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lunes, 22 de mayo de 2017

Kindertransport I

Kindertransport



Pasaporte de Gertrud Gerda Levy, que partió de Alemania en agosto de 1939 en un transporte de niños (Kindertransport) a Gran Bretaña. Berlín, Alemania, el 23 de agosto de 1939.

Antes incluso del comienzo de la Segunda guerra Mundial, la situación del pueblo judío en Alemania era desoladora, y siempre que existe ese ambiente discriminatorio hacia un colectivo en general, son los niños, al ser los seres más indefensos quienes con mayor virulencia les afecta esa realidad. Si bien los países occidentales tuvieron una actitud tibia por no decir fría ante las peticiones de asilo por parte del pueblo judío que pretendía salir de una Alemania hostil, se produjeron acciones remarcables de solidaridad. Una de ellas fue la denominada Kindertransport. Fue en un programa de evacuación autorizado por el gobierno británico llevado a cabo antes del inicio de las hostilidades por colectivos seculares y religiosos por el cual se salvaron aproximadamente 10.000 niños y jóvenes de edades por debajo de los 17 años, la mayoría de ellos judíos procedentes de Alemania, Austria Checoslovaquia, Polonia y la ciudad libre de Danzig. La evacuación comenzó después de los pogromos contra los judíos promulgados tras la Kristallnacht, la Noche de los Cristales Rotos del 9 al 10 de noviembre de 1938 cuando los nazis atacaron las propiedades y a las personas judías, con posteriores detenciones en masa. En teoría el Kindertransport finalizó el 1 de septiembre de 1939 con el estallido del conflicto mundial pero se siguieron rescatando niños hasta 1940.

Orígenes y operativa del Kindertransport.

 En los meses siguientes a la subida al poder de Adolf Hitler y su partido nazi en Alemania, a principios de 1933, decenas de miles de judíos salieron del país. Sin embargo, ese ritmo de emigración rápidamente comenzó a enlentecerse al ser cada vez más difícil conseguir el visado correspondiente. El presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt respondió a este "problema de los refugiados", es decir, la incapacidad de los judíos de la Alemania nazi para encontrar países dispuestos a ofrecerles refugio, proponiendo una conferencia. Desde el 6 de julio de 1938, representantes de 32 países se reunieron durante 10 días en la estación francesa de Évian-les-Bains. A pesar de acabar la reunión con grandes proclamaciones, cierto es que la denominada Conferencia de Évian apenas aclaró la situación de los judíos en Alemania y aún menos dio soluciones. Hubo discusiones sobre potenciales lugares de asentamiento, pero la mayoría de los países seguía estando con poca o nula disposición a admitir inmigrantes. Los participantes tan solo acordaron fijar nuevas reuniones en el futuro para seguir planteando alguna posible solución.



Familias despidiendo a sus hijos 

Mientras tanto, la persecución de los judíos en Alemania y Austria se intensificaba espectacularmente, alcanzando el punto álgido durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, con el pogromo conocido como Kristallnacht o "Noche de los Cristales Rotos". Se produjeron disturbios contra los judíos por todo el país, más de 1.000 sinagogas fueron incendiadas o destruidas mientras los bomberos permanecían inmóviles, actuando sólo si los incendios amenazaban con extenderse a los edificios vecinos; más de 7.500 negocios regentados por judíos fueron saqueados. Cementerios, hogares, escuelas y hospitales judíos sufrieron dañados; y al menos 91 judíos fueron muertos; posteriormente miles de judíos fueron arrestados e internados en campos de concentración.

Incluso tras los graves acontecimientos ocurridos durante la Kristallnacht, muy pocos países abrieron sus puertas a los refugiados judíos, que hasta el cierre de las fronteras con el inicio de la Segunda Guerra Mundial aún se les permitió salir de Alemania, eso sí, siempre lo hacían sin dinero ni posesiones. Durante el Tercer Reich, los judíos lucharon inútilmente por encontrar un país que les ofreciese refugio.

