Rommel perseguido tras El Alamein I
El sensacional impacto ocasionado
por la Operación Supercharge al final de El Alamein llevó a las fuerzas de
Rommel a un gran estado de confusión. Por todo el campo de batalla, las
unidades del Eje estaban estrictamente luchando y retrocediendo a la vez.
Rommel sabía que era el fin y dio órdenes para un organizado repliegue, siendo
las formaciones italianas las primeras en retirarse. Cuando Hitler conoció el
movimiento, inmediatamente ordenó su suspensión. Rommel no podía hacer nada
pero intentó cumplir el mandato del Führer, rescindiendo sus anteriores
instrucciones y ordenando a todas las unidades permanecer firmes en el frente.
El resultado fue un desorganizado desbarajuste; algunas formaciones retrocedían
hacia el oeste y otras intentaron crear una línea defensiva encarada al este.
Las comunicaciones comenzaron a romperse y todos perdieron la atención. Las
derrotadas tropas, acobardadas bajo un continuo bombardeo por parte del 8º
Ejército querían saber si debían permanecer luchando hasta el final o
retroceder para luchar otro día.
La agonía de Rommel de resistir a
toda costa se vio aliviada en cierta manera el 4 de noviembre cuando Hitler,
viendo que la batalla realmente se había perdido, se ablandó y permitió al
mariscal de campo retirar sus tropas a la nueva línea defensiva de Fuka. Antes
de recibir este permiso, Rommel ya había ajustado una retirada dinámica,
rescindiendo la orden de permanecer y luchar dando instrucciones para un
general repliegue. El Generalfeldmarschall Kesselring que había llegado de Roma
con su cuartel general para ver la situación por sí mismo, estuvo de acuerdo
que las tropas del Eje se retirasen ya que existía el riesgo de una completa
destrucción. Por la tarde, tras mucho retraso, 70.000 supervivientes de la
batalla intentaban dirigirse al oeste, algunos a través de la carretera costera
mientras otros caminaban a través del desierto.
El Brigadier Howard Kippenberger
de la 5ª brigada NZ examina un cañón antiaéreo italiano destruido
El final de la batalla de El Alamein dejó a ambos bando en una situación de caos, no obstante Montgomery esperaba acabar con la confusión y lanzar sus formaciones móviles tras el enemigo lo más rápidamente posible. Ordenó al teniente general Freyberg llevar a su división neozelandesa y a la 4ª Brigada Ligera Acorazada en un movimiento de bypass hacia la retaguardia de Rommel y tomar Fuka. Esta era la manera que tenia de cortar la carretera costera y arrinconar al enemigo que retrocedía. Mientras tanto, el X Cuerpo del teniente general Lumsden, debía utilizar sus carros de combate realizando pequeñas bolsas para atrapar y aniquilar aquellas fuerzas enemigas existentes entre la maniobra de los neozelandeses y el mar, mientras el XXX Cuerpo del teniente general Leese mantenía una incesante presión sobre las fuerzas de Rommel que permanecían en el campo de batalla. El XII Cuerpo del teniente general Horrocks limpiaría y asestaría golpes sobre la infantería enemiga, principalmente italiana que había sido capturada o abandonada atrás.
La oportunidad de explotar la posible desaparición de Rommel a través de un rápido avance hacia el oeste por parte de fuerzas acorazadas no tuvo un buen comienzo. Los movimientos iniciales pronto comenzaron a degenerar en una melee de tanques y vehículos intentando salir a través de las estrechos pasillos abiertos entre los campos de minas alemanes durante la operación Supercharge. Demasiados tanques sin suficiente espacio para maniobrar enlentecieron el inicio de la caza. La división neozelandesa también iba con retraso esperando la llegada de la 4ª Brigada Ligera Acorazada desde la retaguardia hasta el campo de batalla. Vitales horas se perdieron concentrando la fuerza de Freyberg y poco progreso se realizó antes que cayese la oscuridad y debieron de esperar a la mañana siguiente. Las divisiones acorazadas del X Cuerpo realizaron pequeños movimientos de flanqueo hacia la costa atravesando bolsas de resistencia enemiga y llevando a cabo pequeñas accione de combate.
Montgomery esperaba que el 5 de noviembre, la fuerza neozelandesa forzase Fuka y cerrase la puerta trasera de la ruta de Rommel hacia el oeste, atrapando la parte más optima de las unidades motorizadas del mariscal germano. Al mismo tiempo los tanques de Lumsden de la 1ª y 7ª División Blindada deberían atacar con fuerza la carretera costera y hostigar las fuerzas del Eje que rápidamente se dirigían al cuello de botella de Fuka. Para aliviar la congestión, el X Cuerpo enviaría su 10ª División Acorazada a un punto más al oeste de Fuka para asestar un golpe a aquellos enemigos que habían podido evitar ser atrapados. Todos estos rápidos movimientos tenían la intención de desmoralizar al Panzerarmee Afrika desde el flanco débil del desierto.
