Evacuación de niños en Gran
Bretaña.
Cartel propagandístico sobre la evacuación de niños en Gran Bretaña
Las alta tasa de bajas entre la población
civil durante el bombardeo japonés de Shanghai en 1932 y la destrucción de la
ciudad de Guernica en 1937 en la Guerra Civil fueron episodios ampliamente
conocidos por la población británica, por ello, el gobierno adoptó
disposiciones de contingencia en el caso de un posible y futuro conflicto. Una
de estas medidas fue la creación de planes de evacuación de todos aquellos
niños que habitaban en zonas potencialmente objetivo de bombardero hasta
territorios más seguros, principalmente rurales.
Gran Bretaña estaba geográficamente
dividida en distinta aéreas; "zonas
de evacuación" desde donde los niños debían ser evacuados, estas zonas
comprendían grandes e industriales ciudades como Londres, Portsmouth, Sheffield
y Glasgow y "zonas de recepción o
acogida" principalmente condados rurales como Devon, East Anglia, Kent
o Gales; también existían también "zonas
neutrales" donde no se aplicaron medidas concretas de evacuación. Bajo
el apropiado nombre en clave de "Pied
Piper" o "flautista de Hamelin", disposiciones
administrativas fueron planeadas para el desplazamiento de aproximadamente
3.500.000 niños y madres. Se tuvo en cuenta todos los detalles como la alimentación,
el transporte y la acomodación así como las visitas que los padres que quedando
en las ciudades realizarían a sus hijos. Los niños más mayores viajarían en
grupos escolares acompañados por profesores o voluntarios, a menudo integrantes
del WVS, Servicio Voluntario Femenino. Los niños más pequeños serian
acompañados por sus propias madres, así como las mujeres embarazadas que
también serian evacuadas. En las áreas rurales funcionarios al uso se
encargarían de alojar a los niños en los hogares adecuados. El propietario
recibiría 10 chelines y 6 peniques de la época por el primer niño alojado, si
se alojaban más de un niño en la casa se recibiría 8 chelines y 6 peniques por
cada niño. Si bien era el estado quien cubriría los gastos, aquellos padres de
niños evacuados que podían permitírselo deberían contribuir al dispendio total.
Grupos de niños en plena operación de evacuación
Durante 1938, el pacto de Múnich
trajo el miedo a la conciencia social y pequeños grupos de padres desplazaron
sus hijos fuera de las ciudades, no obstante la gran evacuación tuvo lugar en
septiembre de 1939. A las pocas semanas de la invasión de Polonia y la
declaración de guerra contra Alemania, 556.000 niños de corta edad, sus madres
y mujeres embarazadas ya habían sido evacuadas de la zonas potencialmente
inseguras, junto con 930.000 niños en edad escolar, estos últimos acompañados
por profesores y voluntarios, en una relación de más o menos un profesor o
voluntario por cada grupo de cinco niños.
La facilidad con que Hitler arrasó
Europa hizo que muchos familias creyesen
firmemente en la amenaza real de invasión de Gran Bretaña, por esta razón se
plantearon el traslado de sus hijos a territorios de ultramar. Niños y madres
fueron evacuados a los Estados Unidos, Canadá, Australia y Sudáfrica bajo la supervisión del Children's
Overseas Reception Board, la oficina gubernamental que como ejemplo aprobó
19365 evacuaciones en agosto de 1939, o bien por cauces privados. Estas medidas
extremas no estaban exentas de riesgos y así el 17 de septiembre de 1940, el
vapor de línea City of Benares que realizaba trayecto entre Liverpool y
Montreal dentro del convoy desprotegido OB213 fue torpedeado y hundido. Se
perdieron 258 vidas, entre ellas 77 niños que habían sido evacuados de Gran
Bretaña con destino América. Tras esta desgracia, los riesgos del trayecto por
mar fueron considerados demasiado elevados y se paralizó la evacuación oficial
de niños a ultramar. Barbra Hume, una niña de 10 años residente en Bristol
tenía reservado pasaje en el City of Benares pero un retraso en la obtención
del pasaporte impidió la partida en el fatal barco y su trágico destino. Esta
fue la segunda vez que sonrió la fortuna a Barbra ya que su familia se había
trasladado de Bristol a Liverpool días antes que su antigua casa recibiese un
impacto directo aniquilando a los nuevos propietarios.
A pesar del generalizado miedo a
los bombardeos, solo alrededor de 1.500.000 de familias participaron en la evacuación,
menos de la mitad de la estimación gubernamental. La "guerra falsa" de 1939-40 dio un momento de tranquilidad a
muchos padres que creyeron que la separación familiar sería peor que los
beneficios obtenidos por la seguridad de los condados rurales. Durante la Navidad
de 1939 muchos niños volvieron a sus hogares, algunos para quedarse y otros
para pasar los días festivos con sus familias. En la primavera siguiente el 75%
de los evacuados había regresado al hogar pero la caída de Francia en junio de
1940 supuso de nuevo un nuevo apogeo de evacuados, acentuado aun más porque la
zona del sureste de Inglaterra que un principio estaba considerada como zona de
recepción pasó a ser contemplada como zona de evacuación y 200.000 niños extra
fueron evacuados o reevacuados bajo la amenaza de la invasión. Ese mismo mes
vio la llegada a Inglaterra de 29.000 súbditos británicos procedentes de las
Islas del Canal, territorio abandonado a los alemanes, y en septiembre también
llegaron a Gran Bretaña 10.500 gibraltareños aumentando lógicamente el número
de niños a evacuar. Fue en esas fechas cuando comenzó a aumentar de forma
considerable los raids tanto en número como en magnitud y en pocos días de
nuevo comenzó una nueva oleada de personas evacuadas.
Cartel recomendando el no regreso de los niños evacuados.
Tras el "Blitz" muchos
niños fueron regresando a sus hogares paulatinamente
pero el comienzo de la campaña de bombardeo por medio de las denominadas
"armas de represalia" o Vergeltungswaffe, es decir, las bombas
volantes V1 y V2 a partir de junio de 1944 supuso de nueva volver a instaurar
procesos de evacuación desde Londres a zonas más seguras, sin embargo la cifra
fue mucho menos que en el periodo de principio de guerra, 170.000 personas
fueron evacuadas de las zonas objetivo de las V1.
Además de la evacuación de niños
y sus madres, se trasladaron alrededor de 25.000 funcionarios civiles y su
esencial trabajo administrativo desde zonas potencialmente peligrosas hacia
zonas seguras donde seguir realizando su trabajo. Se tuvo en cuenta por supuesto
el traslado de aquellas obras de arte y documentos de alto valor histórico
desde galerías y museos hasta almacenes seguros incluso llegaron a utilizarse
minas en desuso. En resumen, tanto la traslado de personas, niños sobre todo, como
de servicios esenciales fue una circunstancia que se vivió de forma natural en
la sociedad civil británica aun siendo un proceso en cierta manera traumática.
La balanza entre parte negativa y positiva primó a favor de la segunda. Otro
tema a estudiar es el tratamiento y repercusión que tuvo sobre los niños
evacuados la posible pérdida de sus padres en los bombardeos durante el "Blitz".
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