Después de la Kristallnacht, el Parlamento británico respondió a las llamadas de atención llevadas a cabo por el Comité de Refugiados Judíos Británicos con un debate en la Cámara de los Comunes el 21 de noviembre de 1938. Aunque el Gobierno británico ya  había concretado un cupo de inmigración judía destinado a su mandato de Palestina, varios factores contribuyeron a la decisión de permitir que un número no determinado de niños menores de 17 años pudiesen ser acogidos en el Reino Unido como la diligencia por parte de los abogados de los refugiados, la creciente conciencia de las atrocidades contra los judíos en Alemania y Austria y las simpatías projudias de políticos de alto rango. Para "asegurar su restablecimiento final" se emitió un bono de 50 libras para cada niño y que especificaba que una vez la crisis pasara, los niños volverían a reencontrarse con sus padres. Para ratificar esta percepción los niños viajaron con documentos de transito temporales.



Grupo de muchachas judias del programa de evacuación Kindertransport

El 1 de diciembre de 1938, menos de un mes después de la Kristallnacht, el primer contingente de niños partió en barco desde Alemania. Al día siguiente, llegaron a Harwich, Inglaterra, 196 niños procedentes de un orfanato judío de Berlín incendiado por los nazis el 9 de noviembre. La mayoría de las posteriores evacuaciones utilizaron el tren para viajar. Desde las principales capitales centroeuropeas como Viena, Berlín, Praga y otras ciudades importantes, los niños de pequeños pueblos viajaban previamente hasta la capital, partieron trenes que tras cruzar las fronteras belga y holandesa llegaban a los puertos para posteriormente embarcar con destino a Inglaterra. En su mayoría, esos niños nunca volvieron a ver a sus padres.

Continúa en Kindertransport II

lunes, 24 de abril de 2017

Hungría recupera sus territorios perdidos.

Hungría recupera sus territorios perdidos.



Sur de Eslovaquia y sur de Rutenia, 1938

Hungría vio las disputas entre Hitler y Checoslovaquia como una oportunidad para intentar recuperar los territorios perdidos a favor del país centroeuropeo al final de la Primera Guerra Mundial. Así a finales de septiembre de 1938, se movilizaron entre 200.000 y 350.000 soldados húngaros que se desplegaron en la frontera norte del país, anticipándose a la invasión alemana de Checoslovaquia. Siguiendo las clausulas de los Acuerdos de Múnich, las tropas germanas ocuparon los Sudetes el 5 de octubre, cuatro días mas tarde comenzaron las negociaciones con Checoslovaquia en referencia a las regiones del sur de Eslovaquia y Rutenia ocupadas mayoritariamente por habitantes de etnia magiar. Días antes, el 5 de octubre 500 miembros de la "Rongyos Gárda", una fuerza paramilitar creada en 1921 entraron en territorio con intención de presionar a las autoridades checoslovacas pero su pobre armamento y entrenamiento fue decisivo en la derrota del 11 de octubre frente a las tropas checoslovacas en Berehovo (Eslovaquia) y en Borzsava (Rutenia). Por otra parte, el 29 del mismo mes las negociaciones estaban estancadas, sin embargo, la intercesión de diplomáticos italianos y germanos en el Primer Arbitraje de Viena, un acuerdo territorial subsiguiente al Pacto de Múnich, garantizó la entrega de casi 12.000 m2 situados en el sur de Eslovaquia y Rutenia al estado de Hungría así como 869.230 habitantes, un 87% de origen magiar. Desde el 5 al 10 de noviembre de 1938, la I, II VI y VII Brigadas mixtas se encargaron de pacificar el territorio anexionado.

Norte de Rutenia y este de Eslovaquia, 1939.

