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jueves, 3 de diciembre de 2015

Perspectiva táctica de la campaña de Túnez; 2ª Parte

Perspectiva táctica de la campaña de Túnez; 2ª Parte

Otra innovación táctica fue el concepto del “Destructor de Tanques” usado por el ejército americano. Al igual que británicos con los tanques de infantería y los alemanes con el Panzer IV, los americanos con razón vieron que sus tanques más pesados, técnicamente eran tanques medios, tenían un comportamiento apropiado en funciones de apoyo a la infantería. Sin embargo, cuando debían de enfrentarse  en combate tanque contra tanque, introdujeron una nueva clase de vehículo llamado tank destroyer, incluidos en batallones. A principios de 1943 estos especializados batallones todavía estaban  en transición entre tres tipos de vehículos, dos de ellos inadecuados; el camión no acorazado M6 que llevaba un cañón de 37 mm acoplado; el vehículo semioruga ligeramente blindado M3 con el viejo cañón de campaña de 75mm; y el vehículo construido expreso para esta función, el M10, basado en un chasis del Sherman, sin la parte superior de la torreta y armado con el eficaz cañón antitanque de 3 pulgadas, 76 mm. Estos vehículos tenían un aspecto común, su blindaje era relativamente exiguo, porque se suponía que la potencia de fuego podía contrarrestar por si sola  los tanques enemigos.


 M3 GMC, Gun Motor Carriage

El concepto de destructor de tanques se basaba en la idea bastante rara de que en la batalla el comandante del carro tendría el tiempo y medios disponibles para seleccionar el perfecto objetivo, el de mayor amenaza. Además, para poner más hierro al asunto,  durante los dos años anteriores, los británicos habían echado pestes sobre sus propios tanques, incluido el M3 Stuart fabricado en América, y habían percibido que, tener una delgada protección blindada, así como aquellos experimentos con cañones antitanque acoplados a vehículos habían resultado ineficaces. En realidad, ningún tipo de vehículo había sido capaz de aguantar el tipo en las “batallas tanques versus tanques” y los británicos se quedaron muy sorprendidos y dudosos que sus nuevos aliados tuviesen la esperanza de luchar en similares batallas con incluso vehículos ligeramente mas acorazados. Sin embargo, las condiciones del terreno también eran un factor a tener en cuenta; en Egipto y Libia a menudo existían grandes extensiones llanas que proporcionaban abiertos campo de tiro, donde vehículos pobres en blindaje podían ser alcanzados y destruidos a distancias de más de 1000 yardas, mientras que las colinas cubiertas de vegetación de Túnez ofrecían más oportunidades a los TD para emboscar a los vehículos de combate desde la cobertura y a distancias más cortas. La Historia Oficial del US Army indica de forma tangencial en las pag. 672-673; “La experiencia demostró que los TDs no podían ser usados como “caza tanques”, ya que una vez comenzado el duelo artillero pronto sucumbían. Su movilidad era muy útil para evitar el fuego hostil o para buscar una mejor posición de tiro”. Esta consideración parece indicar que los TDs tenían un mejor rendimiento cuando eran utilizados en posiciones semienterradas o explotando la cobertura natural. Por lo tanto, de forma excepcional, el concepto de “tank destroyer” en realidad pasó el test de la batalla en las colinas de Túnez, hasta incluso fue visto como un éxito en la acción bélica de El Guettar. El M10 Wolverine no era tan rápido como el 37 mm acoplado a un camión o la semioruga el cañón de 75 mm pero estaba mejor acorazado y mucho mejor armado, continuó en servicio en los ejércitos aliados hasta el final de la guerra con varias versiones, aunque la doctrina para su cometido debió ser definida de forma menos rígida.



La Historia Oficial del US Ejercito proporciona una lista de otras lecciones tácticas que los americanos aprendieron en Túnez. Esencialmente eran parecidas a las que surgieron de la Gran Guerra y que habían sido revisadas por los británicos en las campañas del desierto de 1940-42. En realidad, se podría retroceder un poco más lejos, a las campañas victorianas de la Frontera Noroeste o a la guerra de los Boers, con principios atemporales como asegurar el terreno elevado y la necesidad de la infantería para el reconocimiento, patrulla y la lectura de mapas. Detrás de estas matizaciones existían algunos axiomas básicos, algunos no habían sido tan obvios para Fuller y Hobart en los años 30, tales como la necesidad de coordinar todas las armas y el uso de la infantería en proximidad cercana al uso de los tanques. También era necesario conseguir una concentración de medios acorazados en un estrecho frente más que la dispersión o “penny-paqueting”, táctica por supuesto empleada con  mucha diferencia entre alemanes y británicos en 1941. Era necesario también, una defensa en profundidad, para que la infantería pudiese evitar en el ataque una posible concentración de fuego y también para preparar el tiempo suficiente antes de lanzar cualquier contraataque.