Zapadores desactivando minas en los márgenes
de la carretera. Las minas supusieron un continuo peligro para cualquier
vehículo que se aventurase a dejar la calzada, sobretodo la costera, ya que se
arriesgaba a tocar una mina y acabar destruido.
En cambio, los sucesos del 5 de
noviembre estuvieron lejos de las intenciones del comandante del 8º Ejército,
la división neozelandesa falló en alcanzar Fuka a tiempo ya que se detuvo
ante un ficticio campo de minas
interrumpiendo el alcance de su objetivo; la 10ª División Acorazada se perdió y
giró al norte demasiado pronto llegando a la carretera costera muy cerca de
Fuka; la 1ª División Acorazada se detuvo por la presencia de la retaguardia
enemiga solo a 32 km de su avance y la 7ª División Acorazada fue desviada mucho
más al oeste debido a la pérdida del destino de la 10ª Acorazada y también se
detuvo ante el mismo campo de minas ficticio de los neozelandeses del teniente
general Freyberg. El resultado final fue que al trampa no se cerró y el grueso
de la fuerza de Rommel escapó de una más que probable destrucción.
El teniente general Lumsden fue
muy criticado por la lentitud en la caza por parte de su X Cuerpo. Permitió a
sus tropas cortar hacia la costa demasiado pronto en maniobras nada arriesgadas
que permitieron a gran parte del enemigo escapar hacia el oeste, más que
realizar profundos movimientos para atrapar el grueso de tropas enemigas
alrededor de Fuka. Freyberg también recibió críticas por su falta de energía en
la toma de Fuka. El propio Monty fue censurado posteriormente por historiadores
por dejar que los resultados de su gran victoria en El Alamein fuesen
devaluados por su fracaso en asegurar la completa destrucción del batido
enemigo. Pocos comandantes del 8º Ejército escaparon de las críticas por
posteriores historiadores que investigaron sus comportamientos en los días
siguientes a El Alamein.
La
lluvia empañó las etapas iniciales de la persecución transformando el desierto
en un embarrado atolladero. Incluso los camiones con tracción a las cuatro ruedas
se movían con gran dificultad.
Con tropas acorazadas hostiles
mordiendo los talones y los cazabombarderos de la RAF ametrallando las
empaquetadas columnas de transporte que fluían hacia el oeste, las tropas de
Rommel fueron incapaces de organizar una posición defensiva en la improvisada
línea de Fuka y continuaron retrocediendo esperando encontrar alguna clase de
apoyo en Mersa Matruh. El 6 de noviembre, la persecución de Montgomery comenzó
a estar más organizada y parecía que las unidades motorizadas de la división
neozelandesa y la 7ª División Blindada golpearían al enemigo en Mersa Matruh
pero los retrasos y la reticencia a avanzar por la noche hicieron fracasar a
ambas unidades. El combustible y el agua comenzaban a escasear a medida que las
líneas de suministro se alargaban y las condiciones meteorológicas comenzaron a
intervenir negativamente ya que fuertes aguaceros convirtieron la superficie
del desierto en una ciénaga encharcada. Los tanques y vehículos se hundían en
el barro y todo el apoyo aéreo existente no pudo despegar. Con frustración
creciente, el 8º Ejército reaccionó a través del lodazal del desierto mientras
el enemigo se dirigía al oeste a través de la carretera costera. Rommel decidió
abandonar la posición de Mersa Matruh tras dejar una pequeña unidad en la
retaguardia y continuó su repliegue hasta las alturas de Sollum que dominaban
la frontera de Egipto con Libia.
Solo existían dos carreteras a
través de la región montañosa y circulaban por estrechos desfiladeros a lo
largo de tortuosas curvas. La carretera cercana a la costa en Sollum fue
eficazmente obstaculizada por cráteres creados por los ingenieros alemanes una
vez el grueso de las tropas del Eje hubiese pasado dirección oeste. La otra
carretera, a 8 kilómetros al sur, cruzaba el Paso de Halfaya y seguía abierta
gracias a algunos rezagados que intentaban llegar a la cumbre a través de su
serpenteante trayecto. El paso en si mismo estaba fuertemente defendido por
infantería italiana parapetada en emplazamientos concretos semienterrados alrededor
de la cumbre. Rommel planeaba no utilizar más que acciones dilatorias en los
Altos de Sollum, aguantando la posesión de las colinas el tiempo suficiente
para retirar la mayor parte de sus fuerzas a nuevas posiciones cerca de Tobruk.
Por detrás dejaba pequeños grupos de ingenieros que sembraban campos de minas
ficticios enterrando chatarra metálica o bien bombas trampa y toda clase de
artefactos que enlenteciesen el avance británico.
Continúa en Rommel perseguido tras El Alamein II
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