en el Frente Sur 29 de los 214 tanques disponibles eran del tipo BT y de estos 18 fueron enterrados y utilizados cono fortines. En el Frente Suroeste en ese momento, no había ninguno. En el Frente de Briansk en junio y julio de 1942, tan solo 2 BT-5 y 7 BT-7 estaban encuadrados en las dos brigadas de tanques del frente; quedando esa cifra reducida a una única unidad el 12 de julio de 1942. Durante las batallas de Stalingrado en el otoño e invierno de 1942-43, apenas existían carros BT en servicio en las unidades blindadas soviéticas. De los 73 tanques en uso en el Frente de Stalingrado el 1 de octubre de 1942, ninguno era del tipo BT. De los 225 tanques del Grupo del Mar Negro en el Frente Cáucaso a finales de enero de 1943, sólo dos eran tanques BT-7. El último uso conocido de los carros BT en el teatro europeo fue en la aislada región de Leningrado donde algunas escasas unidades seguían en servicio en 1944. Tras la guerra, en junio 1945, sólo existían 299 BT de todos los modelos en los territorios europeos de la URSS, y de ellos 43 estaban en servicio y el resto en las plantas de reparación.


El último reservorio de tanques BT fue en el Lejano Oriente. En marzo de 1944, la 203ª Brigada de Tanques  probó una versión mejorada del BT-7, aplicando paneles acorazados supletorios. Hay pocos detalles sobre el resultado de esta mejoría. Tres batallones de carros BT-7 fueron desplegados con el 6º Ejército del Tanques de la Guardias durante los ataques hacia Bolshoy Khingan en la breve guerra contra Japón en agosto de 1945. A finales de septiembre de 1945, todavía quedaban 190 BT-5 y 1030 BT-7 en servicio en el Lejano Oriente, de los cuales 898 eran operacionales y el resto en reparación. Todos estos tanques fueron retirados definitivamente en 1946.

martes, 2 de mayo de 2017

Tanques BT en la Gran Guerra Patriótica, 1941-45. I

Tanques BT en la Gran Guerra Patriótica, 1941-45. I


Tanque BT-7, el mas común y perfeccionado de la serie

A principios de la década de 1930, la Unión Soviética adquirió de los Estados Unidos dos carros de combate Christie con el motivo de realizar investigaciones técnicas, todo ello con vistas a poder fabricar y equipar las fuerzas acorazadas del ejército Rojo con un carro de combate basado en ese diseño. De forma rápida, los ingenieros observaron las revolucionarias características que se podían aplicar en el diseño de un carro ligero, equipado con un armamento más que adecuado para la época y con una prestación referente a la velocidad muy considerable. Nació así el carro BT, de las palabras Bistrochodny Tank o carro veloz. El BT, tuvo su bautismo de fuego en la guerra civil española, para combatir en Manchuria contra los japoneses, y posteriormente actuar en Polonia y Finlandia, antes de ser empleado en suelo patrio contra los alemanes tras la invasión de la URSS en junio de 1941.

La inesperada derrota de Francia en junio de 1940 produjo una imprevista conmoción al mando del Ejército Rojo que llevo a cabo una revisión considerable en la estructura de su fuerza acorazada. Treinta nuevos cuerpos mecanizados fueron creados, cada uno con dos divisiones acorazadas y una división motorizada. A pesar del enorme parque blindado del Ejército Soviético, esta colosal estructura hubiese requerido más de 30.000 tanques para estar en plenitud, por lo que muchas de las nuevas divisiones acorazadas se encontraban a medio formar. Los tanques BT fueron principalmente destinados al uso en formaciones de maniobra, por lo que en 1941, 6100 de las 7483 unidades en servicio se hallaban integradas en los nuevos cuerpos mecanizados. Algunos tanques aun seguían integrados dentro de los regimientos acorazados agregados a las divisiones de caballería, y el resto en escuelas de entrenamiento o en instalaciones  de reparación.



Tanque BT-2, el primer modelo.

El estado técnico del conjunto de tanques BT variaba enormemente. Los modelos BT-2 y BT-5 requerían una revisión de mantenimiento a primer nivel cada 150 horas de funcionamiento del motor y posteriormente un proceso más a fondo cada 450 horas. Los requisitos para la primera revisión de mantenimiento para el tanque  BT-7 eran de 200 horas y para la revisión en profundidad se alargaba hasta las 6000 horas. De los 22702 tanques disponibles en 1941 en el Ejército Rojo, un total de 4.877 necesitaban una revisión a fondo, más o menos una cuarta parte de la fuerza acorazada. Sobre el papel, el conjunto de tanques BT estaba en bastante buen estado, aunque en la práctica los registros ocultaban generalizados problemas mecánicos, especialmente en los modelos más antiguos, concretamente los tanques BT-2 y BT-5. Una evaluación de los 3063 carros BT presentes en los distritos militares occidentales en junio de 1941 encontró que 9 eran nuevos y en perfecto estado, 2.604 necesitaban reparaciones menores a nivel de la propia unidad, 307 precisaban revisión a primer nivel y 143 debían completar una reconstrucción en profundidad. Los números más dudosos se focalizaban sobre los tanques que requieran reparaciones menores ya que estas cifras ocultaban una imperante escasez de piezas de repuesto, debido a lo que eufemísticamente fue etiquetada como "sin actividad característica en 1939-1940", una forma de obviar las guerras de Polonia y Finlandia. Los dos conflictos, aunque dieron como resultado una perdidas relativamente de poca importancia, si agotaron en gran parte el modesto remanente de piezas de repuesto. Así, se vio que entre aquellos tanques que requerían reparaciones menores aproximadamente una cuarta parte de estos tanques eran inoperables debido a la falta de piezas de repuesto. Las cifras también ocultaron la gran cantidad de tanques que se iban acercando al final de la vida útil del motor, por ello, las averías mecánicas serían la fuente más frecuente de pérdidas en los combates de 1941.



Tanque BT-5

A 22 de junio de 1941 esta era la distribución de tanques BT por Cuerpos, Distritos militares y Tipos.


Cuerpo
Distrito
BT-2
BT-5
BT-7
Total
Leningrado
0
169
383
552
10º
Leningrado
157
142
62
361
Báltico
0
0
410
410
12º
Báltico
0
0
239
239
Occidental
41
125
25
416
11º
Occidental
2
44
0
46
13º
Occidental
2
0
13
15
14º
Occidental
2
4
0
6
17º
Occidental
0
0
24
24
20º
Occidental
0
0
13
13
Odessa
0
0
354
354
18º
Odessa
17
14
75
106
Moscú
39
0
190
229
Kiev
0
0
297
297
Kiev
17
0
260
277
Kiev
24
61
90
175
15º
Kiev
0
0
471
471
16º
Kiev
0
42
126
168
22º
Kiev
5
0
173
178
24º
Kiev
0
0
5
5
25º
Kharkov
0
0
0
0
27º
Asia Central
0
23
0
23
28º
Cáucaso
4
14
0
18
Baikal
11
161
502
674
29º
Baikal
0
161
478
639
30º
Lejano Oriente
2
29
367
398
Total

323
989
4782
6094