La Historia Oficial norteamericana propone el punto fundamental que consiste en que los oficiales deben ser competentes, quizás toca de refilón la actuación individual no muy positiva de algunos comandantes ante los alemanes en Kasserine. Obviamente es inevitable que a principios de cualquier guerra, los ejércitos tuviesen una proporción alta de oficiales que lo eran en tiempos de paz en  la línea del frente, al lado de otros pocos que irían escalando en el escalafón en tiempos posteriores. Sin embargo,se produjo un grave error al ignorar un aspecto de la doctrina y era, la localización de los cuarteles generales demasiado lejos del frente, dificultando de esta manera el control de la batalla.


Tanques Valentine transportando infantería escocesa al norte de Gabes, 1 de marzo de 1943.  Aparentemente corresponde a una sección (platoon) formada por cuatro tanques. No se aprecia que los tanques remolquen cañones antitanque sin embargo todo parece indicar que se trata de una fuerza con "todas las armas". Todo esta tan claro que indica que es una fotografía preparada. Los tanques se encuentran muy cerca unos de otros, la infantería presenta blancos fáciles para las ametralladoras enemigas, y es ridículo remolcar antitanques por los propios carros ya que siempre es necesario que los cañones actúen por separado y con el apoyo de sus propios vehículos con su propias dotaciones y munición.


En esta etapa del conflicto, los alemanes habían llegado a comprender que no solo eran superados en número y equipamiento sino que la mayoría de las supuestas viejas tácticas estaban obsoletas. Ya en El Alamein, en octubre de 1942, el peso del poder aéreo y la artillería de Montgomery les dejaban muy poco espacio para la maniobra; no vendrían nuevas “carreras hacia la alambrada“ tal y como Rommel había utilizado en noviembre de 1941 en la operación “Crusader”. En 1943 y en Túnez se enfrentaron dos nuevos ejércitos que se aproximaban desde el oeste, incluyendo a los americanos que podían desplegar aparentemente ilimitadas cantidades de equipamiento. 

El peso de apoyo aéreo y artillero era particularmente poderoso, especialmente desde queala Luftwaffe había sido desastrosamente eliminada. En estas circunstancias, los analistas germanos vieron con resentimiento que las tácticas americanas eran “inflexibles”, basadas en la total superioridad materia, exactamente como los principios tácticos deseados pro Montgomery. Eran tácticas burdas pero que impedían a los alemanes conseguir el triunfo en ninguna batalla.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Perspectiva táctica de la campaña de Túnez. 1ª Parte

Perspectiva táctica de la campaña de Túnez




A mitad de febrero de 1943, las tropas del Eje lanzaron una serie de contraataques siendo la primera vez desde la batalla de Alam Halfa que llevaban la iniciativa.  Dirección este oeste, von Arnim empujó a los aliados a través de Faid, Sidi Bou Zid, Sbeitla y Kasserine, mientras Rommel atacaba desde el sureste por El Guettar, Cafsa y Feriana. Tenían la esperanza de alcanzar Tebessa o Le Kef, preferiblemente ambas ciudades. Lograron algunos éxitos iniciales ante tropas estadounidenses novatas, sin embargo, el 22 de febrero fue detenido el avance justo al norte de Kasserine por las defensas aliadas que disfrutaban de superioridad numérica.

Usando la ventaja de las líneas interiores, Rommel se retirò rápidamente de sus posiciones en el  suroeste para ir a enfrentarse a Montgomery una vez más, lanzando un ataque importante en Medenine el 6 de marzo. Pero al igual que en la posición “Snipe” durante la batalla del el Alamein, los cañones antitanque del 8º Ejercito, incluyendo ahora el potente 17-pdr “Pheasant”, se las arreglaron para rechazar el ataque sin la participación de la infantería o de los carros de combate. Era la confirmación de que no solo los antitanques eran el arma realmente decisiva en la guerra del desierto sino además por fin los británicos habían comprendido como usarlos apropiadamente, al menos en su papel defensivo, ya que nunca copiaron la táctica de los alemanes de llevar los cañones antitanque en la vanguardia de cada ataque acorazado.

Tras Mededine, Montgomery continuó su ataque, flanqueando la Línea Mareth el 20 de marzo, asaltando la posición de Wadi Akarit el 6 de abril y llevando la persecución hasta Enfidaville. Mientras tanto, las tropas de Eisenhower presionaron desde el oeste, desde Kasserine a través de Gafsa hacia El Guettar, y desde la estación de Sened hasta Maknassy. En abril, los aliados lanzaron otra nueva ofensiva en el norte hacia Bizerta, con efectos devastadores. Las fuerzas del Eje fueron reducidas poco a poco y arrinconadas en el perímetro alrededor de la propia Túnez, ciudad que de forma progresiva también fue aislada por aire de su base logística en Sicilia. El final de la campaña en el Norte de África llegó el 13 de mayo cuando las tropas del Eje por fin se rindieron.




