Krystyna Skarbek.
Nacida dentro de una familia de
la aristocracia polaca, Krystyna Skarbek se convirtió en una de las agentes más
importantes y audaces del servicio secreto británico durante la Segunda Guerra
Mundial.
Krystyna Skarbek nació el 1 de
mayo de 1908 cerca de Varsovia. Sus padres eran el conde Jerzy Skarbek y Stefania
Goldfeder, hija de un banquero judío. Ya a temprana edad dio muestras de un carácter
carismático y talentoso con gran facilidad para los idiomas, dominando con
fluidez el polaco, inglés, francés y alemán, circunstancia posteriormente de
gran utilidad. Sin embargo, el decadente
estilo de vida de su padre arruinó financieramente a la familia y a su muerte
en 1930 casi dejó a la familia en la pobreza.
Después de un breve y fracasado
matrimonio, Krystyna trabajó como secretaria en un concesionario de Fiat pero
los gases de la combustión afectaron seriamente su salud causando una afección
pulmonar con lesiones permanentes. Dejó su trabajo y, por consejo médico, pasó
un tiempo en las montañas de Tatra en busca de terapéutico aire puro. Fue allí
donde Krystyna conoció a su segundo marido, el diplomático Jerzy Giżycki casándose
en noviembre de 1938 y trasladándose a Etiopía donde su marido fue destinado en
misión diplomática como cónsul general hasta el inicio de la guerra cuando el
matrimonio llegó a Kenia y después a Gran Bretaña.
En Londres Krystyna Skarbek estaba
decidida a presentarse como voluntaria y prestar sus servicios en la lucha
contra los nazis. A los pocos días de llegar, Krystyna se presentó en el MI6 (servicio
de espionaje británico) donde impresionó a sus oficiales. Pronto se convirtió
en parte del SOE, la organización creada para llevar a cabo a misiones de
reconocimiento, sabotaje y espionaje en la Europa ocupada.
En diciembre de 1939 lleva a cabo
su primera misión. Krystyna vuela a Budapest para establecerse como periodista.
Desde el país magiar emprende viaje a través de los Cárpatos hasta la Polonia ocupada por los nazis. Allí
ayudó a establecer un sistema de correos, suministro de fondos y propaganda a
la resistencia polaca así como facilitar el escape de los refugiados de alto
riesgo. También al llegar a Varsovia, Krystyna se reencontró con su madre, a quien
suplicó en vano que se abandonara Polonia. Fue la última vez que se vieron. Al
poco tiempo la condesa fue arrestada por la Gestapo, muriendo tiempo después en
la prisión Pawiak de Varsovia, que por paradoja del destino había sido diseñada
por un antepasado de Krystyna, Fryderyk Skarbek Florian, reformador de
prisiones y padrino de Frederick Chopin.
Krystyna realizó valiosos
informes de inteligencia sobre la situación en Polonia así como recopiló
información crucial sobre las conexiones logísticas entre Rumanía y Alemania.
En una ocasión salió esquiando de Polonia con vitales microfilmes que
detallaban los preparativos alemanes para la Operación Barbarossa, la invasión
propuesta de la Unión Soviética, escondidos en su ropa. De esta audaz operación
se comentó que dejó tan impresionado a Churchill que calificó a Krystyna
Skarbek como su espía favorita.
Krystyna Skarbek junto a Andrzej Kowerski
En ese periodo, Krystyna se
encontró con Andrzej Kowerski, ex-oficial del ejército polaco y amigo de la
infancia y que además, también era un agente británico y comenzaron a trabajar
juntos. En enero de 1941, junto a Kowerski, Krystyna fue capturada e
interrogada por la Gestapo. Decididos a escapar, Krystyna se mordió en su
lengua y fingió tener hemoptisis. Temiendo que tenía tuberculosis, el médico de
la prisión la envió para que se hiciese una radiografía tal y como ella sabía
que pasaría, y al ver las lesiones en sus pulmones y creyendo estar
peligrosamente enferma, el médico insistió que tanto ella como Kowerski fueran
liberados inmediatamente.
Después de un período en El Cairo
donde comenzó a utilizar el alias Christine Granville, regresó a Gran Bretaña y
en 1944 Krystyna se lanzó en paracaídas sobre Francia para unirse al equipo del
SOE, que se hallaba preparando a las fuerzas de liberación. No sólo estableció
el primer contacto entre la resistencia francesa y partisanos italianos sino
que fue en Francia donde logró su hazaña más notable.
En Digne, en agosto de 1944, al
saber que su comandante de SOE, Francis Cammearts, había sido capturado por los
nazis junto con dos otros agentes ya la espera de ejecución, Krystyna se
dirigió directamente a los captores de Cammearts, presentándose como agente
británica y como la sobrina del general Montgomery. Se las arregló para
convencerles de que los aliados se hallaban a pocas horas de distancia y amenazando
a los alemanes sobre las represalias que caerían sobre ellos consiguió que los
tres hombres fueran puestos en libertad.
Las impresionantes acciones de
guerra de Krystyna fueron reconocidas con la George Medal y el nombramiento como Oficial de la Orden del Imperio
Británico y, en reconocimiento a su contribución a la liberación de Francia,
recibió la Croix de Guerre del gobierno francés. Sin embargo y casi
vergonzosamente, una vez que la guerra terminó, y sólo unas semanas después del
armisticio, Krystyna fue despedida del SOE con una indemnización de un mes de
sueldo. Inicialmente fue rechazada su solicitud de ciudadanía británica, a
pesar de no poder volver a Polonia, ahora bajo control soviético. Finalmente,
las autoridades concedieron su ciudadanía británica, pero olvidada por todos,
la antigua espía fue incapaz de encontrar empleo y casi se encontró en la
miseria.
Krystyna Skarbek se vio obligada
trabajar como limpiadora en un crucero donde, tras entablar una relación y
romper con un mayordomo llamado Dennis Muldowney, éste se obsesionó con ella de
tal forma que en 1952 tras un regreso a
Londres por descanso de un crucero, la siguió hasta su apartamento donde la apuñaló
hasta la muerte en un crimen pasional, acabando así, de esta forma tan trágica
la vida de una de las más notables espías de la Segunda Guerra Mundial.
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