La huida de los judíos daneses y
el papel de G. F. Duckwitz.
George Ferdinand Duckwitz
George Ferdinand Duckwitz nació
el 29 de septiembre en Bremen, Alemania. Tras su paso por la Universidad
comenzó a trabajar en el comercio internacional de café siendo destinado a
Escandinavia durante los años 30. Ingresó en el partido nazi en 1932 y ocupó el
cargo de agregado naval durante la ocupación alemana de Dinamarca.
En 1940, cuando Alemania atacó
Dinamarca, el gobierno danés viendo que toda resistencia armada sería inútil,
se rindió al invasor sin apenas lucha En contrapartida, las autoridades nazis de
ocupación permitieron al gobierno permanecer en el poder y seguir gobernando a
cambio de enviar equipamiento industrial y sobre todo suministro de productos cárnicos
a Alemania. En un principio, la población judía de Dinamarca recibió amenazas moderadas
a cambio de seguir la política de colaboración. Sin embargo, con el tiempo y en
igual medida que el resto de la población la situación fue empeorando debido a
un aumento constante de la resistencia. En 1942, en respuesta a esta creciente agitación,
el administrador civil de Dinamarca fue reemplazado por Werner Best, conocido
por su brutalidad como hombre perteneciente a la Gestapo. Best continuó la política
de moderación durante unos pocos meses apoyándose en la figura de G. F.
Duckwitz con quien durante este periodo, comenzó a trabajar estrechamente y a confiar
sus proyectos.
A finales de 1943, los nazis
empezaron a planificar la deportación de los judíos. El plan preveía tomarlos
por sorpresa durante la celebración de la fiesta del Rosh Hashanah. De los 7.500
judíos de Dinamarca que se esperaba detener, 5.000 serian deportados a Alemania
por medio de dos barcos anclados en el puerto de Copenhague y los 2500
restantes por medios de transporte terrestres.
El 1 de octubre de 1943, Werner
Best le habló a G. F. Duckwitz de los planes de deportación. Duckwitz viajo
inmediatamente a Berlín para intentar detener el proceso mediante canales
oficiales. Cuando vio que fracasaba, viajó hasta Suecia para crear allí red de
acogida que sirviese como una especie de santuario para los judíos daneses. Duckwitz
volvió a Dinamarca y filtró de la noticia de la deportación a la comunidad
judía y al movimiento de Resistencia.
Judíos daneses embarcados hacia Suecia
Cuando los judíos de Copenhague celebraban la Rosh Hashanah fueron avisados
por el rabino de no regresar a sus casas ya que la redada estaba prevista para
esa noche. La noticia se extendió rápidamente entre la comunidad judía, al
mismo tiempo que la comunidad cristina preparaba apresuradamente refugios para
los judíos. Algunos funcionarios llegaron incluso a avisar del peligro a todos
los abonados del listín telefónico que tuviera apellidos judíos. Incluso llegaron
a esconderse centenares de judíos en los hospitales, concretamente en lugares
tan insospechados como en las morgues y en las salas psiquiátricas. Cuando los
alemanes fueron a realizar las detenciones, se encontraron con que la mayoría
de los judíos de Dinamarca había desaparecido.
Durante las siguientes semanas
los ciudadanos judíos llegaron a escondidas a la costa y de allí mediante
barcos pesqueros y otros tipos de pequeñas naves fueron transbordados a la
neutral Suecia, donde se hallarían protegidos. Al principio, algunos patrones
cobraron por el trayecto, sin embargo la propia Resistencia fue organizando la
"huida" y previendo cuando eventualidad del transporte como el pago
del viaje. Los alemanes al darse cuenta que los judíos estaban abandonando el país
y que las autoridades danesas hacían la vista gorda ante este proceso, comenzaron
a registrar los barcos mediante perros, en un intento de descubrir la
"carga oculta". Desde la Resistencia, se contrarrestó esta técnica de
búsqueda mediante una mezcla de sangre de conejo y cocaína que confundía las
capacidades olfativas de los sabuesos. Pañuelos impregnados con esta mezcla se distribuyeron
por todo el barco. La sangre de conejo atraía a los perros y la cocaína momentáneamente
anestesiaba el sentido del olfato impidiendo localizar a los judíos escondidos
en los barcos.
Huida nocturna en un pequeño bote
De los 7.500 judíos que vivían en
Dinamarca, menos de 500 fueron detenidos por los nazis. Estos últimos fueron enviados al campo de
concentración de Theresienstadt, pero no fueron abandonados por sus
compatriotas. El Gobierno danés se encargó de enviar comida, medicina, ropa y
otros suministros a sus ciudadanos internados en el campo de concentración. El
gobierno también presionó a las autoridades nazis para que pudieran permitir la
entrada de colaboradores de la Cruz Roja para inspeccionar regularmente las
condiciones de vida. Si bien, algunos de
los judíos daneses murieron por enfermedad, al final de la guerra más de 400
volverían a sus hogares en Dinamarca. Al
mismo tiempo, un contingente significativo de los judíos que habían escapado a
Suecia también regresaron. A diferencia
de los judíos en otros países que volvieron y encontraron sus hogares
saqueados, los judíos daneses volvieron a encontrar sus plantas regadas,
alimentadas sus mascotas y sus hogares atendidos por sus amigos y vecinos.
Tras la guerra G.F. Duckwitz fue
embajador de Alemania en la misma Dinamarca y tanto él mismo como el movimiento de Resistencia danesa recibieron
el tratamiento honorifico de Justo entre la Naciones concedido por el Yad
Vashem por su labor en la fuga de los judíos daneses.
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