En términos tácticos, la campaña tunecina representa una sorprendente mezcla de viejas y ultramodernas tácticas. Debido a que el terreno era accidentado y montañoso, donde pocos vehículos motorizados podían aventurarse lejos de los llanos valles, se usó de nuevo el transporte animal, por medio de mulas; hasta incluso las tropas francesas utilizaron alguna unidad de caballería en el campo de batalla. En cambio, al mismo tiempo y en la misma campaña, apareció en combate el temible PzKpfw VI Tiger, concretamente el 28 de noviembre de 1942. Carro pesado sumamente blindado y equipado esencialmente con el mismo cañón antitanque de 8,8 cm que en su versión remolcada ya había demostrado su letal efectividad contra las fuerzas blindadas aliadas. Sin embargo el 28 de noviembre solo cuatro Tigers fueron destinados al combate y su comportamiento no fue particularmente bueno. Posteriormente llegaron solamente otros 22 tanque y esta cantidad fue reducida a ocho en abril de 1943. Eran carros mecánicamente poco fiables y su punto débil eran sus cadenas y su motor que si eran dañados por minas o por fuego artillero, solo podían ser reparados si los alemanes conservaban el campo de batalla por la noche, una situación que hacía mucho tiempo que no solía darse. Los nuevos y pesados cañones antitanque aliados podían dañar al Tiger con disparos laterales o posteriores, circunstancia que se daba a menudo en Túnez, cuando se disparaban desde posiciones enemigas preparadas.





El 14 de febrero de 1943, a los Tigers se les sumo un nuevo acompañante, El lanzacohetes de seis tubos, Nebelwefer, denominado “Screaming Meemie o Moaning Minnie” por los soldados aliados. Hasta 1944 estas dos armas fueron un azote de los ejércitos aliados, pero a principios de 1943 su número y uso no era lo suficientemente elevado para afectar significativamente el resultado de una batalla.

lunes, 1 de junio de 2015

Batalla de Inglaterra; Tácticas de la RAF

Formaciones de caza.


La previsión táctica del Mando de Caza británico durante la década de los años 30 era únicamente la confrontación de cazas contra bombarderos y no contra cazas monomotores enemigos. Por lo tanto, se formularon una serie de “Tácticas de Combate Aéreo” y ante estas normas se adhirió la doctrina que implicaba ni más ni menos que una serie de maniobras encaminadas a la concentración de fuego de un escuadrón de cazas para derribar formaciones de bombarderos. Los cazas de la RAF volaban de forma rígida en secciones de tres aviones en forma de v ("vícs”), con cuatro de esas "secciones" creando una formación cerrada. Sólo el líder del escuadrón, situado en la parte delantera, disfrutaba de libertad para observar al enemigo; los otros pilotos tenían que concentrarse en mantener el orden establecido. Durante el entrenamiento, se enfatizaba en el manual que un ataque por secciones podían romper el orden. El Mando de Caza reconoció las debilidades de esta estructura de combate, pero consideró demasiado arriesgado cambiar de táctica durante la batalla, porque los pilotos de reemplazo,  a menudo con sólo mínimas horas de vuelo, no podían recibir de nuevo formación fácilmente, y para estos inexpertos pilotos era necesario un firme liderazgo en el aire que solo podía ser proporcionado con una formación de combate lo más rígida posible. Los pilotos alemanes apodaron las formaciones de la RAF como “idiotenreihen” o fila de idiotas, ya que esta formación dejaba a los escuadrones muy vulnerables ante cualquier ataque.


 Formación "vic" de tres Hurricanes.

Los pilotos de primera línea de la RAF eran muy conscientes de las deficiencias inherentes de sus propias tácticas. Se adoptó un compromiso por el que dentro de la propia formación del escuadrón se implementase una disposición mucho más flexibles con uno o dos cazas separados que volaban independientemente por encima y por detrás de la formación proporcionando de esta manera mayor observación y protección trasera;  estos aviones solían ser pilotados por los aviadores menos experimentados y a menudo fueron los primeros en ser derribados sin ni siquiera darse cuenta de que estaban siendo atacados. Durante la Batalla de Inglaterra , el 74º Escuadrón bajo el mando del Squadron Leader Adolph “Sailor” Malan adoptó una variante de la formación alemana llamada  "cuatro en línea hacia atrás", hecho que supuso una gran mejora respecto  a la antigua formación "vic". La formación de Malan fue utilizada más adelante de forma generalizada por El Mando de Caza.