La región de Rutenia o Rutenia subcarpatiana, situada en el este de Checoslovaquia, estaba a finales de los años 30 mayoritariamente poblada por los rutenos o rusinos, una mezcla de rusinos, lemkos y ucranianos. El 30 de septiembre de 1938 se auto declaró región autónoma ucraniana; en octubre se creó la Guardia Carpatiana, una fuerza defensiva compuesta por 2000 miembros y el 1 de enero de 1939 se renombró como la Republica de Carpato-Ucrania, Enfurecidos por la pérdida del sur la región rutena por l Primer arbitraje de Viena el año anterior, tropas Sich o soldados irregulares  de la  recién creada Republica Carpato-Ucrania atacaron el 6 de enero, Munkacs (hoy en dia Mukacheve, Ucrania), defendida por tropas húngaras de la Rongyos Gárda.

Hitler exhortó  a Eslovaquia a declarar su independencia de Checoslovaquia el 14 de marzo. Hungría, por su parte, exigió al ejército checoslovaco la evacuación de la  región Carpato-Ucrania mientras las tropas checoslovacas que atacaron Munkacs fueron repelidas por los guardias húngaros de frontera. El Grupo Carpato del ejército húngaro compuesto por el VIII y el Cuerpo Móvil atacó a las fuerzas checoslovacas mas las tropas Sich en Carpato-Ucrania, alcanzando la frontera polaca el 18 de marzo de 1939. Esta invasión armada del territorio puso fin a la breve existencia del estado Carpato-Ucrania y otorgo a Hungría una posición defensiva al norte de los montes Cárpatos.

El 17 de marzo, Hungría pidió a Eslovaquia la cesión de una franja de 7 millas lindante con Rutenia. Bajo presión germana, el gobierno eslovaco accedió a tal reclamación y así, el 23 de marzo el Grupo Cárpato ocupó el área en tres horas. Un contraataque eslovaco fracasó, pero se siguieron produciendo combates aéreos entre húngaros y eslovacos hasta que los alemanes exigieron el alto el fuego el 25 de marzo. Hungría ganaba un poco más de 1.000 km2 y una población de 69.620 habitantes pero a diferencia del año anterior solo un 6 de esa población era de origen magiar.


Tropas húngaras entran en Rutenia

Parte norte de Transilvania, 1940.

El Tratado del Trianon otorgó Transilvania, una región de 54.000 km2 y una población en los años 30 de 5,5 millones de habitantes, de ellos un 58% rumanos, un 27% de húngaros y szekelys y un 10% de etnia germana, a Rumanía. Hungría y Rumanía consideraban cada una por un lado a Transilvania como el corazón histórico de su cultura. El 16 de agosto de 1940 Hungría comenzó las negociaciones sobre la revisión territorial de la región. Las conversaciones giraron hacia un punto muerto hasta que el 30 de agosto la diplomacia alemana e italiana al conjunto por medio del denominado Segundo Arbitraje de Viena garantizó la transferencia de una parte muy considerable del norte de Transilvania a Hungría. Concretamente un territorio de más de 43.000 km2 y una población de 2.485.700 habitantes, con una proporción similar entre rumanos y magiares. Hungría se aseguraba media Transilvania para ejercer como frontera defensiva al sureste de los Cárpatos contra un posible ataque la misma Rumanía.

Norte de Yugoeslavia, 1941.

Hungría tenía la esperanza a principio de la guerra de recuperar los territorios del norte de Yugoeslavia perdidos tras la Primera Guerra Mundial tras negociaciones pacíficas. Por este motivo, el primer ministro magiar, Conde Pal Teleki, firmo un "tratado de Eterna Amistad" con el gobierno de Belgrado. Sin embargo, el 27 de marzo de 1941, Horthy accedió a unirse al ejército alemán en su ataque contra Yugoeslavia. Sobrecogido por el sentimiento de culpa, el conde Teleki se suicidó el 3 de abril.

