Sonderkommando
En Auschwitz, Birkenau, Treblinka, Belzec, Chelmno y a Sobibor, las autoridades nazis establecieron unidades especiales denominadas Sonderkommando, compuestas por grupos de presos judíos masculinos elegidos por su juventud y relativa buena salud y, cuyo trabajo principal era deshacerse de los cadáveres procedentes de las cámaras de gas o crematorios. Dentro del conflicto personal que suponía pertenecer a estas infames unidades, algunos integrantes realizaron el trabajo para retrasar sus propias muertes; algunos pensaban que podrían de esta manera proteger a amigos y familiares y algunos actuaron simplemente por mera codicia de obtener comida extra y dinero. Eso sí, estos hombres se vieron obligados a cumplir con esta función, ya que la única alternativa era la muerte en las cámaras de gas o ser tiroteado en el lugar por una guardia SS.
Sonderkommando en
Auschwitz-Birkenau, Agosto 1944
En Auschwitz, Birkenau, Treblinka, Belzec, Chelmno y a Sobibor, las autoridades nazis establecieron unidades especiales denominadas Sonderkommando, compuestas por grupos de presos judíos masculinos elegidos por su juventud y relativa buena salud y, cuyo trabajo principal era deshacerse de los cadáveres procedentes de las cámaras de gas o crematorios. Dentro del conflicto personal que suponía pertenecer a estas infames unidades, algunos integrantes realizaron el trabajo para retrasar sus propias muertes; algunos pensaban que podrían de esta manera proteger a amigos y familiares y algunos actuaron simplemente por mera codicia de obtener comida extra y dinero. Eso sí, estos hombres se vieron obligados a cumplir con esta función, ya que la única alternativa era la muerte en las cámaras de gas o ser tiroteado en el lugar por una guardia SS.
En Auschwitz, los sonderkommandos disfrutaban, si puede
denominarse de esta manera, de mejores condiciones de vida que el resto de los reclusos;
tenían comida decente, dormían en colchones de paja y llevaban ropa normal. Los
sonderkommandos fueron divididos en
varios grupos, cada uno con una función especializada. Algunos recibían a los
recién llegados, diciéndoles que iban a la ducha antes de ser enviados a
trabajar. Estaban obligados a mentir, diciendo a los prisioneros, que en breve serian
asesinados, que después del proceso de desparasitación, se les asignaría a
distintos equipos de mano de obra y se reunirían con sus familias. Estos eran
los únicos sonderkommandos que tenían
contacto con las víctimas, mientras aun estaban
vivos. Las SS llevaban a cabo el proceso de gasear a los presos, los sonderkommandos entrar posteriormente a
las cámaras, retiraban los cuerpos, clasificaban los cadáveres y los
transportaban al el crematorio. Otros equipos procesaban los cadáveres tras el
paso por las cámaras de gas, quitaban la ropa y los objetos de valor como los
dientes de oro antes de llevarlos a los crematorios para su destino final. El resto
de las pertenencias eran molidas y mezcladas con las cenizas. Cuando toda esta
mezcla llegaba a una magnitud considerable, los sonderkommandos, bajo la atenta mirada de los SS, la lanzaban en un
río cercano.
En Treblinka alrededor de 200
hombres fueron los encargados de retirar los cadáveres de las cámaras de gas. En
el Sonderkommando de Auschwitz
trabajaban en los crematorios inicialmente 400 hombres, pero esta cantidad
aumentó a unos 1.000 hombres durante el asesinato masivo de húngaros en 1944.
En Auschwitz y Birkenau, el Sonderkommando
eran responsables de clasificar las maletas, paquetes y otros objetos con los
que los presos llegaban de los trenes. Estos elementos eran transportados a un
área de almacenamiento del campo, eufemísticamente llamada "Canadá", donde el "comando de limpieza" los abría, catalogaba los objetos y los
preparaba para su envío a Alemania.
A pesar de las mejores
condiciones en las que los integrantes del Sonderkommando vivían en los
campamentos, la mayoría finalmente fueron gaseados conforme iban debilitándose
o enfermando debido a las condiciones del campo. Las autoridades nazis tampoco querían
que permaneciese cualquier evidencia de sus horribles actos y decidieron matar
a los presos que fueron testigos de sus acciones.
En el crematorio
En octubre de 1944, el equipo del
Sonderkommando de Birkenau supo que la intención de los alemanes era enviarlos
a la cámara de gas. En los campos, un movimiento clandestino había estado
planeando un levantamiento general, pero nunca sucedió. Los Sonderkommandos
restantes decidieron tomar su destino en sus propias manos y, el 7 de octubre,
el grupo encargado del tercer crematorio, el 3º Sonderkommando de Birkenau, se
rebeló. Atacaron a la SS con armas
improvisadas: piedras, hachas, martillos, herramientas de trabajo y granadas
caseras. Sorprendieron a los guardias de la SS, les sobrepasaron e hicieron
volar por los aires de un crematorio. En ese momento se les unió el 1º Kommando
de Birkenau, que también redujeron a sus guardias y destrozaron el recinto. La
revuelta terminó en fracaso. No se produjo ningún levantamiento masivo, y en
poco tiempo los alemanes pudieron capturar y matar a casi todos los presos
rebeldes.
Cerca de 100 de los 2.000
aproximadamente integrantes del Sonderkommando
de Auschwitz sobrevivieron. En 1980, un estudiante realizando trabajos de
excavación cerca del 3º crematorio en Birkenau descubrió un termo que contenía
diversas anotaciones realizadas por uno de los supervivientes. Marcel Nadjari fue deportado desde Tesalónica
a Auschwitz en 1944., Nadjari escribió estas notas secretamente a finales de
1944, las puso en un termo envuelto en una bolsa de cuero y que fue enterrado cerca
del 3º crematorio antes de que el campo fuese liberado a principios de 1945.
"Todos sufrimos cosas aquí que no se
puede imaginar la mente humana". "Debajo de un jardín, en el sótano
hay dos habitaciones sin fin: una es para desnudarse, la otra es una cámara de
muerte", Nadjari también escribió. "Gente entró desnuda y cuando se llenó con unas 3.000 personas, se
cerraron las puertas y fueron gaseados... después de media hora, abrimos las
puertas y comenzó nuestro trabajo", consistente en transportar los
cadáveres a los crematorios donde "un
ser humano termina siendo unos 640 gramos de cenizas".
Ha existido una tendencia a
considerar a los Sonderkommandos muy
negativamente por la mayoría de los supervivientes y hasta cierto punto por el
pueblo judío en general. En los campos de exterminio, los Sonderkommandos eran vistos como impuros, y así el escritor Primo
Levi, superviviente del Holocausto, los describió más o menos como "similares a los colaboradores".
Dijo que no se debían dar mucho crédito a sus testimonios, ya que tenían mucho
que expiar y naturalmente intentarían rehabilitarse a expensas de la verdad.
Sin embargo, aquellos que fueron miembros de las unidades Sonderkommando, realmente no tuvieron otra opción en su trabajo, y
fueron tanto víctimas de la opresión nazi como de los propios presos en los
campos de concentración.
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