Despliegue a nivel de escuadrón y unidades superiores.

El peso de la batalla recayó sobre el 11º Grupo Aéreo. La forma de actuar táctica del máximo responsable del Mando de Caza junto con sir Hugh Dowding, Keith Park, era enviar escuadrones individuales con la misión de interceptar los áridas. La finalidad de esta medida era atacar de forma continua por medio de unidades de cazas e intentar romper las formaciones cerradas de bombarderos germanos. Una vez que los aviones alemanes quedaban desperdigados, las unidades rezagadas podrían ser derribadas una a una. Cuando diferentes escuadrones  alcanzaban un grupo de incursión enemigo, la forma de proceder era la siguiente; los cazas Hurricanes al ser más lentos atacaban los bombarderos mientras que los cazas Spitfires se enfrentaban a la escolta enemiga de cazas.. Este situación ideal no era siempre se daba, y en ocasiones Spitfires y Hurricanes inviertan sus roles. Park también dio instrucciones a sus unidades de entablar ataques frontales contra los bombarderos, ya que eran más vulnerables a este tipo de ataques. Otra vez, en el entorno tridimensional de rápidos movimientos que suponía un combate aéreo, pocas oportunidades existían de realizar un ataque conforme a las tácticas previamente diseñadas. Una cosa era al teoría y otra la práctica.

Durante la Batalla de Inglaterra, algunos comandantes, entre ellos Leigh-Mallory, propuso  que las escuadrones formasen "Big Wings", un método cuyo pionero fue el afamado piloto Douglas Bader y que consistía en utilizar formaciones constituidas al menos por tres escuadrones y así poder atacar en masa al enemigo. Los defensores de esta táctica afirmaron que las interceptaciones a gran escala utilizando este método causaron mayores pérdidas enemigas mientras se reducían las propias bajas. Los detractores en cambio señalaban que la formación de estas grandes alas llevaría mucho tiempo y que a la vez  existiría un gran riesgo de ser atacados los aviones al tener que repostar todos a la vez. La táctica de la "Gran Ala" causó también una sobrereclamación de los derribos por parte de los pilotos, debido a que la confusión en el combate era mucho más grande e intensa. Esta circunstancia indujo a la creencia errónea sobre una eficacia exagerada de la táctica de las "Big Wings" y al posterior análisis equivocado.


Esquema de una formación "Big Wing"

El tema causó intensas discrepancias entre Park y Leigh-Mallory, ya que el 12º Grupo Aéreo estaba encargado de proteger los campos de aviación del 11º Grupo mientras los escuadrones de Park interceptaban las incursiones enemigas. Sin embargo, el retraso en la formación de las "Big Wings" significaban a menudo que las formaciones no llegaban a actuar contra las formaciones de bombarderos enemigas que en ocasiones incluso habían atacado los aeródromos del 11º Grupo. Dowding, puso de relieve el problema de rendimiento de la táctica "Big Wing", presentando el 15 de noviembre al Ministerio del Aire ,un informe realizado por Keith Park. En el informe, se reseñaba que durante el período del 11 de septiembre al 31 de octubre, el uso extensivo de la formación "Big Wing" tan solo había conseguido 10 intercepciones y un único avión alemán destruido, pero su informe fue ignorado. Análisis de posguerra coincidieron con el enfoque de Dowding y Park.
Se ha culpado el relevo de Dowding de su puesto al frente del Mando de Caza en noviembre de 1940, a las discrepancias existentes entre Park y Leigh-Mallory sobre la estrategia a seguir durante los combates diurnos. Sin embargo, los intensos raids y la destrucción causada durante el Blitz dañaron la imagen tanto de Dowding y sobre todo de Park en particular, debido a la incapacidad de desarrollar un eficaz sistema defensivo ante los ataques nocturnos, hecho que el influyente Leigh-Mallory criticó duramente y en bastantes ocasiones.


En general, se podría decir que durante la fase diurna de la Batalla de Inglaterra, no fueron las tácticas empleadas por la RAF las principales causas de la derrota germana en la campaña aérea. Otros factores, como el excelente comportamiento de los pilotos y las prestaciones de los cazas británicos, el cambio de objetivos a mitad de la campaña por parte de los estrategas de al Luftwaffe y la cercanía de los aeródromos ingleses y en contra partida la excesiva distancia de los campos de aviación alemanes que originaba una escaso periodo de tiempo de combate sobre Reino Unido a los cazas germanos, fueron mas significativos que las medidas doctrinales británicas respecto al combate aéreo.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Blitzkrieg; perspectiva general.

Blitzkrieg


Generaloberst Heinz Guderian, uno de los máximos exponentes de la Blitzkrieg.