Las fuerzas del Eje atacaron Yugoeslavia el 6 de abril. El día 11, el 3º Ejercito húngaro ocupó las regiones de Bacska y Baranya, hoy en día Vojvodina, con los cuerpos de Ejército IV, V y Móvil, permaneciendo los Cuerpos I y VII en reserva. Siete brigadas, la 10ª, 11º, 12ª y 14ª de infantería, 1ª y 2ª motorizadas mas la 2ª Brigada de Caballería fueron involucradas; la 11ª Brigada de infantería atacó Baranya mientras las restantes ocuparon Bacska el 14 de abril. Dos días antes, el batallón paracaidista capturaba los puentes sobre el canal en Vrbas y Srbobran; al mismo tiempo Sombor fue ocupado a pesar de la férrea resistencia de la guerrilla yugoeslava chetnik y al igual que Subotica. El 13 de abril, la 1ª y 2ª ocuparon Novi Said desplazándose hacia Vinkovci y Vukovar, en Croacia en 18 y un día más tarde entrar en Valjevo, Serbia. Otras fuerzas húngaras ocuparon Prekmurje, Eslovenia y Medjimurje, Croacia.


Soldados magiares entrando en Yugoeslavia

Hungría obtuvo ganancias territoriales de casi 30.000 km2 con 1.025.508 habitantes de los cuales un 37% eran de origen húngaro. Del 4 al 24 de enero de 1942 en la denominada Masacre de Ujvidek, la 15ª División Ligera junto con la Gendarmería Real asesinaron a 3808 civiles, principalmente serbios y judíos durante una operación anti Chetnik. El teniente general Ferenc Feketehalmy-Czeydner del V Cuerpo, el coronel József Grassy de la 15ª División Ligera mas el coronel László Deák del 9º Regimiento fueron juzgados en Hungría pero escaparon el 15 de junio de 1944 hacia Alemania donde fueron "recompensados" con altos rangos en las Waffen-SS.


martes, 3 de junio de 2014

La conferencia de Evian

La conferencia de Evian


Hotel Royal, lugar de las sesiones de la Conferencia de Evian

Adolf Hitler tomó el poder en 1933. Desde un primer momento tuvo a los judíos en su punto de mira. Si bien la idea del exterminio globalizado que se puso en práctica años después no estaba en su orden del día, si que existía la intención de hacer la vida imposible a todos los judíos que vivían en Alemania. paulatinamente y en todos los sectores de la vida social de Alemania, las ahora plenipotenciarias autoridades nazis comenzaron a presionar a los judíos obligándoles a plantearse la salida de Alemania. El objetivo de Hitler era conseguir una patria libre de judíos.

Desde y en un primer lugar, las secciones de asalto de la SA comenzaron a coaccionar a los propietarios judíos de comercios por medio de pintadas, actos violentos e incluso ataques físicos, con el visto buenos de las fuerzas de seguridad que comenzaban a estar controladas por miembros del propio partido nazi. La sociedad alemana si bien al principio podía disgustarse con este tipo de actuaciones, poco a poco y con la maquinaria propagandística detrás fue aceptándolas como algo casi ineludible.

Al hacerse con el control legislativo y ejecutivo, Adolf Hitler y sus acólitos del partido nazi dieron un paso más adelante en la coacción y exclusión social de los judíos. en primer lugar con la Ley para la Restauración del Servicio Civil Profesional que prohibía a los judíos ocupar cargo alguno en la administración pública y posteriormente con la leyes de Nuremberg, ideadas y redactadas bajo la inteligente y capaz mente del principal jurista del gobierno nazi; Wilhem Frick. Fue en septiembre de 1935 cuando estas leyes consiguieron socavar la voluntad del pueblo judío que vivía en Alemania con la intención de forzar su salida. Dichas leyes eran una vuelta más de tuerca para las condiciones sociales y económicas de los judíos pues impedían los matrimonios entre judíos y alemanes no judíos, impedían el ejercicio de profesiones liberales a los judíos,  impedían a empresarios alemanes contratar en sus empresas a personal judío.