El concepto de guerra móvil siempre ha estado presente en el espíritu bélico de Alemania y anteriormente Prusia. No obstante, fue en la Primera Guerra mundial y tras el estancamiento de las operaciones en el frente occidental debido a la guerra de trincheras, cuando se hizo necesario desarrollar nuevas tácticas de guerra móvil para intentar acabar con dicha inmovilización. Con la aparición de las tropas de asalto o Sturmtruppen se pretendió dar solución al problema, esta fuerzas de elite rompían las líneas enemigas gracias  a la velocidad y sorpresa de su ataque para posteriormente profundizar en la retaguardia del enemigo. La táctica en si funcionaba pero no tuvo el éxito esperado porque las unidades que debían seguir a los Sturmtruppen en la mayoría de los casos se quedaban a mitad del camino.

Tras la Primera Guerra Mundial y teniendo siempre presente las grandes matanzas de los campos del norte de Francia, tácticos militares introdujeron nuevas ideas de guerra de movimientos para evitar en un futuro no muy lejano dichas carnicerías. Nombres como J. F. C. Fuller o Lidell Hart en la década de los 20 se hallarían ligados a estos novedosos pensamientos. Postularon que el tanque, arma aparecida al final de la última gran contienda, debía convertirse en el eje por el que giraría la próxima manera de hacer la guerra. El tanque podría no solo ocupar el terreno enemigo sino que si maniobraba con rapidez y profundidad, llegar incluso a la retaguardia del enemigo y destruir las vías de suministro, posiciones de artillería, cuarteles generales e infundir el pánico necesario para conseguir doblegar la voluntad de combatir del adversario.

A finales de los años 20 y primeros 30, De Gaulle en Francia, Hans von Skeet y Heinz Guderian en Alemania se vieron muy interesados en estos nuevos conceptos e intentaron aplicarlos a la estructura operativa de sus ejércitos. Fue la Alemania de Hitler, donde a regañadientes y con desconfianza de las viejas glorias del Ejercito, el país que asimiló más profundamente estas nuevas ideas con Guderian como ejemplo de pertinaz obstinación en la introducción y desarrollo de la denominada Blitzkrieg. Se crearon unidades exclusivas de carros de combate denominadas Divisiones Panzer que contenían tanto elementos acorazadas, como de artillería, infantería y otras subunidades de apoyo, todos ellos mecanizados o en su defecto motorizados, porque a diferencia de tácticos como Fuller o Hart, Guderian y sus seguidores pensaban y el tiempo les dio la razón que el tanque por sí solo no podía actuar de forma efectiva, necesitaba la acción coordinada de las restante armas.

El Alto Mando alemán utilizó el conflicto civil en España como un campo de pruebas más para desarrollar el armamento que para la implantación de las nuevas tácticas móviles, pues los carros de combate nunca actuaron independientemente de la infantería, y la aviación, fundamental como apoyo táctico tampoco se utilizó de forma coordinada, eso sí se extrajeron valiosas consideraciones que serian aplicables en el siguiente  y no muy lejano conflicto. En septiembre de 1939, Alemania invade Polonia dando lugar al inicio de la segunda Guerra Mundial y fue, en las llanuras polacas donde se puso en marcha por primera vez el concepto de Blitzkrieg o guerra relámpago de forma más o menos incompleta. Las divisiones panzer con sus unidades acorazadas, de infantería y artillería todas coordinada por un buen sistema de comunicación por radio, si que penetraron en las líneas enemigas buscando la retaguardia pero el uso de la aviación aun estaba lejos de la conjunción deseable. En mayo de 1940, ya puliendo los errores cometidos, la Wehrmacht invade los Países Bajos, Bélgica y Francia, en este caso incluso utilizando tropas aerotransportadas, (Fallschirmjaeger) que añadían sorpresa y desorganización en la retaguardia enemiga. Es en esta campaña donde se observa con mayor claridad la perfección del sistema de guerra móvil llevada a su máxima expresión por comandantes como Guderian al mando de un cuerpo acorazado o Rommel al mando de su 7ª División Panzer, denominada fantasma por su velocidad. En unas pocas semanas y tras un “corte de hoz” magistral desde Las Ardenas hasta el canal de la Mancha, el Ejército alemán barre del mapa al todopoderoso Ejército francés ayudado por el Cuerpo Expedicionario Británico. En Francia el papel de la aviación y su apoyo a las unidades terrestres ya se observa mucho mas coordinado.

Desde la caída de Francia hasta la invasión de la Unión Soviética, la Wehrmacht conquista Yugoeslavia y gracia donde las características geográficas impiden la aplicación de las tácticas de Blitzkrieg en su máxima expresión, eso si se siguen perfeccionando las coordinación entre unidades. El 22 de junio comienza la Operación Barbarroja y durante año y medio hasta la batalla de Stalingrado, el ejército alemán aplica la táctica de la Blitzkrieg en innumerables ocasiones consiguiendo grandes resultados en forma de cercos o kessels de Ejércitos o incluso Grupos de Ejércitos soviéticos enteros, sobre todo en los primeros meses de campaña. Tras Stalingrado y solo con los paréntesis de las fallidas ofensivas de Kursk en julio del 43 y Las Ardenas de diciembre del44, la Wehrmacht pierde toda iniciativa de combate, no pudiendo aplicar como es lógica ninguna táctica de guerra móvil.


Resumiendo, las tácticas de la Blitzkrieg contribuyeron de forma primordial a las victorias germanas en la primera mitad de la guerra, desde 1939 hasta 1942 cuando las bases logísticas en la retaguardia estaban en disposición de garantizar el suministro adecuado a las unidades que en punta de lanza penetraban en territorio enemigo. Las tácticas de Blitzkrieg se basaron en la coordinación entre ataques aéreos y terrestres, concentrados y precisos que proporcionaron un efecto rápido y potente a través de las líneas enemigas y de esta forma  cercar las unidades del enemigo parta su posterior captura. Uno de los aspectos más importantes que debía existir era la correcta la comunicación entre el HQ y las unidades de combate y viceversa, así como el suministro constante de munición y combustible desde las bases logísticas necesario para sostener la velocidad del ataque. A veces se olvida con frecuencia el factor sorpresa que fue muy importante para el éxito de la guerra relámpago, tal y como se comprobó en las campañas de Polonia, Francia y la URSS. Las tácticas implantadas y desarrolladas por la Wehrmacht durante la II Guerra Mundial formaron parte de la base para el futuro desarrollo de armamento y guerra moderna.

lunes, 22 de octubre de 2012

Tácticas de los cazacarros alemanes


Tácticas de los cazacarros alemanes


Jagdpanzer IV

Al contrario de lo que puede indicar su nombre, la finalidad de los  cazacarros alemanes no era buscar los tanques enemigo y “cazarlos” en terreno abierto, sino intentar sorprenderles desde posiciones perfectamente escogidas a modo de emboscada. La función del jagdpanzer era meramente defensiva y cuanto mayor fuese la habilidad del comandante de la unidad en escoger las mejores posiciones, mayor seria el éxito de la “caza”. De forma preferencial, estas posiciones solían situarse en los flancos del avance de las formaciones acorazadas enemigas, con una buena cobertura y con obstáculos naturales o artificiales delante de las disposiciones de los cazacarros, tales como ríos, pantanos o campos de minas,  para de esta manera impedir que fuesen atacados, bien por infantería enemiga o por los mismos tanques que debían ser cazados.

Al igual que con los cañones de asalto, los cazacarros aumentaban su efectividad cuando estaban concentrados perdiéndola cuando por diversas razones actuaban en grupos aislados  o incluso individualmente.

Las unidades de cazacarros que acompañaban a la infantería en el avance, solían quedarse en un objetivo ya capturado a la espera de un posible contraataque, si éste no se producía se retiraban a la línea de reserva hasta un próximo avance. Si las tropas de a pie eran atacadas por el enemigo, los cazacarros principalmente se enfrentaban en posiciones defensivas contras las fuerzas acorazadas sumándose su potencia de fuego a la de los cañones anticarro emplazados. En una retirada, la movilidad era esencial, saltando de posición a posición defensiva ayudando al repliegue ordenado de la infantería hasta llegar a una nueva línea de frente.

Si los cazacarros actuaban conjuntamente con unidades panzer, existían diversas tácticas según las distintas situaciones. En un avance de las tropas acorazadas, los cazacarros constituían una muy buena base de fuego de apoyo, a la vez que protegían los flancos del avance. Si los panzer salían victoriosos del primer encuentro, los cazacarros avanzaban y formaban una nueva línea de fuego. Si los tanques no conseguían éxito inicial y debían replegarse, podía producirse dos situaciones distintas con un mismo fin desde el punto de vista táctico de las unidades de cazacarros. Si era cierto que los panzer tenían problemas, los cazacarros desde posiciones defensivas se encargarían de asegurar una buena retirada de sus “hermanos” acorazados con fuego sobre los tanques enemigos. Si la retirada era fingida  como parte de una estratagema, la destrucción de las unidades acorazadas enemigas estaba casi asegurada por la potencia de  fuego de los cazacarros. Este tipo de táctica fue muy utilizada contra británicos en África del Norte y contra los soviéticos en las estepas rusas donde la persecución de un enemigo en apariencia derrotado traía graves y desastrosas consecuencias para los carros de combate aliados.