Todas estas presiones por parte del propio gobierno nazi obligo a miles de judíos a emigrar de Alemania, circunstancia buscada por Hitler desde un primer instante. Fueron los judíos de la clase alta los que en primer lugar partieron de su patria pero poco a poco y exponencialmente el numero de judíos iba aumentando, pasando de ser un fenómeno puntual a ser un fenómeno a tener en cuenta que obligó en cierta manera a crear algún tipo de reglamento que controlase dicho flujo de personas.


Mapa del flujo de exiliados judios de Alemania.

Por esta razón se produjo en la localidad francesa de Évian-les-Bains a petición del presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt, una cumbre entre dirigentes de casi todos los países influyentes de la época a nivel mundial, con la finalidad de discutir sobre los permisos, cuotas y regulación de la emigración de ciudadanos alemanes de origen judío y su acogida en las naciones  de destino. Dicha cumbre acabó denominándose como Conferencia de Evian.

A dicha conferencia acudieron delegados de 32 países así como representantes de organismos internacionales judíos como la Agencia Judía, el Congreso Judío Mundial y la Organización Sionista Revisionista. Dentro del conjunto de delegados oficiales existió una gran variedad  de  estereotipos; desde delegados latinoamericanos cortados por el patrón de políticos más dados a pasar unos días de vacaciones pagadas en un lujoso hotel hasta políticos más técnicos de los países del norte de Europa, si bien a lo mejor más preocupados por la cercanía del problema. Cabe destacar las delegaciones del Reino Unido, Francia y los EEUU como numerosas y formadas por personas de amplia valía.

De la misma manera que a lo mejor sucedía dentro de la mayoría de la población germana, el problema judío fue observado por casi todos los asistentes a la Conferencia de  Evian de forma similar. Casi todos los asistentes demostraban buena voluntad y comprensión frente a los exiliados judíos del Tercer Reich y poco más. Querían que la situación mejorase pero en cambio no ofrecieron ninguna solución al conflicto, no dieron muestra alguna de acoger a miles de personas que había que alimentar, dar trabajo dar alojamiento en definitiva darles vida.


Myron Taylor, delegado de EEUU pronunciando un discurso 

incluso el antisemitismo estaba presente en estos países, seguramente no de la misma forma que en Alemania pero sí que calaba hondo en algunas capas de la sociedad, a veces, capas poderosas. Fuese por la razón que fuese, la Conferencia de Evian finalizó con un fracaso rotundo. Nadie quiso acoger a los refugiados judíos de la Alemania de Hitler, fue directamente una decepción mas de la Sociedad  de Naciones o de lo que representaba este ineficaz organismo internacional, es decir, la conjunción de intereses comunes de países distintos para el beneficio común, sin embargo, si fue un éxito para Hitler, ya que de forma indirecta pudo decir al mundo que las democracias que se quejaban de la actuación del gobierno nazi frente a los judíos ni tan siquiera habían podido conseguir dar una solución a dicho problema.

La frase publicada en The Guardian por Jaim Weizmann resume claramente todo lo discutido en la Conferencia de Evian:

"El mundo parece estar dividido en dos partes: Una donde los judíos no pueden vivir y la otra donde no pueden entrar".

Seguramente, ninguno de los asistentes al lujoso hotel de la turística localidad gala podía pensar, ni siquiera imaginarse las consecuencias de su propias decisiones pero hoy en día nadie discute de la trascendencia para miles, incluso centenares de miles de judíos, de las nefastas deliberaciones que tuvieron lugar en Evian entre el 6 y el 14 de julio de 1938. Fue dar la espalda a las acciones genocidas que ya estaban produciendo en Alemania y que acabaron, tras la conferencia de Wansee de 1942 con la denominada Solución Final.


Fue tal vez el antisemitismo pasivo de las naciones que no vieron o no quisieron ver los sufrimientos de los judíos quien dio fuerzas a Hitler y sus seguidores a la hora de tomar decisiones de mayor magnitud y naturaleza mas inhumana para el destino de los judíos. Sea como fuese, está más que claro que el porvenir de millones de personas, por desgracia, comenzó a orillas del lago Leman, en el verano de 1938.