Jagdpanther 

La principal característica armamentística de los cazacarros era su supremacía general en el propio cañón, así panzer versus jagdpanzer, era una relación siempre favorable al cazacarros por lo que siempre intentaban atacar a los tanques con la mayor distancia posible, de esta manera podían alcanzar a los carros enemigos antes que estos pudiesen hacer fuego efectivo desde sus cañones. En las estepas rusas y en el desierto africano, los espacios abiertos y su consecuente falta de posiciones de tiro estáticas con buena cobertura, “obligaban” a los cazacarros a utilizar su movilidad para mantener la distancia necesaria para aprovecharse de su generalmente mayor potencia de fuego.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Cañón antiaéreo de 94mm como antitanque.


Cañón antiaéreo de 94mm como anticarro



Cañón antiaéreo de 3,7-in (94mm)

Hasta mayo de 1942 con la introducción del cañón anticarro de 6 libras (57 mm) y sobretodo hasta marzo del año siguiente con el cañón de 17 libras (76 mm), los británicos solo tenían en su arsenal como cañón antitanque principal, el cañón de 2 libras (40 mm). Este antitanque demostró ser ineficaz a distancias superiores a 1.000 yardas. En cambio, los alemanes si disponían de un arsenal anticarro más variado y eficaz. El principal cañón con dicha finalidad era el PaK 38 de 50 mm, sin embargo, no fue el más famoso ni el más temido, ya que ese honor recayó en el célebre cañón antiaéreo de 88 mm.

Si bien la finalidad con la que fue diseñada el “88” era la de derribar aviones, ya en la guerra civil española demostró con excelentes resultados, la posibilidad de utilizarlo como arma antitanque. La razón estribaba en las propias características de los cañones antiaéreos, que habían de tener; elevada cadencia de tiro, largo alcance, trayectoria recta y grandes velocidad de salida del proyectil. Estas propiedades resultaron aprovechables como anticarro sobre todo en terrenos abiertos, como los propios del desierto africano, aunque hay que reseñar los distintos inconvenientes presente en un diseño no realizado en expreso para tal función. El cañón de 88 era enorme y fácilmente visible, no era fácil de mover ni de cambiarlo de emplazamiento, se montaba en una plataforma en forma de cruz muy pasada., no obstante, incluso con estas desventajas el cañón alemán de 88 mm fue, tal vez, uno de los mejores antitanque de la guerra.

Ante la falta de un cañón anticarro con garantías y ante el uso por parte de los alemanes del antiaéreo de 88 como cañón anticarro, aparece una cuestión casi de forma ineludible ¿Disponían los británicos de un cañón de características similares al “88” alemán, para poder ser utilizado como antitanque? La respuesta es sencilla, el cañón antiaéreo de 94 mm.

El cañón de 94 mm, o mejor dicho, cañón de ordenanza QF 3,7-in fue introducido en el ejército británico en 1937 para sustituir al cañón antiaéreo QF 3-in 20-cwt que databa de la Primera Guerra Mundial. Aun siendo un cañón de calibre superior al “88” alemán y balísticamente también con mejores prestaciones, tan solo  fue utilizado como anticarro en ocasiones aisladas por los británicos, seguramente por diversas razones que se deben matizar.

En primer lugar, razones de índole estratégicas; el cañón de 3,7 pulgadas siempre tuvo como principal fin el ser antiaéreo, además a principio de los 40 existía en Inglaterra gran psicosis generalizada hacia los bombardeos y tras el desastre de Dunkerque, donde muchos cañones de 94 mm fueron abandonados, el resto de material antiaéreo fue destinado sin discusión a la protección del espacio aéreo británico.

Dentro de la doctrina de guerra acorazada británica, no se consideraba al cañón antitanque cono el arma principal de destrucción de los carros de combate enemigos; esa función recaía en los propios tanques, sin contar que los alemanes utilizaban los cañones anticarro como un medio ofensivo y por supuesto defensivo mientras que los aliados solo los utilizaban como armas defensivas.

Conseguir entrenar las dotaciones de los cañones de 3,7-in para el fin anticarro costaría un esfuerzo adicional que en tales  circunstancias el Ejercito no se podía permitir, así como el suministro de munición adecuada para tal fin.

También existían presiones por parte de la RAF para que se utilizasen los cañones para defender los aeródromos de los ataques aéreos del enemigo así como las bases del Ejercito.

Desde el punto de vista técnico, también y de forma casi parecida al caso del “88” alemán existían inconvenientes que dificultaban en gran medida el uso del antiaéreo de 94 mm como arma antitanque.

Los apuntadores del cañón se sentaban de espaldas al objetivo, pues esa era la posición diseñada para el fuego antiaéreo, cambiarla ocasionaría impedir su uso primario. Necesitaba también una superficie muy grande de terreno perfectamente nivelado, además se requería aproximadamente 10 minutos para retirar las ruedas, desplegar las patas y dejar el cañón en pleno funcionamiento.

Era más grande que su “compañero” alemán, circunstancia que se agravaba cuando disparaba y levantaba una nube de polvo enrome, facilitando así su localización. Acto seguido entraba en juego una gran desventaja ya que el cañón británico a diferencia del “88” carecía de escudo protector para los artilleros.

Todos estos factores, políticos, estratégicos o técnicos, impidieron el uso del cañón antiaéreo de 94 mm como arma antitanque, circunstancia que tal vez hubiese significado un resultado diferente en la lucha acorazada entre las fuerzas británicas y las fuerzas del Eje, como de forma esporádica y con éxito realizó Percy Calvert, paradójicamente comandante de la Brigada Antiaérea en África del Norte.

martes, 11 de septiembre de 2012

Principios tácticos alemanes de la guerra acorazada en el desierto


Principios tácticos alemanes de la guerra acorazada en el desierto

Los alemanes desarrollaron en el desierto de África del Norte una serie de principios tácticos referentes al uso de fuerzas acorazadas de una forma mucho mas novedosa y avanzada que sus rivales.

Rommel y miembros de su estado mayor

Estos son algunos de esos principios tácticos

  • La fuerza mecanizada de ataque debería siempre operar con todas las armas en grupos cerrados. Una gran dispersion de tropas no ayudaba a aumentar la moral. Este principio cobraba aun mas valor  especialmente cuando la Luftwaffe disfrutaba de superioridad sobre la RAF.
  • En todos los grupos inter armas, la velocidad predominante del propio grupo la marcaba necesariamente lavelocidad del vehículo más lento. De esta forma los tanques tenían prohibido avanzar  dejando al resto de tropas atrás, tampoco debían aventurarse a entrar en terreno impracticable para el resto de vehículos, excepto en ocasiones muy locales. En cualquier caso, la alta velocidad no era particularmente una cualidad deseable para los tanques, si bien una fiabilidad mecánica si fue definida como alta prioridad para todos los vehículos.
  • Era esencial recuperar todo vehículo averiado y repararlo sin demora. Las reparaciones mecánicas eran un elemento primordial de la movilidad, especialmente cuando (como en la mayoría de los casos de la guerra del desierto) los tanques alemanes eran superados en numero por los aliados. Logicamente,  ganar y conservar el campo de batalla al final del día de batalla, favorecia y permitia que los vehículos dañados pudiesen ser recuperados.
  • La reparación de los vehículos durante la oscuridad nocturna sin usar focos era ridículamente complicada y necesaria para preservar la posición.  Pero si se utilizaba luz artificial, al menos dejaban en servicio los vehículos a punto para ser utilizados a la mañana siguiente cuando el enemigo atacase.
  • La cohesión de un grupo inter-armas dependía en gran proporción de una buena comunicación por radio. Todos los recursos invertidos en este concepto no serian mal utilizados, esta circunstancia se observó de forma evidente en la 1ª batalla de El Alamein donde el DAK disfruto de una marcada superioridad sobre el 8º Ejército en la interceptación e interpretación de las transmisiones del enemigo.
  • De todo los conceptos quizás, la potencia de fuego sea el punto clave de cualquier batalla, tal y como Rommel ya había dejado bien claro en la campaña de Francia de 1940. Antes de realizar cualquier acción, era imprescindible determinar y bombardear las posiciones del enemigo, en especial sus cañones antitanque con granadas HE: solo después podría decidirse si el enemigo estaba lo suficientemente debilitado para lanzar un ataque. Las granadas HE debían ser disparadas por Panzer IV desde una distancia de 2.000 m. así como por la artillería de campaña desde  posiciones más retrasadas.
  • En cada etapa debería existir un alto nivel de reconocimiento; en primer lugar identificar las posiciones del enemigo y su fuerza y a continuación determinar exactamente como había sido suprimido por el fuego artillero. El ataque inicial debería convertirse en un avance a “tumba abierta” solo si el comandante estaba convencido que los cañones antitanque estaban fuera de combate. Si esta circunstancia no se producía, los alemanes normalmente. se retiraban y cancelaban el ataque. Solo en casos muy excepcionales las decisiones puramente tácticas del comandante in situ fueron anuladas por órdenes de más alto nivel operacional.
  • No está claro del todo, si en este concepto de reconocimiento estaba incluida la participación de la infantería que patrullaba a pie, particularmente muy importante en la tradición militar británica y aun más acusada en la doctrina australiana. El concepto germánico de reconocimiento afectaba sobre todo a los vehículos motorizados.